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Por qué las empresas y los medios actúan de inmediato ante las acusaciones sexuales

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Las sórdidas acusaciones de mala conducta y acoso sexual habían girado durante años en torno al exfundador y presidente ejecutivo de American Apparel, Dov Charney.

Ya en 2004, una reportera de la revista Jane escribió que Charney se había masturbado delante de ella (él aseguró que el acto fue consensual. En una historia de seguimiento, la periodista dijo que no era una víctima y que no había sido abusada). Un año después, exempleados de la firma presentaron demandas alegando que el ejecutivo se tocaba delante de ellos o aparecía en la oficina sólo con ropa interior.

No fue sino hasta el verano de 2014 que la junta de la compañía, con sede en Los Ángeles, suspendió a Charney como presidente y CEO, citando las acusaciones de comportamiento inapropiado y un mal uso de los fondos de la compañía. Hacia el final del año, Charney fue despedido oficialmente.

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Así era entonces. Pero en la era posterior a Harvey Weinstein, los empleadores tardan días, ya no meses, en lidiar con ese tipo de acusaciones.

Las respuestas aceleradas a los escándalos de acoso reflejan un cálculo por parte de las organizaciones de que cualquier demora podría traducirse como indiferencia o evasión, y podría también colocarlos en el lado erróneo de las redes sociales y las noticias que giran en torno a cada nuevo escándalo.

“Hay que informar las malas noticias”, aseguró Tracy Williams, directora ejecutiva y fundadora de Olmstead Williams Communications, una firma de gestión de crisis y reputación con sede en Los Ángeles. “Si es otro quien lo informa, parece que uno se ha estado escondiendo, y es lo peor que se puede hacer”.

El miércoles por la mañana, NBC informó sus malas noticias primero que nadie al anunciar abruptamente que el presentador de “Today”, Matt Lauer, había sido despedido después de que la cadena recibiera una queja detallada, el lunes, sobre “su comportamiento sexual inapropiado en el lugar de trabajo”. La publicación especializada de entretenimiento Variety reportó después que Lauer había sido acusado de acoso sexual por varias mujeres.

Ese mismo día, Garrison Keillor afirmó que fue despedido por Minnesota Public Radio después de que la organización noticiosa fuera notificada, el mes pasado, de acusaciones de conducta inapropiada cuando Keillor era responsable de la producción de “A Prairie Home Companion”.

Las recientes respuestas no sólo son rápidas sino que, en muchos casos, de gran amplitud.

Minnesota Public Radio anunció que dejará de retransmitir “The Best of A Prairie Home Companion”, presentado por Keillor, y dará por finalizada la distribución y transmisión de su programa “The Writer’s Almanac”.

Netflix detuvo la producción de su exitosa serie “House of Cards” en medio de las acusaciones de que su protagonista, Kevin Spacey, había hostigado y atacado en algunos casos a menores, y Sony Pictures retiró al actor de su papel principal como J. Paul Getty en la película de próximo estreno “All the Money in the World”. Las escenas de Spacey se volvieron a filmar con Christopher Plummer.

El periodista de política Mark Halperin no sólo perdió su trabajo en NBC después de las acusaciones de acoso sexual en su contra, sino que Penguin Press canceló su libro sobre las elecciones presidenciales de 2016.

“El proceso de analizar las acusaciones y tomar decisiones sobre la mala conducta no ha cambiado”, consideró Stephen Hirschfeld, socio fundador y socio codirector de la firma de abogados de empleo y educación superior Hirschfeld Kraemer. “Lo que sí se ha modificado es la presión que los empresarios sienten en este momento para avanzar más rápido, ser más decisivos y, en algunos casos, publicitar sus acciones”.

Las empresas tienen varias razones para actuar rápidamente. La mayor sensibilidad del público ante la mala conducta sexual después del escándalo de Weinstein significa que la reputación de las marcas y su valor de mercado podrían sufrir si los consumidores consideran que no toman en serio las acusaciones. “Realmente estamos en un período en el cual hay una mayor conciencia por parte del consumidor, en general, de las políticas sociales de las compañías y sus políticas ambientales”, expuso Rosemary Batt, profesora de la cátedra de mujeres y trabajo de Alice Cook en la Universidad de Cornell. “Las empresas orientadas al cliente, particularmente los medios y los servicios de información, dependen de la benevolencia de sus consumidores”.

Las leyes de discriminación y acoso dictan que las compañías deben tomar “medidas inmediatas y apropiadas” cuando se hacen las denuncias, aunque el aspecto “apropiado” depende del empleador, advirtió Hirschfeld por su parte.

La ley podría decir que una acusación menos grave y que una ofensa por primera vez, en la cual el empleado admite lo que hizo, podría usarse como una oportunidad para educar a la persona y, con suerte, lograr que cambie, dijo. Pero si un empleado tiene un historial de actividades negativas o ya ha sido advertido, los empleadores normalmente tienen que despedirlo, prosiguió Hirschfeld. Las acusaciones de agresión sexual, abuso sexual o contacto inapropiado deberían resultar en despido debido a posibles litigios y para proteger la salud y la seguridad de la víctima y del resto de la compañía, agregó.

Los especialistas en comunicaciones de crisis aconsejan a las empresas ser las primeras en revelar un problema, actuar rápidamente y ser honestas. Un caso que se cita a menudo es la fuerte actuación de Johnson & Johnson después de que siete personas murieron en el área de Chicago al tomar cápsulas de Tylenol con cianuro, en 1982. J&J instó rápidamente a los consumidores a no consumir las cápsulas; luego retiró Tylenol -un importante generador de ganancias- de las tiendas en Chicago y luego en todo el país. Después de envenenamientos adicionales varios años después, J&J tomó la costosa decisión de no vender ningún medicamento en forma de cápsula porque no podía garantizar su seguridad.

Dar a conocer las circunstancias en torno al despido de un empleado de alto perfil, como lo hicieron el programa “Today” con Lauer y CBS News con el periodista Charlie Rose, es “inusual”, consideró Hirschfeld.

En los “viejos tiempos” -que Hirschfeld definió como hace un año- alguien podía enterarse de las acusaciones y, de repente, un empleado ya no pertenecía a la compañía. Para casos de ejecutivos de alto nivel tal vez se emitía un comunicado de prensa, donde se informaba que “quería pasar más tiempo con su familia”.

Pero para las compañías ahora es necesario dar a los consumidores más información, para que tengan una idea de qué sucedió y cómo se manejó.

Los empleadores ahora deben realizar un “acto de equilibrio” entre la protección de la privacidad de las personas y asegurarse de que aquellos que presentan denuncias sientan que son tomados en serio, prosiguió Hirschfeld.

Como socia gerente de Levy Vinick Burrell Hyams, Sharon Vinick ha representado a víctimas de acoso sexual y mala conducta. La letrada recientemente defendió a una asistente del exdecano de la facultad de derecho de UC Berkeley, quien admitió haber abrazado, besado y tocado de manera inapropiada a la asistente y luego renunció a su puesto. Vinick aseveró que el procedimiento habitual para una gran empresa que enfrenta alegaciones de conducta sexual inapropiada es realizar una investigación interna o contratar a una firma externa para que hable con el acusador, los testigos y el acusado.

Hasta ahora, expresó, no ha visto ninguna variación en ese guión, pero reconoce que Weinstein “cambió por completo la conversación”. “Que alguien sea acusado el lunes y despedido el miércoles, eso es algo inaudito en un mundo anterior a Harvey Weinstein”, afirmó Vinick. “Nunca antes habíamos visto semejante velocidad de acción”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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