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Un grupo de estudiantes con deficiencias auditivas llegaron a la ronda nacional de un concurso de lectura

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Diamond Scott a menudo se comunica en dos idiomas al mismo tiempo. Mientras que la alumna de sexto grado habla inglés en voz alta, ella entreteje frases con sus manos y transmite vivamente con sus dedos el lenguaje de signos americano.

Este fin de semana, como capitana del equipo de conocimientos en Sussman Middle School, Diamond usará sus habilidades de comunicación y lectura -que ha ganado con mucho esfuerzo- para competir en la ronda final de la Batalla de los Libros, un concurso de alfabetización dirigido por la Universidad de Gallaudet.

Este año es la primera vez que la escuela, ubicada en Downey, ha llegado al nivel nacional de la competencia. Es el único equipo que incluye a los estudiantes que aprenden con compañeros que no tienen problemas de audición; todos los otros equipos provienen de escuelas especializadas, que enseñan a estudiantes que sufren de sordera.

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Según el Departamento de Educación del estado, en el año académico 2014-2015, 13,844 estudiantes fueron identificados como sordos, o con problemas de audición en California.

Muchos de estos estudiantes comenzaron su vida después de haber escuchado muchas menos palabras que sus compañeros. De acuerdo con Rebecca Piepho-Su, administradora de educación especial de la Oficina de Educación del Condado de Los Ángeles -que supervisa a estudiantes sordos o con problemas de audición en Sussman y otras escuelas- hay menos aprendizaje incidental, lo cual crea una brecha aún mayor, que las escuelas deben ayudar a cerrar desde que los estudiantes ingresan a jardín de infantes.

A Diamond le cuesta escuchar pero puede hablar y oír con ayuda de audífonos. Dos compañeros de su equipo viajan con ella a Gallaudet, la única universidad del mundo para estudiantes sordos, ubicada en Washington, D. C. Ellos pertenecen a la división azul, es decir, el grupo de estudiantes que leen a un nivel equiparable al de cuarto o quinto grado.

Cuando Diamond dé su respuesta, utilizará su voz, al igual que su amiga Gabriela Rocha, y otra amiga, Cindy Som, firmará. Diamond se preparó para la competencia mediante la lectura de “Loot”, un libro sobre dos hermanos que se conocen por primera vez después de la muerte de su padre, un ladrón de casas, y comienzan a planear atracos juntos. El trabajo no fue fácil. “Tengo que leer y volver a leer de nuevo para entenderlo”, afirmó Diamond, de 11 años de edad, durante una conversación en su casa de Norwalk.

Los estudiantes que son sordos a menudo aprenden el lenguaje de señas americano, un sistema de signos visuales que difiere del inglés hablado en sintaxis y otras normas, por eso las escuelas intentan ayudar a los padres a encontrar maneras para comunicarse con sus hijos.

El programa de Sussman es administrado por la Oficina de Educación del Condado de Los Ángeles, cuyos programas de educación especial han enfrentado críticas por la mala instrucción, la rotación de maestros y otros temas. Pero el sistema para estudiantes sordos o con problemas de audición se considera un punto importante, y el condado espera que la competencia haga hincapié en eso.

Para avanzar a la competencia nacional, los estudiantes de Sussman debieron responder a preguntas sobre tres libros en tiempo real mientras se enfrentaban a otras escuelas. Discutir acerca de un libro en el lenguaje de señas fue complicado. Los maestros utilizaron señales visuales e interpretación de roles.

Las palabras con múltiples significados son especialmente difíciles, señaló Koreen Husted, una docente.

David Ferrer, quien se graduó en Gallaudet, sugirió que la competencia sería una buena prueba para los estudiantes.

El equipo fue elegido utilizando varios criterios: cero faltas, buen comportamiento, compromiso para estudiar en equipo, altas calificaciones e informes positivos de maestros. Luego, los maestros establecieron un horario riguroso de lectura. “No podemos darles el libro y decir, ‘Ve y lee’”, explicó Ferrer, maestro de la oficina de educación del condado.

Los estudiantes practican cuatro días a la semana, durante sus períodos de almuerzo y merienda.

Para Diamond, la práctica se convirtió en una manera de relacionarse con otros estudiantes sordos. Cuando era muy pequeña y supo que tenía problemas de audición, estaba nerviosa de que la gente se burlara de ella. La mayoría de los estudiantes no lo hacía, con excepción de algunos que se mofaban porque ella se sentaba en primera fila en todas las clases, para poder así leer los labios de sus profesores.

La lectura era un punto débil para ella en la escuela primaria. Diamond, que se considera una excelente estudiante, reprobó. Ella tenía problemas para entender las palabras y leer lentamente. Su madre invirtió en un tutor, y la situación mejoró. Ahora está representando a su escuela. Cuando sea grande, quiere ser una estrella de la WNBA, dijo.

La hija de Reyna Rocha, Gabriela, compañera de equipo de Diamond, tiene 14 años y nació con sordera profunda en ambos oídos, pero ahora puede escuchar gracias a sus implantes auditivos. En un momento dado, comentó Rocha, Gabriela era la única persona sorda en la escuela primaria a la que asistía. Desde que pasó a Sussman, su hija es mucho más feliz. “Ella es una niña positiva; nunca ha dicho que no y siempre aprende”, afirmó Rocha, en español. “Me pone triste que existan barreras para ella, pero tenemos una gran cantidad de comunicación y apoyo”.

joy.resmovits@latimes.com Twitter: @Joy_Resmovits

Traducción: Diana Cervantes.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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