Anuncio

Una verdad incómoda para los republicanos: los estadounidenses desean una red de contención sanitaria

Share

El dramático colapso de la legislación del Senado para derogar la Ley de Cuidados de Salud Asequibles (ACA, por sus siglas en inglés) quizás no dé por terminado el sueño republicano de revertir la norma, aprobada en 2010. Pero es una realidad que impedirá cualquier esfuerzo del partido por sostener la campaña de revocación: los estadounidenses, aunque con opiniones ambivalentes acerca de Obamacare en general, no quieren renunciar a la emblemática ley de protección de su salud.

“Puede haber muchos que se quejan del gobierno, pero eso no significa que estén de acuerdo con eliminar las redes de contención”, afirmó el exsenador Dave Durenberger, un republicano de Minnesota y líder en políticas sanitarias en los años 1980 y 1990. “Lo vimos con la Seguridad Social y con Medicare en la época de Reagan. Ahora es un grupo mucho más grande de personas que confían en esas protecciones de salud”.

Y, tal como ilustró el debate del Senado la semana última, la red de contención que representa Obamacare -tanto como los seguros garantizados para los enfermos y la cobertura extendida de Medicaid para los pobres- también es demasiado valiosa para permitir su desgarro.

Anuncio

Ello significa que, aunque los ataques contra la norma probablemente continúen, es cada vez más improbable que el presidente Trump o los líderes del Congreso republicano puedan arrancar la ley “de raíz”, tal como prometió el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell (R-Ky.). El fracaso para desmantelar la amplia red de seguridad sanitaria también puede brindar una oportunidad para la cooperación de republicanos y demócratas en la creación de medidas que ayuden a los estadounidenses, quienes han sufrido en los años recientes el aumento de las primas -causado, en parte, por Obamacare-.

“Ahora, el verdadero trabajo está ante nosotros”, afirmó Stacey D. Stewart, presidenta de March of Dimes, después de la deserción de tres senadores republicanos, que votaron contra la iniciativa desesperada de su partido para comenzar a desentrañar la ley. “Nuestro sistema de salud y las normas que lo rigen están lejos de ser perfectas, y hay muchas oportunidades para encontrar terrenos comunes y mejorar”, expuso.

March of Dimes se cuenta entre decenas de organizaciones de defensa de pacientes, hospitales, agrupaciones médicas y demás, que lucharon duramente contra el pedido de revocación de Obamacare y advirtieron de las consecuencias desastrosas que ésta podía tener para millones de estadounidenses enfermos y vulnerables.

No era así como los republicanos habían esbozado la revocación. Durante años, los políticos de ese partido se habían promocionado como los ‘salvadores’, prometiendo librar a los estadounidenses de una ley que el excandidato presidencial Ben Carson, ahora secretario de Vivienda de Trump, calificó en su momento como “lo peor que le ha ocurrido a este país desde la esclavitud”.

Demonizar Obamacare -inicialmente una etiqueta del partido republicano para referirse burlonamente a ACA- dio resultado. Los republicanos acuñaron grandes victorias en las elecciones de 2010, 2014 y 2016 con sus promesas para derogarla.

Pero el exitoso mensaje político -que generó profundas divisiones partidistas- oscureció un apoyo mucho más amplio a los elementos centrales de la disposición. Por ejemplo, en una encuesta nacional efectuada el pasado otoño, el 80% de los estadounidenses se mostró favorable a permitir a los estados la ampliación de la cobertura de Medicaid para más adultos pobres, y a proporcionar ayuda a las personas de ingresos bajos a moderados para comprar seguros de salud, dos pilares fundamentales de la ley.

La misma proporción, según el sondeo, realizado por la agrupación sin fines de lucro Kaiser Family Foundation, gustaba de los mercados de seguros de la norma, que permiten a los consumidores comprar entre planes de salud que deben ofrecer un conjunto básico de beneficios.

Cerca del 70% respaldó la garantía de cobertura de la ley, que prohíbe a las aseguradoras rechazar a las personas debido a condiciones médicas preexistentes. “Como norma, Obamacare quedó atrapada en la política de la época. Se convirtió en un símbolo de la administración Obama”, señaló Mollyann Brodie, quien supervisa las encuestas de la entidad. “Pero las políticas en sí siempre han sido muy populares, incluso entre los republicanos”.

Los políticos del partido republicano no tuvieron que lidiar con esa contradicción mientras tomaron decenas de votos de revocación sin sentido, mientras Obama estaba aún en la Casa Blanca para vetar sus proyectos.

Eso cambió después de la elección de 2016; la derogación ya no era un eslogan político abstracto sino un conjunto concreto de planes que reducían los subsidios de seguros para millones de estadounidenses, recortaban cientos de miles de millones de dólares en ayuda federal a los estados para Medicaid, y debilitaban las garantías de cobertura al permitir que las aseguradoras cobraran nuevamente más a los enfermos por su atención.

Esto no es lo que el país quería, aseguró el Dr. Jack Ende, presidente del Colegio Estadounidense de Médicos. “Ninguna versión de la legislación planteada este año habría logrado las reformas que realmente necesitan los estadounidenses: menores primas y deducibles, con más acceso a la atención”, expuso Ende, médico de atención primaria de la Universidad de Pensilvania.

Análisis independientes de los proyectos de ley republicanos de derogación, realizados por la Oficina de Presupuesto del Congreso y otros, estimaron que estos dejarían a decenas de millones de personas sin cobertura médica y aumentarían los costos para muchos mayores y enfermos.

En el punto de mira no sólo había adultos desempleados, de quienes los críticos y conservadores se burlaron considerándolos como aprovechadores, sino también niños pobres, estadounidenses discapacitados y ancianos que habían trabajado toda su vida, pero dependían de Medicaid para su cuidado en hogares de la tercera edad.

En total, casi uno de cada cuatro estadounidenses depende de Medicaid y del Programa de Seguro de Salud Infantil.

Y mientras el debate acerca de la derogación se prolongaba en Washington y en distritos de todo el país, las historias de estos estadounidenses que confían en las protecciones sanitarias de Obamacare dieron vida a la red de contención.

En última instancia, las encuestas nacionales mostraron que menos de una de cada cinco personas sondeadas apoyaba la revocación impulsada por los republicanos. Por contraste, el 60% de los estadounidenses participantes en un reciente sondeo del Pew Research Center señalaron que es responsabilidad del gobierno federal asegurar que todos tengan cobertura de salud; el nivel más alto en casi una década.

Incluso muchos líderes republicanos -entre ellos los gobernadores de Ohio, Nevada y Arizona- rechazaron el apuro del Congreso por revertir la red de contención de Medicaid. En una carta bipartidista dirigida la semana pasada a los líderes del Senado, varios de estos gobernadores instaron a rechazar la iniciativa.

“Pedimos a los senadores que trabajen con los gobernadores en crear soluciones a los problemas en los que todos estemos de acuerdo: mejorar nuestros mercados de seguro inestables”, escribieron los gobernadores firmantes, cinco republicanos y cinco demócratas.

Algunos republicanos del Congreso parecían reacios a renunciar a la campaña de revocación. “Mientras respire, lucharé por los trabajadores y trabajadoras de este país que son perjudicados por Obamacare”, aseveró el senador Ted Cruz, de Texas, en la votación del viernes por la mañana.

Por su parte, los activistas conservadores siguen exigiendo acción. “En Washington no hay victorias ni derrotas permanentes”, expresó el presidente de Heritage Foundation, Edwin J. Feulner.

En tanto, el primer mandatario reiteró sus amenazas de “dejar que Obamacare colapse”, tal como manifestó en un tuit después de la votación del viernes. El gobierno podría potencialmente sabotear los mercados de seguros del país al negarse a hacer cumplir el requisito de comprar seguros o retener los pagos a las aseguradoras que subsidian los costos para los consumidores de muy bajos ingresos.

Pero en el Capitolio, demócratas y algunos republicanos parecen dispuestos a considerar una legislación para proteger dichos mercados y ayudar a millones de consumidores cuyas primas han aumentado considerablemente en los últimos años. “Permitir el colapso de Obamacare sólo causaría más dolor”, advirtió el republicano Kevin Brady (R-Texas), presidente del poderoso comité de Medios y Arbitrios de la Cámara.

Mejorar la red de contención representa un enfoque mucho más positivo que una nueva iniciativa para derribarla, afirmó también Durenberger, el exsenador republicano. “El bipartidismo es la única opción”, aseguró.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

Anuncio