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La historia detrás del crimen: Homofobia, drogas y disfunción mental llevaron a un padre a matar a su hijo

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La casa en North Hills se encuentra en una calle llena de rosas grandes y banquetas en mal estado; cada una de las casas en el vecindario es individual y tiene una barda protectora de metal. Al igual que sus vecinos, Shehada “Joe” Issa ha hecho lo mismo, pero también ha colocado un letrero que advierte peligro a las personas que tratan de entrar a su casa.

Pero en esta área donde el crimen prevalece, pocos hablan inglés y cuidan mucho lo poco que tienen, la violencia que destruyó a la familia Issa no llegó de la calle.

Nuevos detalles se revelaron el sábado acerca de los eventos trágicos que sucedieron la semana pasada que dejaron a Joe en la cárcel y a su esposa e hijo asesinados.

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Información de diferentes agencias del orden y de los vecinos indican que posiblemente las drogas, homofobia, problemas mentales y situaciones extremas de una familia disfuncional llevaron a la destrucción de la familia.

La fiscalía del Condado de Los Ángeles anunció la semana pasada que Joe, de 69 años, había sido acusado de asesinato en primer grado al dispararle a su hijo de 29, Amir Issa, quien había sido encontrado muerto el martes por la mañana en la parte frontal de la casa, en la calle Rayen. Adentro, la esposa de Joe y madre de Amir, Rabihah Issa, de 68 años, también yacía muerta, acuchillada, y según la policía, el cuerpo ya llevaba un tiempo sin vida cuando lo encontraron.

Joe no había sido acusado de la muerte de su esposa, pero sí de su hijo porque él mimos había admitido haberle disparado con un rifle –shootgun-. Amir, quien tenía disparos en la cara y el abdomen había perecido en el lugar del crimen.

La fiscalía dijo en una declaración que Joe había matado a su hijo por su “orientación sexual”, argumento que dio atención nacional a la tragedia durante la semana. Si se comprobara esto, el padre podría ser acusado con cargos más severos como por crimen de odio

Hay varios indicadores que sugieren que el asesinato de Amir no fue simplemente una historia de un padre que reacciona en forma incontrolada ante la orientación sexual de su hijo.

Los problemas y la confusión parecen haber reinado por un tiempo dentro de la casa de los Issa, particularmente desde que Amir regresó a vivir con sus padres hace unos dos años, según los vecinos. El sargento Greg Bruce dijo que ya habían recibido algunas llamadas de dicho hogar ya que los padres querían vender la casa, pero su hijo no quería y aparentemente Amir dañaba el inmueble para que no se vendieran.

La vocera de la fiscalía de Los Ángeles prefirió no hablar sobre el caso.

Joel Muñoz, de 38 años, ha vivido frente a la familia Issa por los últimos 15 años y hablando desde el otro lado de la barda de seguridad de su casa, el residente indicó que recientemente le había reparado su casa a Joe, quien se quejaba sobre los problemas mentales y el uso de drogas de su hijo.

“Él es un buen hombre. Su hijo no tanto”, dijo Muñoz. “Lo siento por el viejo”.

El vecino Alfredo Méndez, de 67 años, dijo que Joe atendía constantemente sus árboles –dos palmas y un mango-, y que los dos constantemente hablaban del cuidado de sus plantas, pero que no sabía nada sobre los problemas de la familia.

No obstante los problemas de la familia Issa eran evidentes en otras plataformas como en el Facebook de Amir, quien 10 días antes de su muerte, publicó que estaba preocupado sobre sus padres, hermano y su hermana: “me siento controlado hasta cuando duermo” y “ellos -su familia- le dicen a la gente que me violen y molesten sexualmente porque yo lo disfrutaba”.

Amir agregó en su plataforma digital que: “si hay un espíritu diabólico, verdaderamente creo que se ha manifestado en mi familia”.

Los padres de Francisco González viven a un lado de la familia de Issa y dijo que ha sabido de los problemas y estaba consciente de las diferencias entre el padre y el hijo. Además, indicó que sus padres escuchaban constantemente los gritos desde su casa, pero no sabía lo que decían porque no hablan inglés.

González subrayó que anteriormente había visto a Joe parado afuera de su casa, cerca de su barda, y le preguntó qué pasaba.

“Es mi hijo que está actuando como loco otra vez”, contestó Joe. “Son las drogas, pero ya le llame a la policía y solo los estoy esperando”.

El martes, González dijo que estaba cuidando a su sobrina en la casa de sus padres cuando escuchó disparos con los vecinos. Salió afuera y vio a Joe en el patio frontal de su casa hablando en su celular. González dijo que creía había escuchado la voz de una operadora de la línea de emergencia 911.

“¿Fueron balas?, González preguntó. “¿Estás bien Joe?”.

González dijo que saludo a Joe y él le aseguro que sí con su mano y luego contestó:

“Todo está bien ahora”.

Para leer el artículo en su versión original y en inglés haga clic aquí.

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