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Carla Provost, la primera jefa de la Patrulla Fronteriza, quiere más mujeres vigilando la frontera

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Carla Provost, que se desempeñó como líder interina de la Patrulla Fronteriza durante más de un año, fue nombrada el pasado 23 de agosto como la primera mujer en dirigir la agencia, en los 94 años de historia de esta entidad.

Provost, una exoficial de policía en Kansas, se unió a la delegación hace 23 años como agente, en Douglas, Arizona, y ascendió hasta convertirse en supervisora en Yuma y El Paso. También se desempeñó como asistente del comisionado asistente de Asuntos Internos, cargo que incluyó la supervisión del cumplimiento de los programas y políticas de Aduanas y Protección Fronteriza que implican corrupción, mala conducta o mala administración. En 2016 se convirtió en vicejefa de la Patrulla Fronteriza, y es ahora la decimoctava jefa de la agencia.

“No hay nadie más capacitado [que ella] para dirigir la Patrulla Fronteriza”, aseguró el comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza, Kevin K. McAleenan, al hacer el anuncio.

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Provost, de 48 años, respondió preguntas de The Times acerca de la organización y de su carrera personal. La entrevista fue editada en aras de su extensión y claridad.

¿Por qué se unió a la Patrulla Fronteriza?

En mi último año de universidad hice una pasantía en el Departamento de Policía de Topeka. Uno de los amigos de mis padres era el detective jefe de homicidios allí, así que pude ver mucho más que la mayoría de los pasantes. Eso me llevó a quedarme en Kansas después de mi graduación, y a unirme al Departamento de Policía del Condado de Riley.

Me encantaba trabajar con un departamento de policía local, pero a los veintitantos años de edad siempre había pensado en lo que percibíamos como los “trabajos atractivos”: el FBI, la DEA, los Marshals de EE.UU. Afortunadamente, como pasante en Topeka tuve la oportunidad de reunirme con uno de los Marshals y realmente comencé a considerar una carrera fuera de la policía local.

Estaba transitando el proceso de contratación con los Marshals y todavía trabajaba en el departamento de policía y amaba mi empleo, pero vivía de cheque a cheque. Entonces, los Marshals anunciaron un congelamiento de las contrataciones y no estaban seguros de lo que ocurriría después. Un amigo mencionó que la Patrulla Fronteriza estaba contratando personal. Fui a la Academia [de la Patrulla Fronteriza] y luego a Douglas, Arizona, en mayo de 1995. Después de un año allí, juré que nunca dejaría la Patrulla Fronteriza. Terminé pasando 11 años y medio en Douglas. Quizás no es una ubicación privilegiada, pero el trabajo es increíble.

A pesar de las iniciativas de reclutamiento en la Patrulla Fronteriza, las mujeres representan solo el 5% de aproximadamente 20,000 agentes, entre los porcentajes más bajos para las agencias federales del orden. ¿Qué desafíos ve para atraer más mujeres al sector?

Nuestro mayor desafío es que nuestro entorno es muy diferente al de cualquier otra agencia federal del orden. La gran mayoría de nuestros trabajos se realizan en ciudades fronterizas más pequeñas, no en las principales áreas metropolitanas. La mayoría de nuestros agentes (16,000 de ellos, como mínimo) se encuentran a lo largo de la frontera sudoeste y viven en pequeñas comunidades. Si bien muchas de nuestras áreas han experimentado un importante crecimiento e inversión, como el sur de Texas, otras muchas todavía son muy remotas, como Del Río, Nogales, Yuma y Calexico.

En mi experiencia, cuando se trata del trabajo y la misión, no hay diferencia en las expectativas entre el personal femenino y masculino: todos somos agentes de la Patrulla Fronteriza. Se espera que todos hagamos el mismo trabajo, hombre o mujer. Y a los agentes con los que he trabajado a lo largo de los años lo que les importa es que si puedes hacer el trabajo: ¿estarás ahí para ayudarlos cuando lo necesiten? Si sales y haces un buen trabajo, entonces eres reconocido por ello.

En mi caso, no necesariamente quiero ser reconocida porque hoy soy la primera jefa de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. Espero que me reconozcan al final de mi mandato por el trabajo que hice como agente y, en última instancia, como jefa de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.

¿Qué es lo más difícil del trabajo de la Patrulla Fronteriza, y por qué?

Se trabaja muchas horas, a menudo solo, de día y de noche. Uno está en el desierto y puede encontrarse con contrabandistas armados en cualquier momento, sin respaldo, a 20 minutos o más de cualquier asistencia.

Personalmente, cuando recién comenzaba como agente, me encontré en una situación en la cual estaba con otros dos agentes en el fondo de una acequia cerca de Douglas, Arizona, y unos contrabandistas comenzaron a arrojarnos grandes trozos de concreto. Finalmente salimos de allí, pero si alguno de esos trozos nos hubiera golpeado, hubiéramos muerto.

Se necesita una personalidad especial para hacer eso y ponerse en esa posición. Pero si uno está preparado para el desafío, las recompensas son enormes. Este trabajo me dio un sueldo fijo y una carrera en la que avanzar, pero mucho más. Me dio la oportunidad de servir a mi país y de proteger a la comunidad local todos los días.

¿Cuál es el mayor desafío que enfrenta la agencia actualmente en la frontera sur?

Garantizar la seguridad y el éxito de los hombres y las mujeres en la primera línea de servicio. Todos los días ponen sus vidas en peligro. Nuestros agentes se enfrentan a algunos de los entornos más difíciles, en las circunstancias más difíciles. Quiero asegurarme de que tengan la mejor capacitación, el mejor equipo, los recursos que necesitan y el mayor respaldo posible.

A nivel operativo, la frontera suroeste de Estados Unidos es un entorno muy diverso, con amenazas igualmente diversas para la seguridad de nuestras comunidades fronterizas y en todo Estados Unidos.

Sin los recursos, sin más agentes y sin algunos cambios en nuestras capacidades para hacer cumplir las leyes, seguiremos viendo un aumento en el contrabando de drogas, en los miembros de pandillas que intentan infiltrarse en nuestras comunidades cruzando ilegalmente a nuestra nación, y seguiremos experimentando aumentos en el flujo de inmigrantes que llegan a Estados Unidos sin autorización.

La política de “tolerancia cero” de la administración Trump y las separaciones de familias inmigrantes llegaron a los titulares; las cifras publicadas esta semana muestran que una gran parte de quienes arriban a la frontera sur son familias. ¿Qué le gustaría que la opinión pública sepa sobre cómo respondió la Patrulla Fronteriza este verano, y cómo planea tratar con las familias inmigrantes en el futuro?

Hoy hemos suspendido la referencia para la acusación de los padres que viajan con sus hijos, mientras trabajamos en un proceso para hacer cumplir la ley y mantener la unidad familiar mediante la imputación penal del adulto.

Quiero dejar en claro que separar a las familias no fue en ningún momento una política de la Patrulla Fronteriza o [del Departamento de Seguridad Nacional]. Ello ocurrió solo como resultado de la inculpación de los padres por cruzar la frontera sin permiso. En mi experiencia, sé que cuando hay una consecuencia por un delito cometido, la frecuencia de éste disminuye. Sin consecuencias por violar la ley, las personas seguirán infringiéndola.

Es por eso que hacemos hincapié en que las consecuencias importan. Somos una agencia del orden, hacemos cumplir la ley y, cuando somos capaces de hacerlo, vemos que disminuye el número de personas que violan esa norma.

¿El muro fronterizo propuesto es una prioridad para usted? ¿Qué otra cosa sería una prioridad?

Necesitamos un muro. Conforme mis experiencias, sabemos que las paredes funcionan. Allí donde invertimos en un sistema de muros -pared, tecnología, infraestructura y agentes adicionales- hemos experimentado reducciones significativas en cruces fronterizos ilegales, y ello ha impedido el flujo de drogas ilícitas.

El presidente está comprometido con la seguridad fronteriza, y nos ha puesto un listón muy alto para asegurar la zona limítrofe. Lo que me dicen los hombres y mujeres del frente es que, para cumplir con la petición del presidente, deben contar con más agentes, más muros, más tecnología y más infraestructura para tener éxito en nuestra misión.

Antes me preguntaron sobre la afluencia de familias que cruzan la frontera suroeste. Si realmente queremos lograr el control operativo y desalentarlos de emprender el peligroso viaje para intentar cruzar a nuestro país, además de un sistema de muros debemos cerrar las lagunas en nuestra ley actual, que alienta a familias y niños a hacer el peligroso viaje.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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