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Maestro y alumnos latinos ganan premio y dan una solución al problema de la sequía

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Un maestro hispano de San José, California, ha llevado a su equipo de estudiantes de bajos ingresos a diseñar un sistema para el tratamiento de las “aguas grises” que reduce el 37 % del consumo de agua en el hogar.

El proyecto “No desperdicies ni una gota” fue escogido, entre más de tres mil trabajos, como uno de los cinco ganadores nacionales de la competencia “Solución para el Mañana” de Samsung.

“Recibí un correo electrónico donde nos invitan a participar en una competencia nacional”, contó Luis Ruelas, quien es ingeniero de la Universidad San José y profesor de ingeniería en la secundaria Downtown College Prep Alum Rock High.

“La invitación era muy abierta: detectar un problema de la comunidad y ver como se podía resolverlo con la ayuda de STEM (Ciencia, Tecnología Ingeniería y Matemáticas)”, explicó el educador, miembro de “Teach for America”, organización que prepara profesionales para la enseñanza.

Al hablar con su grupo de estudiantes, encontraron que uno de los problemas más graves que tenía la comunidad era la escasez de agua, pues se había ordenado una reducción importante en su consumo en las viviendas, debido a la sequía.

“Se estaba hablando de multas que la gente iba a recibir y tarifas más altas si no reducían el consumo de agua y así vimos, que era una buena forma de ayudar a la comunidad”, explicó Ruelas.

Para llevar a cabo la labor, los alumnos interesados se organizaron en un club STEM para poder trabajar en el proyecto una vez terminado el horario escolar.

“Cuando empezó este concurso lo veía como que era algo ‘para hacerle caso al maestro’ pero ahora me doy cuenta que puede ser algo mucho más serio al poder ayudar a nuestra comunidad”, comentó Virginia Parra, una de las estudiantes de décimo grado que participó en el trabajo.

“El agua es un problema muy serio y vi que le puedo ayudar a mi familia y mis amigos y a mejorar el ambiente en mi comunidad”, agregó la estudiante de 15 años, hija de padres mexicanos.

Para Esmeralda Yépez, otra joven hispana que participó en el proyecto, la experiencia le ha servido para definir su vocación hacia el estudio de la ingeniería.

“Entré al proyecto por curiosidad y no sabía qué carrera quería pero ahora estoy pensando en estudiar Ingeniería de Construcción cuando termine la preparatoria”, comentó la joven, también de origen mexicano.

“No desperdicies ni una gota” fue trabajado por los estudiantes Maya Díaz, Michelle Duong, Vicky Parra, Esmeralda Yépez, Sebastián Aguilar, Jaime Sánchez, Paul Rocha, Nikola Sokol y Pedro Castillo.

El proyecto ganó para su escuela el equivalente a 120 mil dólares en equipo de tecnología de Samsung y además fue distinguido con el Premio a la Innovación en la Sostenibilidad Ambiental de la Fundación de Educación Ambiental Nacional, que incluye 25 mil dólares adicionales.

El maestro Ruelas explicó que el proyecto se basa en un concepto muy simple de purificación y reutilización de las “aguas grises” y por lo tanto es de bajo costo y fácil aplicación en la comunidad.

Básicamente, consiste en recoger el agua de -por ejemplo- la ducha, el lavamanos y la secadora, pasarla por una serie de filtros para eliminar bacterias y sustancias químicas y almacenarla en un depósito.

De esa forma, el agua purificada se puede conectar al sanitario o al sistema de riego de la casa para ser reutilizada.

“El depósito tiene una motobomba con un sensor que detecta cuando cambia la presión en las tuberías a dónde se ha conectado”, explicó Ruelas.

El educador, hijo de campesinos de México y el primero de su familia en ir a la universidad, espera que el proyecto, debido a su bajo costo y a su facilidad de instalación, pueda ser aprovechado por la comunidad hispana de San José, “que es una de las más marginadas” del condado de Santa Clara.

En el verano, el grupo piensa instalar un proyecto piloto en una casa para evaluarlo en su aplicación real, obtener documentación, hacer un folleto de instrucciones y además ponerlo en internet para que la comunidad lo conozca.

“Muchos miembros de nuestra comunidad tienen la habilidad para poder construirlo”, concluyó Ruelas, quien destacó que su costo de construcción e instalación no sobrepasa los 600 dólares.

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