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Stormy Daniels: cómo un encuentro en un campo de golf se convirtió en un escándalo para Trump

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‘El presidente y la estrella porno’ suena como una variante perversa de un cuento de hadas, o una de esas comedias románticas de Hollywood, o de la obra de Stephanie Clifford.

Clifford, más conocida por su nombre artístico, Stormy Daniels, está vinculada con películas como “Sex Door Neighbors”, “Lust on the Prairie”, “Calipornia” y “Operation: Desert Stormy”.

Ahora, Daniels está enredada en una batalla legal con el presidente Trump por un supuesto asunto de 2006, y acusa al mandatario -a través de un intermediario- de haber comprado su silencio en los últimos días de la carrera presidencial, en 2016.

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Trump se enfrenta también a otras acusadoras. El martes, la exconejita de Playboy Karen McDougal presentó una demanda, en Los Ángeles, para derogar su propio acuerdo de confidencialidad, alegando que desea contarle al mundo sobre un presunto romance con Trump. En Nueva York, Summer Zervos, una concursante en el reality show “The Apprentice”, ganó una ronda legal en un pleito por difamación, derivado de los cargos de agresión sexual.

Pero ninguna de sus antagonistas había sido tan visible como Daniels, quien se presentará en la noche del domingo en “60 Minutes”, de CBS.

Más que una chabacana cuestión de ‘la palabra de uno contra la otra’, la controversia amenaza con socavar aún más a un presidente que ya cuenta con fuertes críticas, desaprobación y una investigación sobre la interferencia de Rusia en la carrera presidencial; algo que amortiguó el entusiasmo de los republicanos y posiblemente les cueste el control del Congreso en noviembre próximo.

También hay dudas sobre la durabilidad de los acuerdos de confidencialidad, como el firmado por Daniels, y si se violó las leyes de financiamiento de campaña al acallar el supuesto caso.

Al menos, el tema ha sido bueno para los negocios; aprovechando su recién descubierta fama, Daniels se ha presentado en clubes para adultos en todo el país como parte de su gira “Make America Horny Again”.

¿Quién es Stormy Daniels?

Stephanie Clifford, de 39 años, comenzó su carrera en el entretenimiento para adultos como una stripper adolescente en Baton Rouge, Luisiana. Siempre le había gustado el nombre “Stormy”, y eligió “Daniels” por un anuncio de whisky que promocionaba a Jack Daniels como “un favorito sureño”. La mujer ha actuado en decenas de películas pornográficas y amplió su portfolio para incluir la escritura de guiones y dirección. También participó en varias películas de otros géneros, incluida “The 40-Year-Old Virgin”.

Cuando no está de gira, Clifford vive en Texas, junto con su esposo y una hija.

¿Es una suerte de demócrata encubierta, enviada para destruir a Trump?

En realidad, Daniels es una republicana registrada desde 2010. Flirteó brevemente ese año con una carrera para el Senado de los Estados Unidos por Louisiana, desafiando al senador demócrata David Vitter, cuyo número de teléfono fue descubierto en los registros de una red de prostitución de Washington. Finalmente eligió seguir su carrera cinematográfica.

¿Cómo la conoció Trump?

Daniels y la actriz porno Jessica Drake fueron enviadas por el estudio de cine adulto Wicked a un torneo de golf de celebridades, en julio de 2006, en Lake Tahoe, según el sitio web Smoking Gun. Trump, quien luego protagonizó “The Apprentice”, terminó en el nivel inferior entre 80 jugadores, superado por el exvicepresidente Dan Quayle y el comediante Ray Romano, entre otros.

Luciendo una camiseta de polo y un sombrero de golf, Trump posó con Daniels para una foto, que ella colocó en su página de MySpace.

¿Trump tuvo una aventura extramatrimonial con Daniels?

Daniels le dijo a la revista In Touch, en 2011, que Trump la invitó a cenar en el complejo Tahoe’s Edgewood. Luego tuvieron relaciones sexuales y él le pidió que firmara uno de sus DVD, según Daniels. La tercera esposa de Trump, Melania, había dado a luz recientemente al hijo de ambos, Barron.

In Touch afirmó que Daniels y otras dos personas a quienes ella les contó sobre el asunto aprobaron las pruebas de polígrafo. Sin embargo, frente a la amenaza de una demanda por parte de Trump, la revista no publicó su entrevista hasta enero de 2018, después de que el Wall Street Journal revelara que el abogado personal del actual presidente, Michael Cohen, había arreglado un pago de $130,000 a Daniels justo antes de las elecciones de 2016, a cambio de su silencio.

Trump, quien rara vez oculta sus opiniones, nunca habló públicamente sobre Daniels. Cohen y la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, negaron que el mandatario haya tenido una aventura amorosa con la actriz porno.

¿Entonces Cohen escribió un cheque personal por $130,000 para ella simplemente como un acto de bondad?

Cohen dice que usó su propio dinero para “facilitar” el pago, a partir de una línea de crédito personal sobre el valor acumulado de su vivienda.

¿Trump reembolsó a Cohen?

Eso no está claro. Cohen ha dicho que ni la campaña de Trump ni su empresa privada lo reembolsaron, dejando esta pregunta clave -sobre otra pregunta clave- sin respuesta: ¿Fue Trump personalmente quien devolvió el dinero?

¿Daniels obtuvo algo más que dinero?

Se supone que sí. El acuerdo exigía que Trump liberara a Daniels de la responsabilidad por los daños que ella podría haberle ocasionado haciendo público cualquier mensaje de texto, fotos o información básica sobre su conducta sexual, sus parejas sexuales o asuntos de paternidad vinculados. Pero Trump no firmó el acuerdo, por lo tanto Daniels afirma que nunca cumplió con esta parte del trato, y por ello el contrato no es válido.

¿El acuerdo decía ‘paternidad’?

Sí. Pero el abogado de Daniels, Michael Avenatti, asegura que se trata de lenguaje estándar para un acuerdo de confidencialidad -no hay ningún hijo ilegítimo involucrado en esta noticia sensacionalista-.

¿Dar dinero para silenciar a alguien es legal?

No hay nada ilegal o inusual en que las celebridades le paguen a otros para que no hablen de asuntos privados que podrían dañar su reputación.

Pero en este caso, Common Cause alega que el pago para silenciar a Daniels buscó influir en las elecciones presidenciales. En denuncias presentadas ante el Departamento de Justicia de los EE.UU. y la Comisión Electoral Federal, el grupo independiente de vigilancia ética afirma que fue un gasto ilegal de campaña secreto, que Trump y Cohen debieron divulgar en un informe público al respecto. Cohen niega que el pago a Daniels haya tenido algo que ver con la elección.

¿Por qué esto se conoce ahora?

Después de que el Wall Street Journal revelara el pago, en enero pasado, Daniels comenzó a usar la polémica para elevar su perfil público y se presentó en “Inside Edition” y “Jimmy Kimmel Live”. Aunque se negó a responder preguntas sobre Trump, llamó enormemente la atención sobre su supuesto romance.

En respuesta, Jill A. Martin, abogada del imperio empresarial privado de Trump, solicitó a un árbitro privado que exija a Daniels compensar por daños y perjuicios al presidente. El árbitro aceptó la solicitud e interpuso una orden de restricción secreta, que obligaba a Daniels a cumplir el trato de confidencialidad.

La actriz, a su vez, demandó a Trump en el Tribunal Superior estatal de Los Ángeles para anular el acuerdo.

¿Así que ahora esta batalla legal se disputará en una audiencia pública?

No si Trump se sale con la suya. Sus letrados afirman que Daniels ya rompió el acuerdo al menos 20 veces. Como el contrato pide el pago de un millón de dólares por daños, pagaderos a Trump cada vez que se violan los términos, el equipo legal del mandatario alega que la actriz ya le debe al mandatario más de $20 millones.

El acuerdo también ordena el arbitraje privado para resolver cualquier disputa. Los abogados de Trump le han pedido a un juez federal que desestime la demanda de Daniels para que las dos partes puedan resolver el asunto en secreto, en un proceso de arbitraje.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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