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En ‘Roma’, Alfonso Cuarón se adentra en su infancia y algunos ya hablan del Oscar

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En el transcurso de su carrera cinematográfica, Alfonso Cuarón ha explorado todo, desde el espacio exterior (Gravity) hasta un futuro distópico (Children of Men) y un mundo poblado por magos y criaturas fantásticas (Harry Potter and the Prisoner of Azkaban).

Con su nueva película, el director de 56 años está más cerca de sus orígenes, que no es menos rico en misterio o magia: su propio pasado.

Ambientada en la Ciudad de México a principios de los 1970 e inspirada por los recuerdos de su infancia, el drama Roma, de Cuarón, transcurre en un año de la vida de una familia de clase media y su niñera, Cleo. La trama relata los dramas -pequeños y grandes- que a veces desafían sus relaciones y el amor que los une.

Filmada en blanco y negro, con un elenco que mezcla a intérpretes profesionales y no actores, además de una dimensión tan íntima como épica, Roma recibió críticas entusiastas en sus proyecciones iniciales en los festivales de Venecia y Telluride, por su mezcla de naturalismo y poesía, y su manejo sensible de problemas difíciles de clase y raza.

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A pesar de que el film se proyectará en el Toronto Internacional Film Festival el 10 de septiembre, muchos ya predicen que podría darle a Netflix -que lo estrenará en cines y vía streaming en diciembre- su primera nominación a la Mejor Película.

En una lluviosa tarde de domingo, entre proyecciones en el Festival de Cine de Telluride, Cuarón y las dos actrices principales de la película -Yalitza Aparicio, que interpreta a Cleo, y Marina de Tavira, quien da vida a la matriarca familiar- se reunieron en una casa en una calle lateral de la pintoresca ciudad de Colorado, claramente aún procesando los aplausos tempranos que recibió el largometraje.

“Esta película solo funciona debido a ellas dos”, aseguró Cuarón, sonriendo a las mujeres que forman el núcleo emocional de Roma.

Para Aparicio, de 24 años -quien proviene de un pueblo de Oaxaca, nunca antes había actuado y no habla inglés- viajar con el film a Venecia y ahora a Telluride ha sido una experiencia particularmente vertiginosa. “Esto ha sido increíble”, aseguró a través de un traductor. “Es tan hermoso poder ir a todos estos lugares. No esperaba este resultado. Mucha gente me dijo: A veces filmas algo y, al final, nunca se estrena”.

Durante 10 años, Cuarón reflexionó sobre hacer una película acerca de su niñez, en el barrio Roma, de la Ciudad de México, que se centrara en su querida niñera, Libo, quien fue como una segunda madre para él. Pero, incluso al abordar películas cada vez más ambiciosas en Hollywood y convertirse en el primer mexicano en ganar el Oscar al Mejor Director por Gravity, en 2013, le parecía desalentadora la posibilidad de explorar sus recuerdos en la pantalla grande.

“Creo que no tenía las herramientas emocionales para hacer la película”, reconoció Cuarón, quien no rodaba en México desde Y tu mamá también, en 2001.

“Creo que tenía que envejecer un poco más, tener una comprensión diferente de mi propia vida. Era una cuestión de llegar a un acuerdo con el conflicto entre mi presente y el pasado. En el proceso hubo una tensión constante: estoy tratando de retratar esos recuerdos, pero a través del prisma de mi comprensión de hoy”, comentó.

Hace dos años y medio, finalmente se sintió listo para abordar el proyecto y propuso la idea de Roma a Participant Media, que acordó asociarse con él en la producción del largometraje.

“Sentí que la historia que Alfonso contaba era algo que realmente resonaba conmigo, a pesar de que crecí en Eugene, Oregon”, reconoció el presidente ejecutivo de Participant, David Linde, productor ejecutivo de Roma. “Parecía muy personal pero también muy oportuna en este momento. En Participant realmente creemos en las historias inspiradoras, y para mí el relato de esta mujer y la familia en torno a ella era más inspiradora que mucho de lo que había escuchado en un buen tiempo”.

Mientras Cuarón trabajaba en el guión, realizó extensas entrevistas con Libo para comprender mejor lo que ella había vivido todos esos años atrás. Luego se dedicó a tratar de encontrar a las mujeres adecuadas para dar vida a los dos papeles centrales de la película.

“Fue un proceso largo, largo, largo”, detalló Cuarón. “Nos reunimos con miles de mujeres. Actrices y amateurs: no importaba. Pero tenían que lucir igual que los personajes en la vida real y también tener las mismas cualidades”.

El realizador ya estaba familiarizado con De Tavira por su trabajo en películas mexicanas y series de televisión. Pero para encontrar a alguien que interpretara a Cleo, que es de origen indígena rural, el equipo de selección de elenco se alejó de la Ciudad de México y viajó a pueblos y aldeas en el sureño estado de Oaxaca. Allí, en la comunidad de Tlaxiaco, encontraron a Aparicio, quien estudió educación preescolar y nunca antes había considerado la actuación.

“Mi hermana me obligó a participar en la audición porque quería saber de qué se trataba”, narró Aparicio. “Me dijo: ‘Ve y luego cuéntame al respecto’”. Al principio, sus padres se negaron a la idea de que viajara a la ciudad de Oaxaca, para el casting inicial. “Pensaban que podría tratarse de algún tipo de trata de personas”, afirmó ella.

Eventualmente, la madre de Aparicio acordó acompañarla a Oaxaca y luego a la Ciudad de México, donde se reunió con Cuarón. Ella no tenía una idea precisa de quién era el realizador; una ventaja, reconoce, que le ayudó a calmar los nervios. “Desde el principio, me habló como si nos hubiéramos conocido hacía mucho tiempo”, comentó Aparicio. “Otras chicas ya sabían que él era un gran director, pero yo había leído muy poco al respecto. Así que me lo tomé con más calma, creo, a raíz de eso”.

Con el elenco seleccionado, Cuarón tomó la decisión poco ortodoxa de guardarse el guión para sí mismo y filmar la película cronológicamente, diciéndoles a los actores solo lo que necesitaban saber para pasar las escenas de cada día con una mezcla de diálogo guionado e improvisación.

“Creo que fue un gran regalo que nos dio”, expuso De Tavira. “Porque teníamos que descubrir la vida de ellos tal como descubrimos las nuestras. Todos los días llegábamos al plató y no sabíamos qué iba a pasar. Eso fue realmente desafiante, pero le dio a las escenas algo que se siente como el espíritu de la vida”.

Cuarón y su equipo de producción reconstruyeron minuciosamente la casa de su infancia hasta el más mínimo detalle, y recuperaron el 70% de los muebles originales de varios parientes.

“La primera vez que mi madre y Libo visitaron el set, quedaron en estado de shock”, reconoció el director. Las dos observaron cómo Cuarón y su elenco filmaban una escena emotiva, en la que la madre le informa a sus cuatro hijos que su padre, un médico cada vez más ausente de la familia, no estaría en casa para Navidad.

“Después de algunas tomas, fui a ver cómo estaban. Libo lloraba y lloraba”, recordó el director, quien le mostró a su madre un corte temprano de la película antes de que la mujer falleciera, a principios de este 2018. “La abracé y le dije: ¿Esto te hace sentir incómoda? Ella dijo: No, solo lloro por los pobres niños; cuánto deben haber sufrido”.

Una de las muchas películas muy esperadas que Netflix estrenará este otoño -incluida la antología western de los hermanos Coen The Ballad of Buster Scruggs y el drama del ataque terrorista de Noruega 22 July, de Paul Greengrass-, Roma será vigilada de cerca por muchos en la industria para evaluar cuán robusto es el impulso en cines que el servicio de transmisión decide darle.

De acuerdo con un artículo reciente en el Hollywood Reporter, Netflix evalúa una posible temporada exclusiva en salas para la película, lo cual marcaría una gran ruptura en el precedente de la compañía. Un representante de la compañía se negó a comentar sobre la versión.

Aunque Netflix ha realizado importantes avances con los cineastas y programadores de festivales de cine en los últimos años, algunos desconfían de su modelo de lanzamiento de día y fecha -en el que una película está disponible en cines y en streaming al mismo tiempo- como lo demostró su alejamiento del Festival de Cannes a principios de 2018, por temor a que represente una amenaza existencial para la distribución tradicional de películas.

Por su parte, Cuarón afirma que Netflix ha sido un fuerte apoyo desde que se embarcó para distribuir el film.

“Sí, la idea es tratar de obtener no solo un estreno cinematográfico sino las mejores salas posibles”, dijo. “Los cines ideales serían con proyecciones HDR Dolby y con sonido Atmos, porque esa es la mejor experiencia para ver la película. Pero por la misma razón, si las personas eligen verla de otro modo, ¿qué puedo hacer?”.

“También hay que pensar en la longevidad de tus films”, continuó. “El estreno en cines es obviamente la mejor manera, pero uno debe tener una existencia muy clara y presente en cualquier forma que vaya a vivir por el resto de sus días. ¿Cuándo fue la última vez que vimos una película de Bresson en la pantalla grande? Esa es la realidad que vivimos. Por supuesto, soy un gran defensor de la pantalla grande. La película fue hecha para la gran pantalla. Pero también soy un gran defensor de las opciones”.

Quizás lo más gratificante de la respuesta temprana a Roma, consideró el director, es que, en una era de creciente sentimiento antiinmigrante y de temores generalizados ante el “otro”, esta historia sobre la vida de una trabajadora doméstica mexicana y la familia que la rodea, parece resonar con personas de todo tipo de procedencias.

“Simplemente hay que confiar en que, si sientes una fuerte convicción sobre algo, las personas se van a identificar con ello”, señaló. “Tenemos diferencias culturales, y sí, el público mexicano probablemente verá aún más detalles en el film, en términos de las idiosincrasias culturales y la dinámica política. Pero temáticamente, todos somos iguales. Quiero decir, somos todos personas”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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