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La confusión moral de Hollywood: destierra a Harvey, pero nomina a Kobe para un Oscar

Allison Janney, left, nominated for supporting actress, with Kobe Bryant, nominated for his animated short film "Dear Basketball," during the nominees luncheon on Feb. 5.
Allison Janney, left, nominated for supporting actress, with Kobe Bryant, nominated for his animated short film “Dear Basketball,” during the nominees luncheon on Feb. 5.
(Al Seib / Los Angeles Times)
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En los Oscar, Hollywood se celebrará a sí mismo una vez más. Esta ciudad pasa tanto tiempo dándose palmaditas en la espalda, que es realmente asombroso que también logre hacer películas.

Este año, sigo escuchando que el tono generalmente presumido de la ceremonia será diferente. Las mujeres están enojadas y fortalecidas por el movimiento #MeToo; muchos de los principales egos masculinos de la industria han sido derrocados por una avalancha de denuncias de acoso sexual, ataques y acusaciones de violación.

Lo que comenzó como una bomba noticiosa sobre las conductas de un vil magnate se transformó en una masa que involucra a Hollywood y más allá.

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La caída de la ‘Casa de Weinstein’ engendró destrucción en las casas de Simmons, Spacey, Toback, Tambor, Ratner, Hoffman, Franco y CK (tal vez el segmento “in memoriam” de este año también debería enfocarse en las carreras muertas).

Entonces, ¿por qué Hollywood vive en tal estado de confusión moral?

Nadie parece saber a quién despreciar ni a quién aceptar. Por ejemplo, los miembros de la Academia desairaron a James Franco por su trabajo en “The Disaster Artist” después de que cinco mujeres lo acusaran, en enero pasado, por comportamiento inadecuado o explotación sexual, algo que él negó. En 2016, evitaron al cineasta Nate Parker y su muy elogiada “Birth of a Nation”, que no recibió una sola nominación al Oscar luego de que resurgieran detalles de un juicio por violación, en 2001, a pesar de que Parker había sido absuelto.

Sin embargo, este año celebrarán a la exestrella de los Lakers Kobe Bryant, quien fue acusado de violación en 2003. La nominación al Oscar de Bryant recuerda otro vergonzoso momento de los Oscar: el premio al Mejor Director, en 2003, para el delincuente sexual condenado Roman Polanski.

En 1977, Polanski, quien todavía es miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (AMPAS, por sus siglas en inglés), fue acusado por violación, sodomía y entregar droga a una menor. El realizador acordó declararse culpable de tener relaciones sexuales ilegales con una niña de 13 años y pasó 42 días en la cárcel para una evaluación psiquiátrica. Cuando se dio cuenta de que probablemente sería sentenciado a prisión, huyó del país y nunca regresó.

Veintiséis años después, ganó un Oscar por “The Pianist” y recibió una gran ovación. ¿Polanski ganaría el Oscar hoy en día?

Pensemos en Bryant: acusado de violar a una empleada administrativa de un hotel, de 19 años de edad, en el condado de Eagle, Colorado, el mismo año en que Polanski ganó su Oscar al Mejor Director, se espera su presencia en el Dolby Theatre este domingo, entre los nominados. Su poética despedida del deporte, “Dear Basketball”, fue convertida en un corto animado por Glen Keane, de Disney, con música del compositor John Williams.

¿Cómo es que el momento #MeToo, tan fervientemente aceptado por mujeres como Oprah Winfrey -cuyo apasionado discurso de los Golden Globes sobre un nuevo día para las chicas generó especulaciones sobre su posible candidatura a la presidencia del país- perdona a Bryant?

La razón principal por la que se retiraron los cargos de violación en su contra es que su acusadora se negó a testificar en su contra. ¿Quién podría culparla?

La joven fue públicamente vilipendiada después de que su nombre fuera publicado por error, tres veces, en el sitio web oficial del condado de Eagle. Un empleado de la corte accidentalmente envió por correo electrónico las transcripciones de una audiencia cerrada sobre su actividad sexual a siete organizaciones de noticias, que luego presentaron una demanda por el derecho a publicarlas y ganaron. En incidentes separados, tres hombres que la amenazaron de muerte fueron a prisión.

Como parte del acuerdo para retirar la acusación de violación, Bryant se disculpó públicamente con ella. Pensó que su encuentro sexual había sido consensual, dijo, y luego comprendió que ella no había considerado el incidente de la misma manera. Finalmente resolvieron un caso civil por separado, por una cantidad de dinero no revelada. Eso no es una exoneración.

Desde que cayeron las primeras noticias por acosos, en octubre, la marea de mujeres (y la llovizna de varones) que acusaron a hombres de alto perfil por mala conducta sexual prácticamente no ha disminuido.

Esta semana, una exestilista de Ryan Seacrest, de E!, hizo pública su acusación del acoso y las agresiones sexuales que sufrió del presentador durante un período de seis años. Suzi Hardy declaró a Variety que Seacrest apoyó contra ella su pene erecto, tocó su vulva y que, una vez, le dio una palmada en el trasero con tanta fuerza que la dejó marcada. La mujer se decidió a hablar, expresó, después de que E! investigara y hallara “evidencia insuficiente para respaldar los reclamos”.

A diferencia de tantos otros que han sido estigmatizados por acusaciones similares (incluido el Mejor Actor del año pasado, Casey Affleck, quien anunció que no asistirá a la ceremonia esta vez), parece que Seacrest, quien negó haber hostigado a Hardy, simplemente seguirá con su carrera. El presentador planea estar en su puesto sobre la alfombra roja el domingo. El New York Post informó que algunos publicistas piensan alejar a sus clientes de él, pero es de esperar que al menos un alma valiente encuentre el coraje para plantear con calma el problema del acoso sexual con él, durante la transmisión en vivo.

En el almuerzo anual de los nominados al Oscar, el presidente de la Academia, John Bailey, elogió a la industria por su tardía hora de la verdad: “Puedo ser un hombre blanco de 75 años”, afirmó, “pero estoy tan satisfecho como el más joven de ustedes aquí, de que ese lecho de roca fosilizado de muchos de los peores abusos de Hollywood esté siendo taladrado”.

Sería bonito pensar eso. ¿Pero cómo diablos se puede reconciliar ese sentimiento con la aceptación de la Academia de alguien como Bryant? ¿Y por qué la institución no se ha disculpado por honrar a un condenado por violación a una menor, como Polanski? ¿Cómo justifican el hecho de no expulsarlo? ¿O a Bill Cosby, para el caso?

Durante el almuerzo, tal como informó mi colega Amy Kaufman, Bryant fue la celebridad más buscada en la sala. Las máximas estrellas -incluyendo a una encantada Allison Janney- lo abrazaron y posaron para las fotos.

¿Por qué las fechorías sexuales de algunos hombres son perdonables, mientras que otras no?

Si buscamos las respuestas en Hollywood, es posible que nunca lo descubramos.

Traducción: Valeria Agis

https://www.latimes.com/local/abcarian/la-me-abcarian-oscars-hypocrisy-20180303-story.html

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