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Sin estrategia que manipule, el objetivo de Bernie Sanders es mostrarse como es

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No hay asesores de imagen, ensayos ni expertos en lenguaje corporal.

La estrategia de Bernie Sanders para el primer debate de las primarias demócratas es sencillo: piensa mostrarse tal cual como es.

Haciendo eso, este senador a menudo desaliñado de 74 años se ha ganado a mucha gente.

Sanders llega al debate de hoy como el principal desafiante de la favorita Hillary Rodham Clinton, decidido a demostrar que alguien que se identifica como un demócrata socialista puede ser el candidato más fuerte a la presidencia.

Sin mucha preparación, Sanders piensa exponer sus ideas, incluidas propuestas de enseñanza universitaria gratuita, un sistema de salud universal y un salario mínimo de 15 dólares la hora ante la audiencia más grande que jamás haya tenido en sus 34 años en la política.

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Clinton, por su parte, llega al debate con una intensa preparación y ensayos en los que sus asesores hacían el papel de sus rivales. Su abogado Robert Barnett representa a Sanders y su asesor político Jake Sullivan a Martin O’Malley.

Colaboradores de Sanders dicen que no piensa trenzarse en discusiones con los otros candidatos a menos que se vea forzado a hacerlo por los moderadores.

Su gran reto es presentar toda la información detallada que acompaña sus propuestas y al mismo tiempo resultar lo suficientemente simpático como para conquistar a un público que quiere tener una idea de quién es como persona.

“Soy un candidato que no ataca a la gente personalmente”, declaró Sanders esta semana. Pero agregó que en una democracia hay que dejar claras las diferencias políticas.

También necesita darse a conocer ante el gran público, que desea saber más de él. En las últimas semanas ha hablado bastante sobre su vida, destacando su infancia en un barrio obrero de Brooklyn y su activismo político en la Universidad de Chicago.

Su equipo está preparando las respuestas ante las críticas que pueden recibir sus posturas en torno al control de armas y las relaciones raciales, dos de los principales temas de la agenda política estadounidense en estos momentos. Oriundo de un estado mayormente blanco como Vermont, Sanders no ha tenido mucho contacto con las tensiones raciales y ha votado en contra de algunas medidas que buscaban contener la proliferación de armas en el Congreso.

Los colaboradores de Sandres no saben cómo reaccionará si se producen situaciones que pueden mostrar el lado humano de un candidato, como cuando los moderadores les preguntaron a los candidatos republicanos en su debate qué nombre en clave usarían con el servicio secreto de llegar a la Casa Blanca. A Sanders no le gusta hablar de temas personales.

“Él es quien es”, expresó su director de comunicaciones de años Michael Briggs. “El reto que tenemos es presentarlo como es en este formato”.

Si bien Sanders nunca participó en un debate televisado a toda la nación, se ha enfrentado con candidatos de todas las ideologías y a casi todos los niveles del gobierno.

“No importa si tratas de arrinconarlo, siempre encuentra la forma de decir lo que quiere decir”, comentó Richard Tarrant, empresario republicano que fue derrotado por Sanders en la puja por una banca en el Senado en el 2006. “Nadie transmite un mensaje mejor que Bernie. Mi único problema es que no coincido con él”.

Sanders dice que no hará ataques personales y que no piensa hablar de los correos electrónicos que Clinton envió a través de su servidor personal cuando era secretaria de Estado.

Antiguos rivales de Sanders en debates dicen que se las ingenia muy bien para decir lo que quiere decir.

“Viene diciendo las mismas cosas desde que empezó en la política en los años 70”, comentó John MacGovern, republicano de Vermont que fue derrotado por Sanders en las elecciones del Senado del 2012. “Lo único negativo de eso es que puedes anticipar lo que va a decir, casi palabra por palabra, y te puedes preparar para refutarlo”.

Sanders planea llegar a Las Vegas en la noche del sábado y pasar dos días con sus colaboradores analizando las posibles preguntas. La semana pasada les pidió a sus asistentes información sobre varios temas domésticos y habló con expertos en política.

Clinton no ha hablado casi de Sanders hasta ahora. Sus asistentes dicen que su objetivo en el debate será frenar su repunte en las encuestas sin irritar a sus partidarios.

“Déjenme hablar de mí misma y dejemos que el senador Sanders hable de él”, dijo Clinton esta semana en New Hampshire. “En el debate contrastaremos nuestras posturas”.

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