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Invirtieron $50 millones en los niños más necesitados de L.A. y se volvieron aún más ricos

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Melanie Lundquist, una filántropa de Palos Verdes Estates, se encontraba en el pasillo cerca de la oficina del director en el Complejo Educativo Santee, cerca del centro de Los Ángeles.

Jaden Pitts, un estudiante de último año de 17 años de South L.A., pasó por allí. El joven es un becario Lundquist, lo cual significa que no es holgazán. El joven se ha desempeñado como tesorero del cuerpo estudiantil, fue miembro del comité que eligió al actual director de Santee, juega en el equipo de básquetbol, corre sprints en su equipo de atletismo e inició un club universitario -Brothers and Hermanos- para explorar por qué los estudiantes varones van a la zaga de las mujeres en cuanto al rendimiento escolar.

Lundquist se mostró curiosa acerca de sus planes universitarios.

“Stanford es mi primera opción”, le dijo Jaden, quien también está interesado en Chapman y Loyola, entre otras.

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“¿Y qué quieres estudiar?”, preguntó la mujer.

“Negocios”, afirmó él.

Lundquist, cuyo esposo, Richard, dirige una empresa de desarrollo comercial, sonrió radiante. La escuela de negocios de la Universidad de Oregon lleva el nombre de su suegro, le indicó a Jaden. Si alguna vez quería explorar la posibilidad de estudiar en Eugene, le dijo al estudiante, podía ponerlo en contacto con alguien.

Jaden le dio las gracias y se marchó con una sonrisa.

En cambio, Melanie y Richard Lundquist no se van a ninguna parte.

Hace diez años, prometieron $50 millones a las escuelas en algunos de los vecindarios más empobrecidos de L.A. Algunos de sus amigos cuestionaron su cordura, dada la burocracia y política del distrito escolar y los desafíos socioeconómicos de los alumnos.

Pero los Lundquist, que asistieron a escuelas del LAUSD en su juventud, siguieron con su plan de escribir un cheque por $5 millones cada año durante una década para financiar mejoras en los campus, capacitaciones y desarrollo docente y recursos adicionales. Ahora, están listos para 10 años más de donaciones a Partnership for L.A. Schools.

El matrimonio pensaba anunciar este jueves que las tasas de graduación y los puntajes de las pruebas mejoraron en la mayoría de los 18 campus de la entidad, y que harán un compromiso adicional por $35 millones para mantener ese impulso.

“No creo que nuestros jóvenes tengan las oportunidades que yo tuve en mi infancia, y mucha gente piensa que ni familia era rica, pero no fue así. Todo lo contrario”, manifestó Lundquist, una graduada de la Universidad del Sur de California.

A ella le preocupa que su bien dotada alma mater alcance una meta de recaudación de fondos de $6,000 millones antes de lo previsto, incluso cuando el financiamiento de las escuelas públicas de California por alumno se encuentra en un nivel inferior al nacional. En Partnership, dijo, las donaciones del matrimonio y otros han agregado alrededor de $650 en gastos para cada uno de los aproximadamente 14,500 estudiantes. “A Richard y a mí nos gusta ir donde la mayoría de la gente no va”, afirmó ella. “Pude haberle dado $50 millones a la USC, pero ellos tienen grandes donantes por todos lados”.

La asociación sin fines de lucro surgió de un intento del exalcalde de Los Ángeles Antonio Villaraigosa de hacerse cargo del distrito escolar. El exfuncionario pensaba que el distrito podía beneficiarse con su control. Como consuelo de su fallido golpe, el equipo de Villaraigosa tuvo la oportunidad de ver qué podía hacerse con 10 de las escuelas con el rendimiento más bajo del distrito, y desde entonces se han agregado ocho campus. No se trata de escuelas charter, que operan con fondos públicos pero son autónomas; las escuelas de Partnership son una especie de híbrido: tienen una administración sin fines de lucro pero siguen las mismas reglas que las escuelas tradicionales del vecindario y deben cumplir con los contratos sindicales del LAUSD.

Desde el principio, hubo quienes se preguntaron sobre la imparcialidad de ofrecer una ventaja financiera a unas pocas escuelas seleccionadas. Los críticos, especialmente al comienzo, incluyeron maestros que afirmaban que no obtenían los roles de liderazgo más importantes que les habían prometido.

Aunque casi todas las escuelas de Partnership han mostrado mejoras en las pruebas estatales de aptitud, y algunas lograron avances que superan a otras escuelas del distrito, muchos de los estudiantes de la entidad sin fines de lucro permanecen en los rangos inferiores, y cinco campus de Partnership aparecen en una lista de las 20 con el peor rendimiento del LAUSD.

“Todo el mundo, creo, tiene un sentido de urgencia sobre nuestros problemas y qué se puede y qué no se puede hacer con ellos”, afirmó Melanie Lundquist, quien se inspiró para apoyar directamente a las escuelas después de escuchar a Villaraigosa hablar sobre el estado de la educación pública cuando era candidato a la alcaldía. “Y si algo después de dos o tres años no se ha solucionado, quieren pasar a lo siguiente. Bueno, he visto esto durante 50 años, y sabía que no iba a solucionarse en cinco o diez años”.

La filántropa supo desde el principio que quería agregar otra década de compromiso, y si todavía queda trabajo por hacer después de ello, tal vez estará en esta actividad durante 30 años, visitando los campus regularmente y buscando inspiración en los directores, profesores y estudiantes.

Para los Lundquist y Partnership, el objetivo siempre fue crear un modelo para transformar las escuelas en entornos más seguros y colaborativos, con la esperanza de que todas puedan adoptar las mismas estrategias. Una universidad matriz trae mamás y papás a los campus. Los líderes comunitarios y empresariales participan como socios. Las escuelas reciben boletas de calificaciones.

John Rogers, quien dirige el Institute for Democracy, Education and Access, de UCLA, remarcó que el nombramiento de Joan Sullivan como directora ejecutiva de Partnership L.A. en 2013 llevó a una colaboración más estrecha con el distrito y un mayor apoyo para directores y maestros. Destacó que, además de las tendencias positivas en el rendimiento de los estudiantes, el notable éxito de la entidad fue convertir algunas de sus escuelas en refugios saludables, a salvo de los delitos, la pobreza y otros infortunios.

“Partnership recibe crédito por tomar algunas de las escuelas más desafiantes en Los Ángeles... en lugar de elegir fáciles triunfos, por así decirlo”, indicó Rogers. “Cuando en todo el país las personas hablan de los modelos de justicia restaurativa y entornos pacíficos, les señalo algunas de estas escuelas”.

Para Sullivan, no hay soluciones ocultas para mejorar las escuelas del país. “Nuestros logros se han acelerado a lo largo de los años, y la continuidad del esfuerzo marca la diferencia”, aseguró.

Los Lundquist han ayudado a hacer posible esa continuidad, pero Melanie prefiere dar crédito a los maestros, directores y estudiantes, y hablar sobre aquello que ella y su esposo reciben, en lugar de lo que dan. “No podríamos estar más emocionados con nuestra inversión”, afirmó.

Los alumnos motivados, como Jaden Pitts, están en todas las escuelas, comprendieron los Lundquist, y su potencial es ilimitado. “Sólo necesitas que alguien crea en ti”, expresó después de hablar con Jaden. “Ellos absorben todo como una esponja. Nunca había visto tantos niños brillantes como lo he hecho desde que estoy en Partnership”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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