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La familia latina que sentó las bases para la integración racial en las escuelas de los EE.UU.

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Cuando Sylvia Mendez era una niña, creía que la demanda que sus padres habían interpuesto en la corte se trataba sólo acerca de un patio de juegos.

Eso es porque en 1944, el autobús la dejaba en la escuela para blancos con el “patio bonito”. Pero ella tenía que seguir caminando calle abajo, hacia la escuela mexicana, dos chozas de madera en un lote polvoriento, al lado de un campo de pastura para vacas.

“Íbamos a la corte todos los días. Yo escuchaba todo lo que decían, pero en realidad yo solo soñaba con volver a esa hermosa escuela”, afirmó Mendez.

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En realidad, lo que Gonzalo y Felicitas Mendez disputaban era la igualdad racial.

La familia ganó el histórico caso de Mendez vs el Distrito Escolar de Westminster en el condado de Orange, y sentó las bases para la integración racial en las escuelas de todo el estado de California y toda la nación.

Sylvia Mendez, ahora de 79 años, es una feroz defensora del legado de sus padres; viaja por el país para contar una historia que entrelaza figuras históricas, como Thurgood Marshall y Earl Warren, y realiza eventos que incluyen el confinamiento de japoneses americanos durante la Segunda Guerra Mundial y la decisión de la Suprema Corte en el caso de Brown vs. la Junta de Educación.

“Esta es la historia de los Estados Unidos, la historia de California”, señaló. “[El caso] Mendez no se trata sólo de los mexicanos. Se trata de como todos se unieron. Si tú comienzas a luchar por la justicia, entonces las personas de todas las etnias se involucrarán”.

En los años 40, los parques públicos, las albercas, los restaurantes y los cines, todos estaban segregados en el condado de Orange, explicó Gilbert González, profesor emérito de estudios chicanos/latinos en UC Irvine. Frecuentemente, las casas estaban bajo pactos de restricción y estipulaban que sólo podrían ser revendidas a personas de la raza blanca. Además, las supuestas escuelas mexicanas estaban diseñadas para ‘americanizar’ a los estudiantes -estaba prohibido hablar español- y para entrenar a los varones para el trabajo industrial y a las jóvenes para tareas domésticas. “No nos enseñaban a leer y escribir”, explicó Méndez. “Nos enseñaban economía doméstica, como hacer ganchillo y tejer”.

En 1930, un grupo de padres mexicanos en el condado de San Diego demandaron al Distrito Escolar de Lemon Grove por obligar a sus hijos a asistir a escuelas segregadas. Los padres ganaron el primer caso exitoso de integración escolar en la historia de los Estados Unidos. Pero el incidente de Lemon Grove, como llegó a ser conocido, no sentó precedente legal para el resto de California.

Cuando la familia Mendez se mudó a Westminster, en 1944 -arrendaron una finca propiedad de una familia japonesa americana que había sido encerrada en un campo de confinamiento- los niños fueron enviados a otra escuela, lejos de aquella en la calle 17, que era la más cercana a ellos. Pensando que había habido un error, Gonzalo Mendez fue a hablar con el director.

“El director le dijo: ‘Lo siento, Sr. Mendez, no tenemos mexicanos aquí”, recordó Sylvia. “Luego, él fue a hablar con el superintendente de las escuelas del condado de Orange, quien le confesó: ‘Sr. Mendez, cuatro ciudades, Garden Grove, Santa Ana, Orange y Westminster, han construido dos escuelas. Una es específicamente para mexicanos, y deben ir a esa escuela. No tengo el poder para cambiarlo”’.

“¿Sabes por qué era que luchábamos? No estábamos luchando para que tú pudieras ir a esa hermosa escuela para blancos. Luchábamos porque tú eres igual a ese niño blanco”, dice Sylvia Mendez al recordar las palabras de su madre durante su primer día en la escuela para blancos de Santa Ana.

El campus al que ella y sus hermanos fueron obligados a asistir era horrible, detalló Méndez. Los libros eran “heredados” de otras escuelas y los escritorios “se caían a pedazos”. Una cerca eléctrica separaba la escuela de un campo de pastura para vacas.

Después de leer sobre un caso exitoso de integración racial en Riverside, el cual había desafiado las reglas que excluían a los mexicanos de los parques públicos, Gonzalo Mendez contrató a David Marcus, abogado en derechos civiles. “No hagamos esto sólo por sus hijos. Hagámoslo para todos los niños”, Sylvia recuerda que Marcus le dijo a su padre.

Gonzalo Mendez llevó en auto a Marcus por los alrededores del condado de Orange, en busca de otros demandantes que podrían unírsele en una demanda colectiva. Otras cuatro personas se sumaron; Lorenzo Ramírez, de Orange, Frank Palomino de Garden Grove y William Guzmán y Thomas Estrada, de Santa Ana.

El caso, que argumentó que los cuatro distritos segregados violaban las garantías de la Decimocuarta Enmienda, que garantizan la igualdad de protección, atrajo la atención también fuera del condado de Orange. Thurgood Marshall, quien en aquel momento era el abogado principal de NAACP Legal Defense and Educational Fund (el fondo educativo y de defensa legal de NAACP), escribió un escrito breve en apoyo a Mendez. Otras instituciones, como Japanese American Citizens League, League of United Latin American Citizens, American Jewish Congress y American Civil Liberties Union, dieron su apoyo también.

En 1946, Mendez ganó.

Algunas escuelas en el condado de Orange comenzaron a eliminar la segregación. En Westminster, Sylvia Mendez indicó, las escuelas comenzaron a integrar colocando a todos los niños mayores en la escuela mexicana y a los más pequeños en la escuela para blancos. “La gente blanca se molestó tanto de ver a sus hijos en esa horrible escuela, que fue a ver al superintendente y la cerraron”, añadió ella.

Un año después, la sentencia fue confirmada en la corte federal y, meses después, el gobernador Earl Warren firmó la ley para eliminar la segregación en las escuelas de California, que se convirtió en el primer estado en el país en hacerlo.

Mendez vs. Westminster tuvo repercusiones en todo el país.

La NAACP, que llamó el caso Mendez “un simulacro para el futuro”, utilizó mucho del mismo razonamiento jurídico en 1954, en Brown vs la Junta de Educación, el caso histórico que declaró que las leyes estatales que habían establecido las escuelas públicas separadas para estudiantes blancos y negros eran inconstitucionales. Marshall argumentó el caso ante la Suprema Corte, que por aquel entonces incluía al juez Warren, quien redactó la decisión unánime de que “las instalaciones educativas separadas son inherentemente desiguales”.

Sylvia Mendez se graduó en Santa Ana College y trabajó como enfermera durante 33 años.

En 2000, una nueva escuela secundaria en Santa Ana fue nombrada en honor a la familia, la escuela Gonzalo and Felicitas Mendez Fundamental Intermediate School. En 2007, el Servicio Postal de Estados Unidos publicó una estampilla para conmemorar el caso, y cuatro años después, el presidente Obama le otorgó a Sylvia la Medalla Presidencial a la Libertad. “Cuando la recibí no podía dejar de llorar, porque pensaba que, por fin, mi madre y mi padre recibían el agradecimiento que se merecían”, expresó Mendez.

caitlin.kandil@latimes.com

Traducción: Diana Cervantes.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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