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Separar a los niños inmigrantes de sus padres puede causarles ‘estrés tóxico’ y otros daños permanentes

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En nombre de la ley, la Biblia y -cuando son honestos- de la disuasión a futuros inmigrantes, la administración Trump ha estado arrancando a los niños de brazos de sus padres cuando las familias intentan cruzar la frontera sin autorización, incluso cuando llegan para buscar asilo.

La práctica es desalmada e inhumana. También está, potencialmente, causando daños físicos y mentales irreparables a los pequeños que son particularmente vulnerables a los impactos de un trauma.

Dos meses después de que el gobierno de Trump comenzara su nueva política de “tolerancia cero”, que exige el procesamiento penal de los adultos que llegan sin autorización a la frontera, los centros de detención juvenil ahora rebosan de niños. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) pronto construirá una “ciudad de tiendas de campaña” en Texas, para manejar el creciente número de menores en custodia gubernamental.

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Las historias de separación son escandalosas. Los agentes de la Patrulla Fronteriza informaron a algunos padres que a sus hijos simplemente los trasladarían para bañarse, según un defensor público. Otro abogado informó que a una mujer hondureña, según relató ella misma, le quitaron a su bebé de cuatro meses cuando lo estaba amamantando.

Muchas de estas son familias que huyen de la violencia extrema en Centroamérica y llegan a Estados Unidos en busca de protección y asilo. En lugar de ello, la administración Trump elige infligir más traumas a los traumatizados.

Ello impulsó a la Academia Estadounidense de Pediatría, el Colegio Estadounidense de Médicos y la Asociación Psiquiátrica Estadounidense a solicitar al Departamento de Seguridad Nacional que ponga fin a las separaciones familiares de inmediato.

“Las experiencias altamente estresantes, como la separación familiar, pueden causar un daño irreparable, alterar la arquitectura cerebral del niño y afectar su salud a corto y largo plazo”, expuso en un comunicado la Dra. Colleen Kraft, presidenta de la Academia Estadounidense de Pediatría, en mayo. Este tipo de exposición prolongada al estrés grave, conocido como estrés tóxico, puede tener consecuencias de por vida para los niños”.

“Cualquier separación forzada es altamente estresante para los menores y puede causar traumas de por vida, así como un mayor riesgo de otras enfermedades mentales, como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático (TEPT)”, agregó en una nota la Dra. Altha Stewart, presidenta de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense. “Estos niños merecen nuestra protección y deben permanecer con sus familias mientras solicitan asilo”.

Muchos de estos niños ya han sido marcados por la violencia y el trauma en sus países de origen. Es por eso que sus familias viajaron cientos y cientos de millas en busca de seguridad, protección y oportunidades en EE.UU.

Como mínimo, Estados Unidos -que se enorgullece de ser una tierra justa y humana- debería ser capaz de manejar las solicitudes de asilo de estas familias sin crear más traumas ni causar más daños a los más vulnerables entre nosotros.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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