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POLÍTICA: No te dejes engañar por el hombre de los tuits

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El presidente Trump está demostrando una vez más que tiene poco entendimiento de las razones por las que muchas familias centroamericanas continúan su camino al norte en busca de un refugio. El último punto de enfrentamiento es la caravana que se dirige al norte y que actualmente espera en la frontera con México.

Según se informa, la caravana fromada por unas 2,000 personas ya está muy cerca de México en ruta hacia Estados Unidos. Tales caravanas, que han existido durante años, son maniobras publicitarias de los defensores de la inmigración y parte del mecanismo de defensa de los propios migrantes, ya que el viaje por tierra desde Honduras, Guatemala y El Salvador es arduo y peligroso, por lo que viajar en grupo les ofrece cierta protección contra las pandillas, violadores y otros asaltantes que abusan de los desesperados.

En lugar de reconocer estas caravanas por lo que son, el presidente las ve como un “asalto a nuestro país”. En abril se mostró enfurecido cuando una caravana de aproximadamente 1,200 inmigrantes centroamericanos cruzó a través de México. Las autoridades dispersaron a la mayoría de los migrantes y solo unos 150 llegaron a la frontera de Estados Unidos. En comparación, en lo que va del 2018, los agentes fronterizos han arrestado a un promedio de 42,651 migrantes por mes.

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Las caravanas son una gota en el océano del tema migratorio y no representan un riesgo significativo para Estados Unidos.

Sin embargo, esta semana proporcionaron municiones para otro berrinche presidencial en Twitter destinado a alimentar a su base nativista: “¡Sin duda un gran tema frente a las elecciones de mitad del mandato para los republicanos!”, tuiteo Trump refiriéndose a los migrantes, y asegurando absurdamente que eran encabezados por el Partido Demócrata y amenazó con retirar la ayuda a Honduras, Guatemala y El Salvador.

Declaró que “cualquiera” que intente cruzar la frontera de Estados Unidos será arrestado y detenido. Y el 18 de octubre, amenazó con cerrar la frontera —¿Interrumpiría las cadenas de suministro y detendría el comercio con México por esto?— y movilizar las fuerzas militares de Estados Unidos, lo que probablemente sea ilegal. (La Ley Posse Comitatus prohíbe que las fuerzas armadas realicen tareas de aplicación de la ley que le corresponden a las autoridades civiles, aunque pueden ayudar en la vigilancia y proporcionar ayuda logística).

México ya advirtió que permitirá el paso solo de aquellas personas que cuenten con la documentacion apropiada, o de aquellos que soliciten asilo en México. Por lo tanto, parece que Trump está perdiendo la cabeza ante un puñado de migrantes que busca llegar a Estados Unidos. Esto no es una crisis, es simple teatro político.

Trump y sus seguidores ignoran que Estados Unidos no puede simplemente cerrar sus fronteras a las personas que buscan asilo, que es lo que buscan la mayoría de los miembros de la caravana. Las leyes y los acuerdos internacionales requieren que el gobierno federal otorgue a dichos solicitantes la oportunidad de ingresar y presentar sus casos. Y más allá de las obligaciones legales del gobierno, negar a los solicitantes de asilo una audiencia justa sería cruel e inhumano.

Y amenazar con retener la ayuda a los gobiernos del Triángulo del Norte es una tontería. En los últimos años la ayuda a los países de la región ha tenido como objetivo principal, estabilizar a esos países, fortalecer sus instituciones democráticas y promover el desarrollo económico para acabar con las circunstancias que obligan a que cientos de miles de personas, desesperadas, traten de huir hacia el norte para escapar de la violencia y la pobreza.

La forma de manejar las caravanas y a los menores no acompañados y las familias jóvenes que huyen de los vecindarios infestados de pandillas es mejorar las condiciones en esos países, no empeorarlas.

El número de familias detenidas buscando asilo, de acuerdo al Washington Post, creció en un 80 % en septiembre con relación a julio, llegando a 16,658 familiares. Esto ha llevado a que funcionarios de la Casa Blanca están contemplando una nueva versión de la política que se implementó de manera tan desastrosa este verano. Es un tema espinoso que ha atormentado incluso a administraciones más competentes.

Pero la caravana le está ofreciendo a Trump un pretexto para hacer algo que él estaba tratando de hacer de todos modos. En su solicitud de presupuesto para 2018, Trump buscaba reducir el monto de ayuda para los países de América Latina en un 36% y redirigir el dinero destinado al desarrollo de los gobiernos y crecimiento económico a programas de seguridad.

El Congreso, afortunadamente, no aceptó y limitó el recorte al 4.2%. Pero el enfoque de la administración sobre el problema es de intimidación y amenazas, lo cual es contrario al espíritu de Estados Unidos y a la naturaleza de la inmigración indocumentada de hoy.

Los nuevos inmigrantes que se encuentran en Estados Unidos sin autorización tienden a ser personas de Asia que entran al país legalmente y se quedan después de que expiran sus visas y no desesperados migrantes que cruzan la frontera procedentes de América Latina. Pero este último ejemplo sirve como un fantasma perfecto para que Trump promueva la xenofobia entre sus partidarios. No te dejes engañar por el hombre detrás de los tweets.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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