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Regentes de UC condenaron el antisemitismo, pero se negaron a apoyar una declaración contra el antisionismo

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Los rectores de la Universidad de California afirmaron que el antisemitismo no “tiene lugar” en los campus escolares, pero se negaron a apoyar una declaración generalizada que condenaba el antisionismo como una forma de discriminación.

En su lugar los regentes aprobaron unánimemente un reporte que condena los ‘modos antisemitas’ de la ideología política, que desafía el derecho de Israel a vivir en tierras reclamadas por los palestinos.

El movimiento refleja los problemas de los regentes para lograr un equilibrio entre los temas de prejuicios e intolerancia, y la protección de la libertad de expresión.

Los grupos defensores de Israel habían presionado para censurar el antisionismo, algo que, según ellos, era necesario para proteger a los estudiantes judíos de ataques hostiles.

Pero quienes defienden la libertad de expresión señalaron que esto hubiera restringido ilegalmente el derecho a criticar al estado judío. Si los regentes lo hubieran aprobado, habrían llegado a ser la primera junta de gobierno de cualquier gran sistema universitario de EE.UU. en condenar el rechazo del sionismo.

En una muy concurrida reunión de la junta, el regente Norman Pattiz propuso modificar la declaración, luego de recibir opiniones del Consejo Académico de UC y otros.

El consejo, que representa al cuerpo docente, había señalado en una carta a los regentes que una declaración sin enmiendas dañaría la libertad académica y causaría “un litigio costoso e innecesario, embarazoso para la universidad, destinado a comprender la diferencia entre la intolerancia y la protección del debate y el estudio del sionismo y sus alternativas”.

En la reunión, los oradores hablaron apasionadamente a favor y en contra de la propuesta, citando como antecedentes a familiares sobrevivientes del Holocausto y a los palestinos que viven bajo la ocupación israelí.

Omar Zahzah, un estudiante graduado de UCLA en literatura, contó a los regentes que sus familiares se vieron obligados a abandonar sus hogares con la creación de Israel, en 1948, afirmó que el documento era un intento de silenciar las voces de los defensores de los derechos palestinos. “¿No hay lugar para nosotros?”, preguntó a los regentes. “¿Nuestras historias y nuestras luchas... están simplemente destinadas al olvido?”.

Pero Abraham ‘Avi’ Oved, regente de los estudiantes, cuyos padres nacieron en Israel, remarcó que el documento “abraza inequívocamente la Primera Enmienda” y protege a los estudiantes que han sido llamados “cerdos sionistas”, o a quienes se les ha dicho que “los cerdos sionistas deben ser enviados de vuelta a las cámaras de gas”.

Charles F. Robinson, consejero general de la junta, afirmó a los regentes que las declaraciones eran “legítimas”, ya que no imponen una prohibición de cualquier discurso o comportamiento y tampoco establecen las bases para sanciones a cualquier miembro de la UC.

La cuestión ha provocado una avalancha de peticiones, cartas y artículos, entre ellos 1,000 correos electrónicos a la presidente de UC, Janet Napolitano, desde que el informe fue publicado este mes.

El documento no aporta ninguna sanción, pero pide a los educadores “que desafíen” sus preferencias o prejuicios.

“Sería un gran avance”, dijo Tammi Rossman-Benjamin, quien es profesora de la Universidad de California en Santa Cruz, directora de la Iniciativa AMCHA -que combate los prejuicios antijudíos en los campus universitarios- y fue quien dirigió la campaña para la declaración de la UC.

Rossman-Benjamin dijo que los partidarios de la declaración –entre quienes se encuentran las principales organizaciones judías estadounidenses, el expresidente de la UC Mark Yudof y más de 4,000 estudiantes, profesores, alumnos, padres y donantes- no tenían ninguna intención de suprimir la libertad de expresión. Su objetivo es, más bien, dar a conocer cómo las actividades antiisraelíes han desatado el acoso y la hostilidad hacia los estudiantes judíos, señaló la profesora.

Su grupo pidió la realización de un comunicado tras una serie de incidentes contra estudiantes judíos en los campus de UC, que incluyeron pintadas una casa de la fraternidad judía con esvásticas nazis en UC Davis el año pasado y el cuestionamiento de la elegibilidad de un estudiante para un panel judicial de UCLA por su condición de judío.

La campaña marca el último de una serie de esfuerzos para hacer frente a lo que Rossman-Benjamin marca como secuelas negativas contra estudiantes judíos a causa de las actividades contra Israel.

Sin embargo, tanto la oficina de derechos civiles del Departamento de Educación de los Estados Unidos como un juez federal han desestimado las quejas de los estudiantes judíos de UC acerca de que esas actividades han creado un clima hostil y violado sus derechos a la educación.

Los estudiantes se quejaron de algunas acciones en el campus, tales como puestos de control militar simulados creados por activistas palestinos durante la “Semana del Apartheid Israelí”, así como de los comentarios de un profesor acerca de los ataques aéreos israelíes.

“En el ámbito universitario, la exposición a expresiones fuertes y discordantes, incluso ofensivas e hirientes, es una circunstancia que un estudiante de educación superior puede experimentar”, concluyó en 2013 una investigación de la oficina de derechos civiles, ignorando las quejas de estudiantes judíos de UC Berkeley, Santa Cruz e Irvine.

El informe fue preparado por un grupo de ocho personas que trabajan como regentes, un estudiante regente, un miembro de la facultad, el rector y el vicerrector, e incluye una “declaración contextual” que acepta un vínculo entre el antisemitismo y el antisionismo.

“La oposición al sionismo a menudo se expresa en formas que no son simplemente manifestaciones de desacuerdo sobre la política y las reglas, sino también las afirmaciones de los prejuicios y la intolerancia hacia las personas y la cultura judías”, dice la declaración revisada. “El antisemitismo, las formas antisemitas de antisionismo y otras formas de discriminación no tienen lugar en la Universidad de California”.

Sin embargo, la declaración afirma que los principios de la Primera Enmienda y la libertad de expresión deben ser primordiales en las respuestas a los actos de prejuicios o sesgo. También incluye las preocupaciones planteadas acerca de prejuicios contra los musulmanes, los afroamericanos, los partidarios de los derechos de los inmigrantes y la comunidad LGBT.

El informe incluye ‘diez principios contra la intolerancia’, que especifican que el acoso, las amenazas y agresiones, el vandalismo, la destrucción de la propiedad y la interferencia con el derecho de expresión de los demás no serán tolerados. Estos principios afirman el derecho legal de la libertad académica y la libertad de expresión, pero señalan que “el respeto mutuo y el civismo” en el debate y el diálogo también son importantes.

Para más noticias de educación, siga en Twitter a @TeresaWatanabe

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Traducción: Diana Cervantes.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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