La caravana de migrantes es utilizada para un circo político

Creo firmemente que todo mundo tiene derecho a emigrar en busca de un futuro mejor. Creo también que hay algunos momentos mejores que otros para hacerlo.

Y no me cabe duda que el momento escogido por la caravana migrante que partió de Honduras, no podía ser peor.

A escasos 20 días de las elecciones de “medio término” de Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha encontrado un tema central para la campaña electoral de su partido: La frontera está fuera de control… hay que militarizar la frontera… hay que construir el muro.

En cuanto los electores conservadores (y los no tan conservadores) de Estados Unidos vean las imágenes de los migrantes acercándose a la frontera, validarán el discurso xenófobo de Trump. La caravana será convertida en un teatro político y los derechos humanos quedarán en el olvido.

Creo que nadie en su sano juicio podría decir que los migrantes de la caravana son criminales (por supuesto, el presidente Trump ha dicho que la mayoría son delincuentes). Tampoco nadie podría negar la importancia de las caravanas. De hecho, surgieron como una forma de defensa ante las múltiples amenazas que enfrentan los migrantes en el camino, como asaltos, secuestros, extorsiones de autoridades corruptas, muerte y violaciones.

Son tan graves los peligros que enfrentan los migrantes, que de acuerdo a información del periódico El País, de España, entre 6 y 8 de cada diez mujeres migrantes que cruzan territorio mexicano rumbo a Estados Unidos, son violadas.

Por eso, las caravanas tienen una razón de existir.

El problema es que esta caravana en particular, será el chivo expiatorio de un Partido Republicano que busca atraer simpatías, luego de dos años de insultos y agresiones del presidente Trump a numerosos sectores de la sociedad norteamericana.

Desgraciadamente estos hombres, mujeres y niños, que tienen todo el derecho de buscar un futuro mejor, serán utilizados como carne de cañón. Qué pena.