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¿Defensa del paciente o estrategia política? El sindicato y la industria, listos para posicionarse sobre iniciativa de diálisis 

En esta foto tomada el lunes 24 de septiembre de 2018, Adrian Pérez se somete a diálisis en una clínica DaVita Kidney Care en Sacramento, California. Si es aprobada por los votantes en noviembre, la Proposición 8 limitará los beneficios de las clínicas de diálisis.

En esta foto tomada el lunes 24 de septiembre de 2018, Adrian Pérez se somete a diálisis en una clínica DaVita Kidney Care en Sacramento, California. Si es aprobada por los votantes en noviembre, la Proposición 8 limitará los beneficios de las clínicas de diálisis.

(Rich Pedroncelli / AP)
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California Healthline

Las clínicas de diálisis de California, y sus ganancias, se encuentran en la mira de un poderoso sindicato, este 2018.

El 6 de noviembre, el sindicato Service Employees International Union-United Healthcare Workers West espera lanzar un golpe punzante con una medida en la boleta electoral diseñada para limitar las ganancias de las clínicas.

La Proposición 8, o la “Ley de Precios Justos para Diálisis”, limitaría las ganancias de las clínicas de diálisis al 115% de los costos de la atención al paciente, con ganancias superiores a esa cantidad que se reembolsarían principalmente a las aseguradoras. Medicare y otros programas gubernamentales que pagan precios significativamente más bajos por la diálisis, no recibirían reembolsos.

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Ha sido una campaña costosa que sugiere grandes apuestas para ambas partes. El sindicato, que patrocinó la iniciativa y representa a más de 150,000 enfermeras y otros trabajadores de la salud en California, ha invertido hasta ahora casi $17 millones en el esfuerzo.

Dos compañías nacionales con fines de lucro, líderes en diálisis, DaVita y Fresenius Medical Care, dominan el mercado de California y están peleando duramente, contribuyendo con más de $40 millones y $22 millones, respectivamente, para hacer fracasar la medida. En total, las empresas de diálisis han recaudado más de $72 millones para oponerse a esta iniciativa.

En California, cerca de 70,000 personas necesitan diálisis, que esencialmente realiza la función renal en pacientes cuyos riñones están fallando de manera regular. DaVita y Fresenius controlan el 70% del mercado nacional. Entre las dos empresas, reportaron más de $4 mil millones en ganancias operativas en 2017.

Defensores dicen que la iniciativa estimularía a las clínicas a reducir los salarios de los ejecutivos, aumentar la inversión en la atención del paciente y bajar los precios para los pacientes con seguro privado.

“Permitirá que estas compañías obtengan buenas ganancias, pero no las ganancias obscenas que tienen ahora”, dijo Steve Trossman, portavoz del sindicato y de la campaña “Sí a 8”.

Los opositores argumentan que el tema es demasiado complicado para decidirse en las urnas, y que podría reducir el acceso de los pacientes a la atención, lo que provocaría que la gran mayoría de las clínicas perdieran dinero y obligaría a muchas a cerrar.

Fresenius y Davita remitieron preguntas sobre la iniciativa a la campaña “No”. Pero en una llamada sobre ganancias en septiembre, el director ejecutivo de DaVita, Kent Thiry, dijo que la aprobación de la iniciativa en California tendría principalmente efectos “insostenibles” en los centros de diálisis.

La iniciativa es parte de la amplia campaña del sindicato para forzar cambios en la industria de la diálisis. En agosto, los legisladores de California aprobaron un proyecto de ley promovido por el sindicato, que habría limitado efectivamente las tasas de reembolso para las clínicas de diálisis. El gobernador demócrata Jerry Brown lo vetó en septiembre.

Hace unos años, SEIU-UHW comenzó a organizarse entre los trabajadores de las clínicas de diálisis, expresando preocupación por el saneamiento deficiente, las altas tasas de infección, la falta de personal, los precios exorbitantes para las personas cubiertas por seguros privados, y otros problemas. El sindicato incrementó sus esfuerzos para poner la medida en la boleta electoral, después que los intentos legislativos por abordar algunos de los problemas se estancaran en 2017.

Según Thad Kousser, profesor de la Universidad de California-San Diego, la estrategia de usar las elecciones para ejercer presión política es una práctica estándar y no es exclusiva de SEIU-UHW. Incluso si la iniciativa de diálisis es derrotada, Kousser dijo que “fortalece la mano del sindicato para futuras negociaciones”.

El sindicato dice que utiliza la votación para mejorar las condiciones de salud de todos los residentes del estado, no solo de sus miembros. “Tomamos la decisión como sindicato hace algunos años de que, para tener éxito, no podíamos simplemente estar preocupados por nuestros propios miembros y nuestros propios intereses, y tener anteojeras”, dijo Trossman.

Tonterías, dicen los críticos.

“El giro del SEIU-UHW es que el sindicato está en una cruzada por una California más saludable, sin intentar una vez más obtener influencia sobre los empleadores de atención médica”, declaró un editorial en el San Diego Union-Tribune, en 2017. “Los californianos con insuficiencia renal tienen suficientes preocupaciones. No deberían ser peones políticos”.

Citando hallazgos de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS), la campaña “No a 8” señala que las clínicas de California tienen una tasa más alta que las de otros estados en cuanto a medidas de calidad de atención, como evitar transfusiones innecesarias, prevenir infecciones y mantener los niveles apropiados de calcio en sangre.

Pero otra investigación, como un estudio de 2014 sobre beneficiarios de Medicare en todo el país, encontró que los pacientes atendidos en clínicas con fines de lucro tenían tasas de hospitalización más altas que los de los centros sin fines de lucro.

Defensores tienen un fuerte apoyo de la fuerza laboral y del Partido Demócrata. La Asociación Médica de California y algunos otros grupos médicos, junto con muchos veteranos y organizaciones empresariales, respaldan la campaña “No”, argumentando que el cambio pondría en riesgo a los pacientes de diálisis.

No todos los pacientes de diálisis apoyan la propuesta. DeWayne Cox, un cineasta independiente, de 55 años, y conductor de Uber en Sherman Oaks, dijo que su oposición va en contra de su inclinación natural a apoyar a los trabajadores. Pero teme que los cambios mandatorios obliguen a las clínicas a cerrar y dificulte que pacientes como él reciban diálisis.

“Vengo de una familia de sindicalistas, creo en los sindicatos, pero en este caso cuestiono sus motivos [SEIU-UHW]”, dijo Cox.

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