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Investigación revela intrusiones en aeropuertos de EE.UU.

En esta imagen, tomada el 13 de mayo de 2016, un avión comercial aterriza en el aeropuerto de San Diego International, donde varias vallas coronada con alambre de espinas protegen los terrenos del aeródromo. Una investigación de The Associated Press documentó intrusiones en el perímetro de algunos de los aeropuertos más importantes de Estados Unidos. (Foto AP/Lenny Ignelzi)
(Lenny Ignelzi / AP)
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Presionadas para evitar que la gente se cuele en pistas y aviones en grandes aeropuertos de Estados Unidos, las autoridades responden a los intrusos con una ofensiva — no sobre quienes entran en los aeródromos de forma ilegal, sino con la publicación de la información sobre esos incidentes.

Un año después de que una investigación de The Associated Press revelase por primera vez problemas persistentes en las vallas que rodean las instalaciones de los aeropuertos, las incursiones siguen siendo igual de frecuentes — con una media de una cada casi 10 días — pese a algunas inversiones para reforzar su seguridad exterior. Mientras los estadounidenses centran su enfado en las esperas en filas cada vez más largas para pasar controles de seguridad dentro de las terminales, nuevos documentos muestran decenas de incidentes más de los revelados por las autoridades que suceden en el exterior.

Al mismo tiempo, responsables de algunos aeropuertos y de la Administración de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (TSA, por sus siglas en inglés) dicen que algunos de los 345 incidentes detectados por la AP no deberían contarse como brechas de seguridad, aunque los intrusos entraron en zonas protegidas.

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¿Debe considerarse intrusión en el perímetro de seguridad el caso de una mujer que en marzo de 2015 cruzó caminando una puerta de salida de vehículos en el aeropuerto internacional de San Francisco y entró a la pista, donde intentó parar un avión para viajar a su país natal, Guatemala? No según el aeropuerto y funcionarios de la TSA, que además intentaron suprimir información sobre el caso. Tampoco consideraron allanamiento el caso de un hombre que, siguiendo voces que solo él podía oír, condujo a través de una puerta se seguridad en San Francisco y preguntó a un operario que recargaba combustible en una aeronave cuando salía el próximo vuelo.

Aunque en un primer momento se informó de las intrusiones, funcionarios de varios aeropuertos y la TSA empezaron a retener detalles, alegando que su difusión podría exponer vulnerabilidades. Tras una batalla legal de dos años con la agencia, AP tiene ahora información recién publicada para crear un recuento más amplio de brechas de seguridad.

La cuenta muestra que, de media, un intruso se saltó las medidas de seguridad exterior en alguno de los 31 aeropuertos más importantes del país una vez cada 13 días desde principios de 2004 hasta mediados de febrero; desde 2012, la media ha sido de una vez cada 9,5 días. Muchos escalan vallas coronadas con alambres de espino o pasan caminando por controles para vehículos. Otros estrellan sus autos contra vallas de cadenas y barreras de concreto. El recuento de AP se centra en incursiones en aeródromos que gestionan tres cuartos de los pasajeros de vuelos en Estados Unidos. Y eso sería el mínimo, porque varios se negaron a ofrecer información completa.

Aunque varios de los intrusos tenían armas o cuchillos, la TSA y los aeropuertos se centran más en detectar las armas que puedan portar pasajeros o las que el personal gestiona las maletas pueda intentar introducir en los aviones.

“No me sorprende que la gente intente a veces saltar la vallas para ver hasta dónde pueden llegar”, explicó el jefe de la TSA, Peter Neffenger, en una breve entrevista. Es imposible para aeropuertos y agentes locales mantener a todo el mundo alejado, apuntó, por lo que “la pregunta es: ¿Cuál es nuestra capacidad para detectarlos y (...) qué se hará para mitigar que suceda en el futuro?”.

La AP comenzó su investigación en 2014 después de que un joven de 15 años escaló la valla del aeropuerto internacional Mineta San José y se subió al tren de aterrizaje de un avión, Nadie supo que estaba allí hasta que la aeronave aterrizó en Hawaii.

La primavera pasada, AP reportó que el aeropuerto de San José y los 30 aeródromos de pasajeros más concurridos del país registraron al menos 268 incursiones desde el inicio de 2004 hasta principios de 2015. Esta actualización identifica 77 incidentes más hasta mediados de febrero, incluyendo 41 que los aeropuertos reportaron a la TAS, pero no a AP.

Funcionarios aeroportuarios destacan que las millas de vallas, puertas y casetas que protegen sus propiedades son seguras y que muchos que los intrusos son atrapados rápido y apuntan que ninguno de los casos estuvo relacionado con terrorismo.

Estos perímetros no son “una enorme vulnerabilidad”, dijo Christopher Bidwell, vicepresidente de seguridad del grupo Airports Council International-North America, que apuntó que el problema no es tan malo como sugieren los registros de la TSA y los aeropuertos porque muchos de los intrusos son detectados de inmediato.

“Su capacidad para hacer algo realmente nefasto no es real”, dijo Bidwell. “Están siendo neutralizados porque están controlados de forma activa”.

Pero las videocámaras y los guardias no siempre los detectan.

Tras esquivar la seguridad y llegar a aviones aparcados en el aeropuerto internacional John F. Kennedy de la ciudad de Nueva York, un intruso dijo a un operario del centro el pasado diciembre que era “mejor que no diga” nada. Las autoridades nunca encontraron al hombre, aunque sí detuvieron a otros tres en momentos distintos de 2015, incluyendo uno que logró meter su vehículo en el convoy que entró en la pista durante una visita del papa Francisco. El máximo de intrusiones anuales en el JFK es de cuatro.

El asesor de seguridad aérea Jeff Price dijo que la TSA y los aeropuertos no han hecho suficiente para acabar con los fallos en su seguridad perimetral.

“¿La respuesta más honesta a por qué no se están tomando medidas contundentes para abordarlo? Porque no ha pasado nada, todavía”, dijo Price.

En total, en 2015 se produjeron al menos 39 intrusiones en todo el país, que también fue la media anual entre 2012 y 2015. El mínimo fueron 34 en 2013 y el máximo 42 un año antes, cuando subió el número de incidentes tras varios años rondado los 20.

Hasta mediados de febrero, los grandes aeropuertos con un mayor número de intrusiones fueron San Francisco (41), Las Vegas (30), Filadelfia (30) y Los Ángeles (26). El JFK de Nueva York fue décimo, con 12.

Reportes policiales sugieren que muchos de los que traspasan las vallas están desorientados, ebrios o drogados o sufren alucinaciones. Algunos lo hacen con patinetes o bicis, mientras que otros condijeron vehículos hasta la pista. Un hombre entró en la cabina de un helicóptero y se estaba preparando para despegar.

Algunos son atrapados de inmediato, pero la aventura de otros dura unas horas. Cinco de los intrusos portaban cuchillos y uno tenía un arma cargada.

En uno de los incidentes, reportado por funcionarios del aeropuerto de Filadelfia el año pasado, una mujer ebria esperó a que alguien saliese por una puerta para vehículos para entrar a pie en abril de 2012. Este año, los nuevos registros describieron una situación más peligrosa: La mujer había apuñalado al conductor de un tráiler que llevaba botellas de wiski Jack Daniels por importe de un millón de dólares para robarlo. Cuando un agente de policía del aeropuerto se enfrentó a ella, la mujer le cogió el arma y se apuntó en la cabeza antes de un forcejeo que terminó con su detención.

Un mes antes, también en Filadelfia, un hombre estampó su todoterreno contra una puerta y puso su auto a 160 kilómetros por hora (100 millas por hora) en una pista mientras un avión con 43 personas a bordo estaba a punto de aterrizar.

AP ganó una apelación para poder saber de las intrusiones en Filadelfia en la oficina de transparencia de Pennsylvania, pero la ciudad apeló la decisión ante una corte estatal antes de pactar para cerrar el caso y proveer detalles de los incidentes registrados entre 2004 y principios de 2015. Este año, el aeropuerto se negó en un primer momento a actualizar los datos, pero más tarde proporcionó solo el número de incidentes registrados en 2015 y principios de 2016, sin dar más detalles.

No todo el mundo retuvo información. Aeropuertos como los de Miami, Las Vegas, San José y Portland, en Oregon, han sido relativamente transparentes, ofreciendo detalles de las entradas y, en algunos casos, videos de vigilancia.

En lugar de priorizar la seguridad del perímetro, los aeropuertos se han centrado en otras vulnerabilidades, en parte debido al escrutinio del Congreso.

Trabajadores de la TSA están bajo presión para mejorar su labor tras no lograr detectar a investigadores del gobierno que colaron explosivos falsos y armas prohibidas a través de los escáneres. Otra de las preocupaciones es la “amenaza interna” tras las detenciones en varios aeropuertos de trabajadores que, según las autoridades, emplearon sus acreditaciones de seguridad para traficar con armas o drogas.

Responsables aeroportuarios no desvelan cuánto se invierte en seguridad exterior, pero algunos aeródromos que han mejorado en este aspecto en el último año tuvieron menos entradas no deseadas.

Cuando el aeropuerto de Las Vegas terminó la instalación de alambre de púas en lo alto de sus 15 millas de vallas, no muy lejos de la icónica Strip, a principios de 2015, el número de intrusos bajó de ocho en 2014 a una el año pasado y otra en lo que va de 2015. Responsables de Miami y Phoenix apuntaron que aumentaron las patrullas a lo largo de sus 13 millas de valla exterior. En Miami, los incidentes cayeron de cuatro a tres entre 2014 y 2015, pero en Phoenix pasaron de dos a tres.

Desde que AP publicó sus primeras averiguaciones, media docena de aeropuertos y la TSA comenzaron a retener imágenes de las cámaras de vigilancia y así como otros detalles que antes ofrecían — y negaron que algunos incidentes fueran catalogados como “brechas de seguridad”.

La TSA no respondió a preguntas concretas sobre el cambio en sus estándares. En un comunicado, el portavoz de la agencia, Richard Ades, escribió: “La naturaleza seria de la actual amenaza diaria sobre la aviación global, de parte un enemigo que está decidido a atacarnos, demanda que seamos juiciosos en la difusión de información”.

Los incidentes que el departamento federal no considera brechas de seguridad incluyen el caso de un hombre que saltó la valla del aeropuerto Ft. Lauderdale, en Florida, y subió a un avión y el de otro que fue atrapado cuando corría entre aviones tras pasar por una puerta de seguridad.

El año pasado, San Francisco registró el mayor número de violaciones de su perímetro de seguridad que no fueron calificadas de intrusiones por la TSA — incluyendo la mujer que llegó a la pista y el hombre que condujo a través de una puerta.

Funcionarios del aeródromo dicen que se sienten injustamente señalados como la infraestructura con más intrusos. Su portavoz, Doug Yakel, sospecha que otros no son tan abiertos, lo que hace que su situación parezca más grave de lo que debería.

En esta ocasión, San Francisco preguntó a la TSA si cinco incidentes de 2015 eran brechas de seguridad y la agencia los excluyó todos. La AP descubrió detalles de tres de ellos, todos considerados intrusiones según la metodología del estudio.

AP considera que un incidente es una intrusión en el perímetro de seguridad cuando un sujeto llega a una zona segura tras pasar por encima o debajo de una valla, colándose por una puerta, estrellando un auto contra una valla o puerta, cortando o pasando objetos a través de una valla, o empleando credenciales de seguridad falsas. En base a esto, tres docenas de incidentes descartados por los aeropuertos y la TSA, tampoco entraron en el recuento.

Desde la pasada primavera, el aeropuerto de San Francisco aumentó patrullas, instaló iluminación y cámaras de seguridad y reforzó dos puestos de control con puertas eléctricas que se abren y cierran, apuntó Yakel. Antes, las puertas tenían una barrera, que lo intrusos podían sortear sin dificultades.

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