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Columnista: ¿Cuánta gente morirá de aprobarse la revocación republicana de Obamacare? Decenas de miles al año

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¿Cuántas personas perderían sus vidas si la iniciativa republicana para derogar la Ley de Cuidados de Salud Asequibles (ACA, por sus siglas en inglés) triunfa? Las estimaciones de esta estadística inherentemente turbia varían, pero el rango oscila entre los 28,000 y 100,000 al año.

Se trata de un precio impactante para una maniobra que está esencialmente orientada a regalarle a los estadounidenses más ricos cientos de miles de millones de dólares en recortes impositivos al reducir la asistencia sanitaria. Por lo tanto, nadie debería sorprenderse de que sus partidarios republicanos y conservadores de la Cámara y del Senado hayan pasado mucho tiempo alegando que nada de ello va a suceder. El esfuerzo se puso en marcha este fin de semana, después de la presentación, el jueves último, de la versión del Senado republicano de la revocación de la ley ACA.

“Nadie pierde la cobertura”, afirmó el senador Pat Toomey (R-Penn) el domingo en “Face the Nation”. “No queremos que las personas pierdan la cobertura que tienen para ellas y sus familias”, aseguró Tom Price, secretario de Salud y Servicios Humanos, en “State of the Union”, de CNN.

El argumento de que la cobertura médica no mejora la salud, es simplemente inconsistente con las evidencias.

— New England Journal of Medicine

Algunos expertos conservadores fueron más allá y consideraron el argumento de que los recortes costarían vidas como una especie de calumnia de la izquierda. Otros emplearon el viejo truco de debatir para intentar desactivar los argumentos de un oponente al considerarlos pasados de moda, o inservibles.

Un buen ejemplo de ello fue la defensa vía Twitter del comentarista conservador Avik Roy acerca del proyecto de revocación de la ley: “Estoy muy abierto a las críticas razonables de la izquierda acerca del proyecto del Senado, pero ‘MILLONES DE PERSONAS MORIRÁN’ no es una de ellas”. El politólogo de derecha Charles Murray también tomó una postura similar en la red social, donde escribió: “Muéstrenme los datos de las vidas salvadas por Obamacare, por favor”.

Estas defensas parecen un poco desesperadas porque la evidencia de que el seguro de salud salva vidas es poderosa. Para decirlo de otra manera, es muy probable que quitarle a la gente su seguro médico cueste vidas. Roy fue ingenioso para enmarcar el argumento contra el plan del Senado como ‘las muertes de millones’ de personas, porque esa cifra sería una exageración. Pero los indicadores muestran que sí podrían ser decenas de miles de estadounidenses los que perderían sus vidas si la revocación del Senado se transforma en ley (hemos examinado esta monstruosidad moral aquí y aquí).

Lo mismo ocurre con el proyecto de ley de revocación de la Cámara republicana, aprobado en mayo. La Oficina del Presupuesto del Congreso (CBO) estimó que el proyecto de ley de la Cámara costaría que 23 millones de estadounidenses pierdan su cobertura para 2026. El daño que el Senado causaría a la cobertura médica en el país es uno de los temas examinados por la CBO en un análisis que se dará a conocer a comienzos de esta semana.

Pero las estimaciones de cuántos estadounidenses podrían morir si el proyecto se convierte en ley son abundantes.

Veamos.

La información más reciente y completa de los datos sobre los efectos en la salud de la cobertura médica fue publicada en el New England Journal of Medicine la semana pasada, por Benjamin Sommers, Atul Gawande y Katherine Baicker, de la Escuela de Salud Pública de Harvard.

"Argumentar que la cobertura de seguro médico no mejora la salud es simplemente contradictorio con la evidencia", escribieron.

Los autores llegaron a su conclusión al examinar estudios de tasas de mortalidad después de la ampliación de la cobertura, generalmente de Medicaid, en varios estados. De esos estudios, la cifra más conservadora provino de uno liderado por Sommers acerca de la reforma instaurada en 2006 en Massachusetts y conocida como “Romneycare”, una precursora de la ley ACA. El estudio halló que, por cada 830 adultos que ganaban acceso a una cobertura, se evitaba una muerte al año.

Ello implica que la pérdida del seguro conduciría a unas 27,700 muertes en 2026, el año en que la CBO estima que el número de estadounidenses expulsados de la reserva de seguros llegaría a los 23 millones, en el marco del proyecto de ley de la Cámara.

El Center for American Progress compiló los estimados de la CBO sobre las pérdidas anuales en la cobertura, aplicó la tasa de Sommers y demostró que en la próxima década la derogación daría lugar a cerca de 217,000 muertes más de las que ocurrirían con la ley actual -la ley ACA, que no elimina por completo la falta de seguro médico sino que la reduce sustancialmente. Matt Breunig describe este daño en un cuadro práctico -una versión del cual se reproduce a continuación- y agrega una línea que designa un plan de pagador único, que al llevar cobertura a todos los estadounidenses reduciría el número de muertes por falta de seguro a cero.

Sommers retomó el tema este año en un artículo para el American Journal of Health Economics, centrado en las ampliaciones de Medicaid en Nueva York, Arizona y Maine, que datan de 2001. En él estima que se salva una vida por cada 239-316 adultos que obtienen cobertura, una tasa que implica que la pérdida del seguro por parte de 23 millones costaría cerca de 96,200 vidas al año para 2026.

Impacto acumulado de la falta de seguro por 10 años, si se ahorra una muerte al año por cada 830 adultos con cobertura. El AHCA (en azul) de la Cámara de Representantes republicana dejaría a 23 millones de personas más sin cobertura que la ley ACA (naranja). El pagador único (amarillo) cubriría a todos. (Based on Breunig; data from CBO and HHS)

Estos estimados parecerían puramente especulativos si no estuvieran respaldados por abundantes datos y hallazgos que apuntan a por qué la cobertura médica conduce a una mejor salud y reduce la mortalidad.

Los datos muestran que el seguro ayuda a la gente de muchas maneras. Mejora la seguridad financiera, observa el sondeo de NEJM. Mejora el acceso a la atención -especialmente la primaria-, a las medicinas recetadas, la atención preventiva y la supervisión médica de las enfermedades de largo plazo. Garantiza que los tratamientos no se interrumpan por motivos financieros o de otro tipo, lo cual es clave para los pacientes con cáncer, por ejemplo, la mayoría de los cuales requieren de “un período de atención continua”, señalan los autores. Alrededor de ocho millones de estadounidenses menores de 70 años “viven actualmente con cáncer”, estimaron.

Estos hallazgos a menudo son cuestionados por los críticos de los programas de salud pública. Roy, por ejemplo, ha librado una larga cruzada contra Medicaid, al cual considera inútil. En un editorial publicado la semana pasada en el Washington Post, donde elogió el proyecto de derogación del Senado, descartó la ley ACA por “haber atrapado a más de 12 millones de personas en un programa que, según demostraron los investigadores, no tiene mejores resultados para los asegurados que para aquellos sin cobertura”.

Bueno, eso no es cierto. El estudio de Oregon que Roy cita no muestra nada por el estilo. Ya que él se refiere a dicho estudio en repetidas veces, es apropiado examinar qué cuestiones sí demostró esa investigación. El análisis halló que contar con Medicaid redujo la presión financiera en los afiliados y mejoró sus evaluaciones de su propia salud, lo cual se considera un importante indicador. También encontró una reducción mensurable en la depresión, y que el acceso a los médicos había mejorado, lo cual desacredita la persistente afirmación de que los miembros de Medicaid no logran obtener atención médica porque los reembolsos son demasiado bajos.

Las tasas de mortalidad cayeron apreciablemente en los estados donde se amplió Medicaid en el marco de la ley ACA, en comparación con aquellos que rechazaron la extensión. (Sommers, et al, NEJM)

Roy y otros críticos de Medicaid publicitaron fuertemente el hallazgo del estudio de Oregon de que no hubo ningún efecto medible sobre la presión arterial alta, el colesterol o el azúcar en la sangre, todos marcadores de riesgo coronario y diabetes. Esta parece ser la fuente de su afirmación de que tener Medicaid no es mejor que no contar con ningún seguro. Pero ello no es en absoluto lo que concluyeron los investigadores.

Los expertos notaron, por empezar, que su estudio podía no ser lo suficientemente amplio para determinar esos cambios, en parte debido “al número relativamente pequeño de pacientes con esas condiciones” que participaron de éste.

Sin embargo, los resultados que hallaron en las lecturas del azúcar en sangre, si bien fueron demasiado pequeñas para ser consideradas estadísticamente significativas, fueron coherentes con la mejora en la medicación contra la diabetes.

En conjunto, “descubrimos que los seguros condujeron a un mayor acceso y utilización de la atención sanitaria, a mejoras sustanciales en la salud mental y a reducciones en la tensión financiera”, escribieron los autores. ¿Suena eso a que Medicaid es “una trampa… no mejor que estar sin seguro alguno”? Los autores del estudio que cita Roy ciertamente no lo creen así.

La investigación mencionada por Sommers, Gawande y Baicker ni siquiera aborda el efecto de las primas más altas y los crecientes deducibles que generarían las leyes de abrogación de la Cámara y el Senado. Pero estos son significativos; los proyectos de revocación recortan los subsidios para las primas y deducibles para la mayoría de la gente en el mercado de seguros individuales, especialmente para los inscritos de mayor antigüedad.

Para obtener una clara imagen acerca de cómo el proyecto de ley del Senado afectaría las primas y subsidios para personas de diferentes edades, ingresos y ubicaciones geográficas, vea el mapa interactivo a continuación, proporcionado por la Kaiser Family Foundation. Tal como observa Larry Levitt, de la organización, las personas con ingresos de hasta el 150% del nivel de pobreza (cerca de $18,100 para un individuo y $36,900 para un grupo familiar de cuatro) pagarían un deducible promedio de $255 al mes. En el marco del proyecto del Senado, sería de más de $6,000.

Inevitablemente, los aumentos de costos como éstos expulsarán a millones de estadounidenses del mercado de salud. Les resultará muy difícil pagar por atención médica y se enfrentarán a la bancarrota en caso de una crisis de salud importante, o una enfermedad crónica. También escatimarán en medidas preventivas, que podrían evitar enfermedades más graves en el futuro. Eso aumentará el costo de la atención médica en todo el país, posiblemente durante generaciones.

Y sí, la gente morirá. Los esfuerzos de los republicanos por negar esto no deben ser escuchados, porque la historia y los números gritan lo contrario.

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Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.



UPDATES:

1:36 p.m.: This post has been updated with the CBO analysis of the Senate GOP repeal bill.

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