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¿Fue Trump demasiado blando con el tirador de Las Vegas al no llamarlo ‘terrorista’?

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El presidente Trump fue duramente criticado en internet y otros sitios por no designar la masacre en Las Vegas como un acto de terrorismo. Un típico comentario en Twitter fue: “Trump dijo que el tirador de Las Vegas fue un hombre enfermo y demente; por qué no llamarlo tal como es, un TERRORISTA, porque lo que hizo causó terror”.

Pero ésta no es la definición tradicional del terrorismo. Ese término suele usarse para referirse a la violencia de masas perpetrada para lograr un fin político o ideológico.

Eso está en línea con las definiciones legales acerca del terrorismo citadas por Vox. También es notable que el FBI, en su sitio web, tiene una página dedicada al terrorismo que se refiere a los combatientes de Estado Islámico y “extremistas violentos de origen local, que pueden aspirar a atacar a los EE.UU. desde adentro”. La implicación obvia es que el “terrorismo” requiere de un objetivo político.

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Hasta el momento no se ha identificado ningún motivo político o ideológico en Stephen Paddock, quien disparó el domingo por la noche en medio de un concierto de música country en Las Vegas y mató al menos a 59 personas, además de herir a otras 527.

Sospecho que la insistencia en llamar a este abominable acto ‘terrorismo’ puede explicarse en dos factores. Uno es simplemente un desliz lingüístico: para algunos ‘terrorismo’ es sinónimo de ‘asesinato en masa’. Ese parece ser el caso con el tuit citado antes. El tirador causó terror; por lo tanto es un terrorista.

Pero para otros, especialmente quienes denuncian a Trump por no usar esa palabra, esto parece ser la extensión de una afirmación anterior de que el mandatario en particular -y los conservadores en general- difunden el terrorismo islámico mientras ignoran o minimizan la violencia de los terroristas de derecha que son blancos (y no encajan con la definición tradicional de alguien que comete actos de violencia con fines políticos; Timothy McVeigh, quien bombardeó la ciudad de Oklahoma, ciertamente era un terrorista).

En un artículo de Bradley Burston en el periódico israelí Haaretz hubo un eco del argumento: “Este es el hombre que, cuando era candidato, exigió una y otra vez que Barack Obama y Hillary Clinton condenen el terrorismo de los musulmanes. ‘¿Cuándo lanzará el presidente Obama las palabras TERRORISMO ISLÁMICO RADICAL?’, tuiteó Trump después de los ataques de ISIS en París en 2015. ¡Él no puede decirlo y, si lo hace, el problema no se resolverá!’”.

“Ahora sabemos con certeza [sigue Burston]. Cuando se trata de terrorismo por parte de los propietarios de armas blancos y estadounidenses, Trump no puede decir nada y no lo hará. Tuvo la oportunidad de hacerlo en una conferencia de prensa, el lunes por la mañana. ‘Un tirador abrió fuego’, comenzó a decir el mandatario. Un tirador, no un terrorista. Fue un acto de pura maldad’. Mal, no terrorismo. Desde luego que no”.

Mi problema con este argumento es que es la gente a quien Trump llama terroristas islámicos radicales se movilizan por una ideología; no sabemos si eso es cierto acerca de Paddock.

Sin embargo, Burston tiene una respuesta para ello y señala que la ley estatal de Nevada define como ‘acto de terrorismo’ a “cualquier hecho que involucre el uso o intento de uso de sabotaje, coerción o violencia que tenga por objeto causar grandes daños corporales o la muerte a la población general” (Andrew McCarthy, columnista del National Review, sostiene lo mismo acerca del amplio estatuto de Nevada aquí).

Pero esa definición de terrorismo no es lo que la mayoría de la gente quiere decir con el término. Ciertamente, no se trata del mismo tipo de matanza con motivaciones políticas que la administración Obama describió como ‘extremismo violento’ (enfureciendo a los conservadores que se oponían a clasificar el ‘extremismo islámico’ de la misma manera que a los movimientos de milicia de derecha).

Si se descubre que Paddock estuvo, de hecho, motivado por una ideología de derecha, y si Trump se niega a designar el caos cometido por el atacante como ‘terrorismo’, el presidente merecerá la condena generalizada. Hasta entonces, las críticas suenan injustas.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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