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Candidata indígena en Idaho dice que “no hay raza o género en el liderazgo”

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EFE

De una tierra mayoritariamente rural, liderada por hombres blancos y en su mayoría republicanos, la demócrata Jordan se enorgullece de ser la primera mujer en postularse a la Gobernación de Idaho y la primera indígena que podría convertirse en gobernadora en la historia del país.

En entrevista a Efe, Jordan dice rotunda que ella representa la “voz del cambio” y va a demostrar que “no hay raza ni género en el verdadero liderazgo”.

“El hecho de que nunca hayamos tenido un gobernador nativoamericano en los EE.UU. o una gobernadora en Idaho demuestra que no contamos con el sistema adecuado para representar verdaderamente al pueblo”, asegura.

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Jordan dice pertenecer a un linaje de grandes líderes que han supuesto una fuente importante de orientación y sabiduría en su vida y su carrera, y afirma que “durante demasiado tiempo los hombres blancos en el poder no han entendido las fortalezas de su gente y sus luchas”.

Como miembro de la tribu Coeur d’Alene, dice que adoptó valores arraigados en su cultura como la fuerte conexión con la tierra y que dieron forma a su visión del mundo y dictaron un camino claro hacia el liderazgo.

“No pretendo ser una gobernante, pretendo ser la voz de la gente de Idaho, y le devolveré el poder a la gente”, afirma.

Jordan apuesta por proteger las tierras públicas y el medioambiente de las grandes corporaciones que, considera, “están dispuestas a dañarlos para su propio beneficio”, algo que, en su opinión, su tribu ha sufrido de primera mano.

“Sabemos que se necesitan siglos para corregir ese comportamiento imprudente y egoísta. Nuestras tierras pertenecen a nuestras generaciones futuras”, comenta con determinación.

Con vistas a liderar un estado cuyas escuelas primarias figuran entre las peores del país, Jordan ve muy necesario reformar el sistema educativo, la asistencia médica asequible y el apoyo a la pequeña empresa.

Y considera la diversidad como una de las características más hermosas y opina que se debería abrazar en Idaho, donde, según datos del censo, los blancos representan el 82 % de la población, seguidos de los hispanos (12,5 %) y los nativos (1,7), entre otras razas y etnias.

“Los líderes debemos dar ejemplo para que las personas puedan ver más allá de nuestro género y nuestro origen”, apunta Jordan sobre los valores de su gente, como el respeto a los mayores y la necesidad de escucharlos.

Su bisabuelo fue el jefe Moses de Columbia y el jefe Kamiakin de Palus. “Su liderazgo indomable me ha enseñado fortaleza en la negociación y la diplomacia en asuntos que afectan tanto a los negocios como al gobierno, fuerza que viene de cómo tratamos a los demás”, dice.

De sus abuelas aprendió la fuerza en las mujeres para ser líderes y grandes protectoras.

Jordan es testigo de un número histórico de mujeres en las boletas electorales de las elecciones del próximo 6 de noviembre, con 234 mujeres que se han presentado a la Cámara de Representantes federal y 22 más al Senado, con importante presencia de latinas e indígenas.

“El 2018 es el año de las mujeres y podemos sentir una hermandad a nivel nacional que nos está haciendo aún más fuertes”, dice Jordan sobre el papel que pueden jugar para aportar al sistema, dominado hasta ahora por la “corrupción y la discriminación”, nuevas ideas al “experimentar la vida de una manera diferente”.

Jordan ve que la mujer tiene una oportunidad. “Las personas pueden subestimarnos, pero lo que no saben es que nuestra herencia nos fortalece y que nuestras comunidades son los pilares que nos hacen sobresalir”, considera.

“Estamos haciendo historia y mejorando nuestro futuro a la vez, y no importa lo difícil que sea, siempre avanzaremos”, dice con firmeza.

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