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Ganen o pierdan, las finales de las Copas del Mundo siempre se quedan en la mente de aquellos jugadores que llegaron a la cima

(Laurence Griffiths / Getty Images)
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Alemania estaba a tres minutos de ganar su primer Mundial y Bastian Schweinsteiger no podía ver.

“Tenía lágrimas en mis ojos”, dijo el capitán de la selección alemana sobre cómo recordaba la victoria de Alemania por 1-0 sobre Argentina, cuatro años atrás en Brasil. “No podía creer que estaba tan cerca. Era como un sentimiento de ‘finalmente lo vas a tener’”.

Willy Sagnol tiene diferentes memorias de su única final de la Copa de Mundo. “Estuve muy molesto por algunas semanas”, recuerda el jugador que perdió en penales ante Italia, en 2006.

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“La final de la Copa del Mundo. El sueño de toda la vida de un jugador de futbol”, dijo el francés. “Estaba tan cerca de tenerla”. Y acepta que la desilusión aún se mantiene “muy adentro, en alguna parte de mí”.

Aunque sus aventuras de finales de Copas del Mundo terminaron de forma diferente para ambos, una de alegría y otra de enojo, las experiencias de Schweinsteiger y Sagnol le han permitido estar en la elite de los pocos hombres que han tenido esa dicha.

Menos de 400 personas que todavía viven, saben lo que es jugar una final de una Copa del Mundo y esa cifra probablemente aumentará cuando el torneo se dispute este verano en Rusia.

Pero, a menos que seas uno de ellos, no hay manera de entender lo que provoca ganar una… o la desilusión de perderla.

“Desde el primer día hasta el último de la Copa del Mundo, vives en una burbuja”, dijo Sagnol. “Sabes que estás jugando una Copa del Mundo, sabes que estás enfrentando a Brasil o Italia o quien sea. Pero no sientes realmente la presión... Sabes que es algo importante pero no quieres pensar en ello. Creo que es mejor no pensar en ello”.

Sagnol estuvo en el equipo de la Copa del Mundo en 2002, pero no jugó con Francia, equipo que no ganó un solo partido. Cuatro años después en Alemania, sin embargo, fue pieza clave. Inició siete partidos como defensa derecho para un equipo que solamente permitió dos tantos y llegó a la final invicto.

El rival final de Francia fue Italia, que era más peligroso, al aceptar solamente un tanto en la fase de grupos- un empate ante Estados Unidos, antes de dejar en cero a los tres oponentes en la ronda de eliminación directa. La final, al parecer, sería decidida por un error de un rival, y ese fue Francia- o más preciso, fue su capitán Zinedine Zidane, quien fue expulsado al darle un cabezazo a Marco Materazzi, de Italia, cuando faltaban 10 minutos de tiempo extra en un partido que terminó 1-1.

“Nos dejó solo en la cancha en el peor momento. La final de la Copa del Mundo. El sueño en la vida de todo futbolista”, dijo Sagnol.

Con 10 hombres en la cancha, Francia pudo mandar el partido a los penales. Sagnol era el cuarto tirador y si lo fallaba, Italia era campeón, pero lo metió. Pero eso solamente prolongó lo inevitable, pues Fabio Grosso anotó el gol de que dio el título a Italia en el siguiente disparo

“Fue brutal la manera en que todo se detiene, porque todo se detiene en un segundo”, dijo Sagnol. “No puedo ni recordar quién tiró el último penalti. Y luego se había acabado. Es difícil aceptar. Te gustaría que alguien viniera y te dijera: ‘no, está bien. Tienes 10 minutos para jugar, quizá puedes regresar’. Es algo raro. No sabes cómo reaccionar. Si llorar, gritar. No sabes si quieres estar solo o si quieres estar con otros jugadores. Estás como en medio de cada sentimiento”.

La Alemania de Schweinsteiger llegó a la final hace cuatro años de una forma diferente, al aplastar a Brasil 7-1 en la semifinal más dispareja en la historia del torneo. Luego llegó Lionel Messi y el invicto Argentina, que tenía creatividad pero que chocó con el dominio implacable de Alemania.

Argentina fue el mejor equipo en el primer tiempo, fase en la que Gonzalo Higuaín falló durante un contragolpe y luego le anularon un gol por fuera de lugar ocho minutos después. Alemania luego comenzó a tener el control.

“He sido profesional desde 2002 y solamente he jugado en una final de la Copa del Mundo”, dijo Schweinsteiger, de 33 años, ahora retirado del futbol internacional y actual elemento del Fire de Chicago de la MLS, en un restaurante italiano a unas cuadras de Lake Michigan.

“Solamente quería estar en esa situación. Le recordé al equipo, ‘¿cuantas veces tendremos la oportunidad de ganar la Copa del Mundo?’”

Al igual que Sagnol en la final de hace ocho años, esta también se fue a tiempo extras. Y otra vez un cabezazo sería la diferencia.

Esto sucedió en el segundo tiempo extra cuando Schweinsteiger chocó con Sergio Agüero, de Argentina, mientras los dos iban por el balón. El alemán, sangrando de la parte inferior del ojo derecho, salió de la cancha para recibir asistencia a un lado de la banca argentina, pateando mientras los tres entrenadores trabajaban para cerrar la herida.

Sus ganas de aguantar el dolor parecieron darle a sus compañeros un segundo aire y dejó a los argentinos intimidados.

“Lo quería tanto, es difícil de explicar”, expresó Schweinsteiger, quien estaba en Brasil disputando su encuentro 109 a nivel internacional. “Aunque hubiera tenido un brazo, quería jugar. Creía que iba a ganar, ese día es hoy”.

Minutos después, Schweinsteiger salió de la cancha, Mario Goetze, un suplente en el segundo tiempo, anotó el único tanto decisivo. Su ojo derecho estaba hinchado por la cortada y su ojo izquierdo estaba cegado por las lágrimas. Schweinsteiger tuvo que dejar que el instinto lo guiara por los últimos siete minutos.

“Quieres detener el tiempo y esos momentos”, dijo. “Luego te das cuenta un poco después”.

(DYLAN MARTINEZ / REUTERS)

“Regresamos al hotel y me acosté en la cama. Estaba tan cansado que por un momento dije: no me puedo mover. No puedo celebrar con el equipo abajo. Estaba tan cansado. Estaba más cansado mentalmente que físicamente”.

Schweinsteiger solamente jugó 12 partidos más con Alemania antes de retirarse del equipo nacional y terminar como el cuarto alemán con más presentaciones con su equipo nacional.

Sagnol, de 41 años, jugó su último partido con Francia, en 2008. Luego comenzó a trabajar como director deportivo para el instituto de futbol francés, donde tuvo en sus manos el desarrollo de jugadores que representarán a Les Blues en Rusia.

Cuando esos jugadores le preguntan si ha dejado la desilusión de su única final de Copa del Mundo, dice la verdad: No sé, dice por teléfono desde Francia. “Nunca voy a tener la respuesta, desafortunadamente. Fue hace mucho tiempo, 12 años ya. Pero no es algo de lo que me gusta hablar. Es el único título que no tengo. Y estuve muy cerca de tenerlo.

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