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‘Tomaste 32 años de mi vida’. Hombre excarcelado acusó a detective del LAPD de manipular a un testigo

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La adolescente miró 16 fotos policiales, buscando la cara del hombre que había apuñalado a su novio hasta la muerte mientras dormían en su camioneta en South L.A.

Era noviembre de 1984, un mes después del asesinato, y Saladena Bishop ya había señalado a la policía a dos sospechosos que fueron rápidamente descartados. Esta vez, el detective del LAPD, Richard Marks,tenía una nueva alineación de fotos, y el número 7 le llamó su atención.

“¿Qué hay con él?”, preguntó el detective, refiriéndose a una foto de Andrew Wilson.

Bishop dijo que ese era el hombre, dijo que estaba casi segura, según Marks.

Wilson, que siempre mantuvo su inocencia, fue declarado culpable y sentenciado a cadena perpetua en un caso que dependía casi por completo de la identificación del testigo. Pasaron más de tres décadas antes de que un juez en 2017 anulara la condena y lo liberara.

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Una demanda de derechos civiles presentada esta semana por Wilson, de 63 años, acusa a Marks de conducir al testigo a identificarlo falsamente como el asesino, y subraya una controversia continua sobre la forma en que muchas agencias policiales manejan las identificaciones de testigos oculares.

El antiguo método policial de pedirle a alguien que elija a un sospechoso de una alineación ha caído bajo el escrutinio creciente en los últimos años y es responsable de cientos de condenas erróneas en todo el país. La manipulación de los testigos por parte de Marks, ha recibido duras críticas de fiscales, abogados defensores y expertos en testigos presenciales.

La demanda de Wilson contra el ex detective, así como contra la ciudad y el condado de Los Ángeles, alega que las acciones de Marks fueron inconstitucionales y que durante años la fiscalía no protegió los derechos de los presuntos delincuentes.

“Tomaste 32 años de mi vida”, dijo Wilson durante una entrevista reciente. “No me puedes devolver eso”.

En 2017, un récord de 37 personas fueron exoneradas en casos basados, al menos en parte, en malas identificaciones de testigos oculares, según una base de datos nacional.

Para abordar el problema, una comisión de California instó hace más de una década a la policía, a dejar de tener detectives mostrando a los testigos una serie de fotografías de posibles sospechosos una al lado de la otra. En cambio, el panel recomendó adoptar un procedimiento conocido como “doble ciego”, en el que un oficial que no sabe qué foto pertenece al sospechoso, le muestra al testigo una serie de fotografías una detrás de la otra.

Los defensores del método dicen que impide que los oficiales guíen inconscientemente a un testigo a una fotografía en particular. Varias agencias de aplicación de la ley, incluidas las de Carolina del Norte y Nueva Jersey, así como el Departamento de Policía de San Francisco y la policía en el Condado de Santa Clara, han cambiado al método. Pero otros, incluido el LAPD, se han mostrado reacios a adoptar el método de doble ciego y aún permiten que los investigadores de casos manejen las alineaciones.

A principios de 2018, los sindicatos que representan a los fiscales y a la base del LAPD, se opusieron a un proyecto de ley que exigiría la práctica.

El sindicato policial dijo que cree que la ley propuesta daría lugar a la resolución de menos crímenes, argumentando que los testigos y las víctimas “no estarán dispuestos a ofrecer información a quienes no conocen, en quienes no confían o con los que no se sienten cómodos”, según documentos estatales.

La forma en que Marks dirigió al testigo a la foto de Wilson -una práctica que dijo usó a veces a lo largo de su carrera- es un claro ejemplo de cómo la identificación de testigos puede ser incorrecta, dijo Gary L. Wells, profesor de psicología de la Universidad Estatal de Iowa, quien ha estudiado esta práctica durante décadas.

“Los problemas aquí son muchos”, dijo Wells. “Simplemente está dando su hipótesis de que ese es el tipo en el que estamos enfocados”.

Los testigos, dijo, “tienden a pensar que la policía sabe la respuesta, y están allí para ayudar a proporcionar la confirmación”.

En una entrevista con The Times, Marks defendió su manejo del caso de Wilson, diciendo que dejó notas claras en el registro oficial sobre haber dirigido al testigo. El detective retirado dijo que ha leído literatura sobre la identificación de testigos oculares en los últimos años y está de acuerdo en que tiene limitaciones, pero no cree que sus acciones hayan llevado a una identificación falsa.

Andrew Leander Wilson will be released from custody after serving 32-years for a murder he said he didn’t commit. Loyola Law School’s Project For The Innocent argued on his behalf and today an LA Superior Court granted a request to vacate his convic

“Ciertamente tengo la conciencia tranquila”, dijo.

Después de su retiro en 2008, Marks hizo trabajos de consultoría para la fiscalía, revisando pruebas y ofreciendo su opinión en al menos dos tiroteos policiales de alto perfil, que finalmente terminaron en fiscales que se negaron a presentar cargos contra los oficiales.

La oficina del fiscal del distrito se negó a hacer comentarios, citando el litigio pendiente; el LAPD no respondió a una solicitud de comentarios.

Tras las rejas, en 1999, Wilson presentó ante el LAPD una queja oficial sobre Marks, según la demanda.

Pero la primera señal de esperanza no llegó hasta agosto de 2014, cuando recibió una carta de un defensor público federal adjunto. El abogado escribió que representaba a otro hombre que estaba sentenciado por asesinato, y que un testigo presencial se había retractado recientemente, diciendo que Marks y su compañero habían presionado para que hiciera una identificación falsa. Marks negó cualquier fechoría en ese caso.

Poco después, el abogado visitó a Wilson en prisión y alertó al proyecto de inocencia de la Escuela de Leyes de Loyola, que defendió el caso.

Los abogados de Loyola localizaron a la fiscal del juicio, Laura Aalto, quien en julio de 2016 firmó una declaración diciendo que hacía tiempo que se sentía “incómoda” con ese caso. Aalto escribió que durante el juicio de Wilson, ella no sabía que Marks había manipulado al testigo durante la alineación de la foto.

“No sé”, escribió, “cómo un detective podría haber pensado que era una forma legítima de llevar a cabo un procedimiento de identificación, incluso en 1984”.

Cinco meses después, Marks se sentó para una entrevista grabada con los abogados de Wilson y un fiscal de distrito.

El detective dijo que consideraba a Wilson un “asesino”, aclarando que se refería a alguien que cometió crímenes para satisfacer el hábito de las drogas. Durante la entrevista, el fiscal le preguntó a Marks qué había querido decir años antes, cuando escribió en una declaración jurada que había “dirigido” al testigo a la foto de Wilson.

“Exactamente lo que dice”, respondió Marks, diciendo que le pidió que mirara una foto de Wilson y le preguntó algo como “¿Qué pasa con él?”

Marks dijo que intencionalmente hizo un registro de haber dirigido al testigo, ya que pensó que podría convertirse en un problema antes del juicio. En la declaración jurada adjunta a la orden de arresto, Marks escribió que había incluido fotografías de Wilson y de otro hombre que inicialmente fue arrestado como sospechoso. Mientras miraba las fotos, escribió Marks, el testigo “dudó” al ver la foto del otro hombre, diciendo que necesitaría ver una alineación en vivo.

“Luego eliminó varias fotos”, escribió Marks, agregando que luego “dirigió su atención a la foto de Wilson, al que luego identificó con un 80% de certeza”.

Durante una entrevista a inicios de julio, Marks enfatizó que un juez finalmente firmó la orden de arresto y que su declaración jurada estaba en los documentos del caso que le entregó al fiscal.

“Esto no es algo que se ocultó”, dijo.

La demanda de Wilson sostiene que la defensa nunca obtuvo una copia de la declaración jurada de Marks, pero el detective retirado dijo que “no puede concebir” esa noción, diciendo que recordó que uno de los abogados de Wilson llegó a la estación de policía con un dispositivo portátil para hacer copias de secciones de la evidencia del caso. (El abogado, Jim Barnes, no recuerda específicamente el caso, pero dijo que ni él ni su oficina tenían copiadoras portátiles durante la década de 1980, según la demanda).

Durante la entrevista de 2016, con los abogados de Loyola, Marks dijo que en una alineación posterior en vivo, Bishop recordó que conocía la cara de Wilson desde antes: cuidaba de su hija, según los registros.

“¿Es posible que el testigo identificara a Wilson porque ella lo había conocido antes?”, preguntó el fiscal.

“¿Es una posibilidad?”, Dijo Marks. “Sí.”

“¿Te preocupaba eso?”, preguntó el fiscal.

“No diría que me preocupaba”, dijo Marks.

Cuando Wilson salió de prisión, sintió alegría pero también un poco de tristeza y miedo. Pensó en las personas que había perdido mientras estaba encarcelado, una hermana, su nieto mayor, y decidió mudarse a San Luis para estar cerca de su madre, de 98 años. Solicitó empleo, pero no recibió respuesta.

Cuando finalmente consiguió trapear pisos en un laboratorio químico, a menudo aparecía en su turno dos horas antes. Quería que sus compañeros de trabajo lo vieran; si alguien preguntaba, tendría siempre pruebas de donde estaba. Pero recientemente se cayó en el trabajo y se lastimó la parte inferior de la espalda, por lo que tuvo que faltar muchas veces a su trabajo para poder acudir a las citas con el médico, dijo Wilson.

Su hija adulta, que vive en Michigan, llama de 10 a 12 veces al día para reportarse.

La parte más difícil, dice Wilson, es el temor de que las autoridades lo atacarán de nuevo. A menudo se despierta presa del pánico en el medio de la noche.

En una tarde reciente, cuando estaba a 85 grados afuera y tenía un tanque lleno de gasolina en su auto, se dijo a sí mismo que le gustaría ir con su novia al parque. En cambio, prefirió quedarse dentro de su casa. No sale cuando está oscuro afuera, y la visión de un patrullero le provoca un ataque de pánico: su corazón se acelera y su respiración se agota.

“Ese miedo siempre estará en mí”, dice. “No quiero volver a sufrir eso. Simplemente no puedo. No tengo 32 años más para dar”.

Piensa en Marks todos los días, y en las otras personas que el detective investigó. Durante su larga carrera con el LAPD, Marks fue incluido como posible testigo en al menos 40 casos penales, según la fiscalía del distrito.

“El obtuvo una pensión”, dijo Wilson, “¿y lo mejor que pude conseguir yo fue un trapeador para limpiar el piso?”

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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