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Trump enfureció por la filtración de su felicitación a Putin, y algunos sostienen que habrá un ‘castigo’ por ello

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El presidente Trump y algunos asesores se enfurecieron este miércoles luego de la filtración de notas confidenciales que informaban al primer mandatario antes de una llamada con su par ruso, Vladimir Putin, de acuerdo con asesores y un colaborador cercano.

La filtración pareció diseñada para avergonzar a Trump por felicitar a Putin en lugar de confrontarlo, desoyendo la recomendación de las notas.

“Si esta noticia es precisa, significa que alguien filtró los documentos de información del presidente”, afirmó un alto funcionario de la Casa Blanca que no está autorizado a discutir el asunto públicamente. “Filtrar tal información es una ofensa causal de despido y, probablemente, algo ilegal”.

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Trump habló con Putin este martes y fue criticado después de ello, incluso por legisladores republicanos, por felicitar al líder ruso debido a su reelección, el domingo pasado. El presidente lo hizo a pesar de la indignación generalizada -compartida por otros funcionarios del gobierno- de que el gobierno de Putin haya socavado la democracia en Rusia, siga tratando de perturbar las elecciones estadounidenses, cometa atrocidades en Siria y llevara a cabo recientemente un intento de asesinato en Gran Bretaña con un gas nervioso de uso militar.

The Washington Post informó el martes por la noche, citando a funcionarios no identificados, que Trump ignoró una advertencia en su material informativo, escrita en letras mayúsculas, que decía “NO FELICITAR”.

Filtrar tales materiales es un paso extraordinario, dado el nivel de sensibilidad en los contactos entre el presidente y un líder extranjero, especialmente con un rival geopolítico. La revelación sobre la llamada de Putin, sin embargo, es especialmente tensa y subraya la insistencia de Trump en mantener cálidas relaciones con Putin a pesar de las preocupaciones de seguridad nacional, así como la propia vulnerabilidad política y legal del presidente en medio de la investigación de un fiscal especial acerca de la interferencia electoral rusa.

Significativamente, la filtración también sugiere que la consternación ante la postura de Trump se extiende a su círculo interno.

El presidente ya enfrentó vergüenzas similares, pero mucho menos relevantes al principio de su mandato, luego de la filtración de las transcripciones de sus llamadas de confrontación con dos aliados, el líder mexicano, Enrique Peña Nieto, y el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull.

Esas filtraciones parecían destinadas a retratar a Trump como ingenuo y poco diplomático. Una persona que habla con regularidad con funcionarios de la Casa Blanca advirtió que la filtración más reciente parece enfocada en “infantilizar” a Trump, quien ignoró numerosas sugerencias de reprender a Putin. “A él no le gusta”, expresó la persona, acerca de Trump. “No le gusta que le digan lo que debe hacer. Quienes intentan arrearlo no lo hacen bien”.

El jefe de personal de la Casa Blanca, John F. Kelly, al parecer también se enfureció - “Está que hierve”, según la persona en contacto cercano con los funcionarios de seguridad nacional-. La filtración afecta aún más a Kelly, quien se ha enorgullecido de aportar más orden a la Casa Blanca desde su llegada, el verano pasado, y de asegurar que el presidente tenga material informativo de alta calidad.

“Trump está lo suficientemente loco y Kelly está avergonzado hasta cierto punto de que esto esté sucediendo”, afirmó la persona. “Y estoy bastante seguro de que habrá un fuerte castigo por esto”.

Las personas con conocimiento de cómo funciona la Casa Blanca aseveraron que el número de empleados que ven los materiales de información de Trump es relativamente pequeño, tal vez entre 12 y 20, dependiendo del tema. Advirtieron, sin embargo, que un círculo más amplio podría haber recibido esa información de segunda mano.

Ned Price, un exanalista de la CIA y asesor de seguridad nacional de la administración Obama, consideró que la filtración es solo un problema, y que la llamada en sí fue preocupante. Price citó el hecho de que, según los informes, el presidente hizo el llamado desde la residencia de la Casa Blanca en lugar de la Oficina Oval, donde hay más asesores disponibles; que la preparación del presidente con el consejero de seguridad nacional H.R. McMaster aparentemente se hizo por teléfono; y que el material escrito consistía en tarjetas manuscritas.

“Realmente pinta una imagen de descuido, falta de cuidado y de precisión por parte del presidente, y por parte del personal que estuvo de acuerdo con esto”, aseguró Price. Normalmente, tales llamadas incluirían una preparación extensa, con información actualizada de inteligencia, montones de materiales escritos y puntos de conversación precisos, discutidos con el mandatario en persona, continuó.

“El hecho de que se haya filtrado sugiere que hay una gran preocupación por parte de los informantes de la Casa Blanca sobre este ofrecimiento de felicitaciones, y lo que significa sobre la relación entre el presidente Trump y su par Putin”, agregó.

El alto funcionario de la Casa Blanca restringió su enojo a quien cometió la filtración, dada la necesidad del primer mandatario de mantener la confidencialidad.”Que él no pueda obtener un consejo sincero por temor a estas filtraciones de información es un problema real para el gobierno”, manifestó.

Trump ha ignorado el consejo de muchos asesores de ser más combativo con Putin, y cree que puede influenciar mejor al líder ruso mediante una relación personal. Las políticas de administración -incluidas las sanciones anunciadas la semana pasada- son más conflictivas de lo que implicaría la retórica del presidente. Algunos asesores sostienen que la administración está contraatacando la agresión de Rusia con acciones tras bambalinas, particularmente en Siria.

El miércoles por la tarde, Trump respondió la controversia sobre la llamada vía Twitter: “Los medios de noticias falsas se molestaron porque querían que criticara. Están equivocados. Llevarse bien con Rusia (y otros) es algo bueno, no es malo”, escribió.

El primer mandatario escribió que Putin podría ser útil para resolver problemas relacionados con Corea del Norte, Siria, Ucrania, Estado Islámico, Irán e “incluso la siguiente carrera armamentista”. Una vez más atacó a sus predecesores por no llevarse bien con Rusia y alegó que George W. Bush carecía de “inteligencia”, mientras que Bill Clinton y Barack Obama “no tenían la energía o la química” para hacerlo.

Trump también señaló que el expresidente Obama felicitó a Putin después de las elecciones rusas de 2012, lo cual en su momento provocó algunas críticas. Sin embargo, las circunstancias eran diferentes en varios aspectos. Por entonces, Rusia aún no había anexionado Crimea ni profundizado su intervención en Ucrania, un aliado de los EE.UU.; tampoco había cometido las presuntas atrocidades en Siria ni intentado perturbar las elecciones en los EE.UU.

Esta semana, la reticencia de Trump a criticar las elecciones -ampliamente reprobadas- de Rusia se ajusta a un cambio general en su política exterior, lejos de los esfuerzos de larga data del país para promover la democracia en otras naciones.

“No podemos dictar cómo deben funcionar los otros países”, afirmó el martes la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.

Sin embargo, muchos en la comunidad de la seguridad nacional quieren un enfoque público más estricto de Trump, y piensan que Putin, un astuto agente que construyó su reputación en la KGB, obtuvo lo mejor de la relación. El tema es particularmente delicado para el presidente estadounidense, quien se mostró furioso con las conclusiones de las agencias de inteligencia nacionales acerca de que Rusia interfirió en su nombre en las elecciones presidenciales de 2016, así como con las investigaciones sobre una posible conspiración de su campaña.

“Un líder estadounidense no lidera el mundo libre felicitando a los dictadores por ganar elecciones simuladas”, manifestó el senador John McCain de Arizona, presidente republicano del Comité de Servicios Armados del Senado.

El líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, un republicano de Kentucky, dijo sobre Putin el martes: “Llamarlo no hubiera sido prioritario en mi lista”. El segundo líder republicano, el senador John Cornyn, de Texas, señaló: “No he oído a nadie en la rama legislativa decir que es una gran idea”, y el senador Charles Grassley (republicano, de Iowa) indicó simplemente: “No tendría una conversación con un criminal”.

A diferencia de la Casa Blanca, el Departamento de Estado criticó las elecciones rusas y citó numerosos esfuerzos de Putin para silenciar a la oposición y reprimir las libertades políticas.

Al respaldar un informe preliminar de los observadores electorales de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, consideró que la elección no era ni clara ni libre, una descripción que la Casa Blanca se negó a hacer. “Vimos en las noticias durante el fin de semana que a algunas personas se les pagó para votar”, dijo Nauert durante una sesión informativa, el martes, horas después de que Sanders eludiera el tema en la Casa Blanca. “Sabemos que los líderes de la oposición han sido intimidados, encarcelados y otras cosas por el estilo”.

Nauert, sin embargo, defendió el llamado del líder estadounidense a Putin como protocolo estándar y sugirió que podría haber sido más crítico con el líder ruso en privado de lo que se reveló públicamente, aunque no hay evidencia de ello. Fue el mismo Trump quien describió la conversación a los reporteros en la Casa Blanca, el martes, después de que el Kremlin la revelara.

“Nos gusten o no, tenemos una relación con el gobierno ruso”, agregó Nauert. “Es una parte del mundo; es simplemente una realidad. Eso no significa que estemos de acuerdo con ellos en todo”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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