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Toman medidas represivas contra “las gaviotas” que se meten en las filas de la línea fronteriza

Martín Benítez Málaga, a supervisor with the tourism section of the Tijuana police department participates in the effort to stop people from cutting in lines as cars wait to cross in to the US.
Martín Benítez Málaga, a supervisor with the tourism section of the Tijuana police department participates in the effort to stop people from cutting in lines as cars wait to cross in to the US.
(John Gibbins / San Diego Union-Tribune)
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San Diego Union-Tribune

Se les conoce como “gaviotas” y son la pesadilla de miles de personas que diariamente se forman para cruzar la frontera por San Ysidro y Otay Mesa. En la jerga de los viajeros binacionales, las “gaviotas” son aquellos conductores que se abren paso a la fuerza en las largas filas que conducen a los ajetreados cruces internacionales.

Mientras las “gaviotas” prueban la tolerancia de los conductores que van a cruzar, la policía de Tijuana está tomando medidas enérgicas contra la práctica, que puede llevar no solo a colapsos nerviosos, sino también a pleitos y accidentes.

En las últimas semanas, las autoridades han estado intensificando la vigilancia, erigiendo nuevas barreras y colocando inspectores en intersecciones críticas y carriles donde es conocido que las gaviotas aparezcan repentinamente.

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Ahora, la ciudad se está preparando para dar un paso más: enmendando el reglamento de tránsito municipal para hacer que invadir los carriles de la línea fronteriza sea una grave infracción de tránsito, que se castigará con una multa de alrededor de 1300 pesos, unos 68 dólares. El regidor de Tijuana, Rogelio Palomera, ha estado trabajando con la policía de Tijuana en una propuesta que espera presentar al Ayuntamiento en los próximos días.

“En este momento hay mucho desorden”, señaló Palomera. “El objetivo es restablecer el orden”.

El trastorno generalmente ocurre durante las horas pico de la mañana o los domingos por la tarde, cuando las filas para llegar a las casetas de inspección de Estados Unidos pueden extenderse hasta kilómetros por las calles de Tijuana que conducen a los cruces.

En lugar de conducir hasta la parte de atrás de la fila, las “gaviotas” se aproximan a través de carriles vacíos adyacentes, o desde intersecciones, para introducirse en la fila. Algunos suplican que los dejen entrar, pero los hay más descarados que llanamente saltan las líneas divisoras y desafían las barreras de la policía, o en ocasiones estas gaviotas les dan unos cuantos pesos a los indigentes para que detengan la fila y simplemente puedan colarse.

En los últimos meses, la situación se ha ido saliendo de control, dicen los viajeros como Jerry Jackson, un ciudadano estadounidense de 37 años, que vive en Tijuana y cruza de lunes a viernes a su trabajo en el centro de San Diego. “Antes se veía tal vez una o dos “gaviotas” y no era molesto, pedían permiso, se sabía que era una persona que llegaba tarde o tenía una emergencia”, dijo Jackson. “Pero ahora tienes 50 autos tratando de meterse de una manera muy agresiva”.

Un jueves reciente por la mañana, el inspector de tránsito Marcos González Álvarez estaba de guardia, manteniendo el orden en la larga fila de conductores que se extendía hacia la frontera, asegurando que nadie cruzara la barrera policial temporal establecida para la hora pico. “Deben ser más conscientes y hacer fila como todos los demás”, expresó acerca de las gaviotas. “Simplemente no son respetuosos, la gente pasa dos o tres horas en línea, y vienen y quieren meterse”.

Marco Antonio Sotomayor, secretario de Seguridad Pública de Tijuana, dijo que el gobierno municipal quiere garantizar no solo que los viajeros tengan un cruce sin mayor problema, sino que los visitantes a la ciudad no se queden con una impresión negativa. “Imagínense a un turista que pasa tres horas en la fila, y desafortunadamente porque no hay orden, alguien se mete por delante de ellos y tienen que esperar todavía más”, señaló Sotomayor. “Tal vez no regresen”.

Cerca de la entrada de Otay Mesa, Chela Ortega dijo que notó la diferencia en los últimos días. “Veo que la policía está prestando más atención”, comentó Ortega, quien tiene un negocio ambulante de venta de burritos a los viajeros que van de camino a Estados Unidos. “Desde hace aproximadamente como dos semanas, ha habido más orden, ahora está más lento, pero está más pacífico”.

Algunos que cruzan admitieron haber sido “gaviotas” ocasionalmente o permitir que amigos se metieran en la fila.

Josué Vicente Palafox, de 23 años, quien hace días estaba esperando para cruzar por Otay Mesa, admitió que a veces se ha metido a la fila o ha ayudado a sus amigos a hacerlo. “A veces, entre amigos, te contactas con ellos y dices: Oye, ¿qué onda? ¿Estás en línea? Pásale, métete enfrente”, dijo.

“Sí, es irritante, pero también lo he hecho cuando voy tarde o cuando las filas han estado realmente largas”, señaló Jackson, cuyo viaje de esa mañana de viernes implicó una espera de una hora y 45 minutos en el cruce fronterizo.

Mientras que muchas “gaviotas” se cuelan en la fila, otras reciben ayuda de los indigentes que caminan entre los carriles de vehículos que van al norte. Conocidos en la línea fronteriza como “traperos”, porque agitan sus trapos y ofrecen limpiar automóviles por unos pocos pesos. Algunos también ofrecen sus servicios a las “gaviotas”, ayudando a los conductores a abrirse paso en la fila.

“Están allí a un lado del camino, esperando cliente”, dijo Arnoldo Ríos, de 23 años, residente de Tijuana y frecuente viajero por San Ysidro. “Uno de ellos se para frente a los autos, mientras que el otro levanta la barrera”.

Officers assigned to the tourist section of the Tijuana Police Department process people rounded up at the port of entry who were allegedly engaging in illegal activities in the long line of cars waiting to go in to the US.
(John Gibbins / San Diego Union-Tribune)

En respuesta al creciente número de quejas, la policía de Tijuana ha intensificado la vigilancia patrullando el área, y los arrestados son, en su mayoría, esos traperos.

La operación más grande se llevó a cabo el pasado 5 de agosto, cuando los oficiales levantaron a más de 100 personas en los carriles fronterizos que llevan a San Ysidro y Otay Mesa, dos de ellos bajo sospecha de vender drogas. Hace días, detuvieron a 22 sospechosos que se encontraban vagando por los carriles fronterizos y “perturbando a los ciudadanos que esperaban en la fila para cruzar a Estados Unidos”, según un comunicado de prensa.

Uno de ellos fue Felipe Becerra López, de 34 años, quien dijo que se gana la vida limpiando autos y que es adicto a la metanfetamina. Dijo que ha sido detenido de esta manera unas 20 veces. Dentro de su mochila negra, la policía encontró dos jeringas, una pequeña pipa de vidrio, papeles de cigarrillos, así como herramientas que podrían ayudarlo a entrar en un vehículo.

Becerra y otros detenidos por la policía ese día se enfrentaron a una serie de cargos, desde mendigar en vía pública hasta orinar en público y tirar basura. “Muchos de ellos consumen drogas en público”, dijo Alfredo Torres, el comandante de turno. “Estas son la clase de personas que causan el problema y detienen el tráfico”.

Ver el drama que se desarrolla se ha convertido en algo común para aquellos que avanzan lentamente por las filas hacia la línea.

Se comunican a través de grupos en Facebook como en: Cómo está la línea Tijuana, que cuenta con casi 300 mil miembros. Publican fotos y videos de las infractoras “gaviotas”, vitoreando cuando un oficial de policía intercepta a un conductor y le ordena ponerse al final de la fila. También alertan a los viajeros cuando una “gaviota” está a punto de atacar.

“Nunca van a cambiar, estas personas necesitan una lección de vida”, escribió un viajero recientemente. “Son y siempre serán, gandallas. ¡Personas sin valores!”. Otra agregó: “Es un reflejo de cómo manejan sus vidas”.

Dibble escribe para el U-T.

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