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Billy Graham, ministro de presidentes y millones en todo el mundo, muere a los 99

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Cuando un joven religioso llamado Billy Graham comenzó a predicar a las masas después de la Segunda Guerra Mundial, vistió trajes brillantes de gabardina con lazos gruesos y anchos y calcetines de rombos para mostrar que el cristianismo no era lúgubre. Y él no se escondió detrás de un púlpito. Acechó y, a veces, casi corrió de un extremo a otro de la plataforma”, como señaló un biógrafo, mientras suplicaba a los incrédulos que se entregaran al poder superior que él elogiaba con una convicción inexpugnable.

Ese estilo atrajo a 350,000 personas a una carpa en el centro de Los Ángeles durante ocho semanas en 1949, la primera gran cruzada de Billy Graham.

President Richard Nixon and Pat Nixon stand at the White House North Portico in 1969 with Billy Graham and his wife Ruth after a church service in the East Room. At right is Nixon's daughter Tricia.
(Harvey Georges / Associated Press )
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Cuando cerró 65 sermones más tarde, el fascinante predicador era conocido en todo el país y, en poco tiempo, en todo el mundo.

Graham, el pastor estadounidense más dominante de la segunda mitad del siglo XX, quien elevó el evangelismo a la corriente principal religiosa y mediante el poder de su voz y personalidad unió a la comunidad evangélica mundial, a menudo díscola, falleció en su casa el miércoles por la mañana en Carolina del Norte; tenía 99 años.

Un ministro bautista del sur conocido por su fe simple y encanto folclórico, Graham había estado en problemas de salud en la última década con la enfermedad de Parkinson, el cáncer de próstata y la degeneración macular. Había sido hospitalizado en numerosas ocasiones con problemas respiratorios.

“Nadie fue más importante en la legitimación del evangelismo”, dijo William Martin, uno de los biógrafos de Graham. “Ahora está en pie de igualdad con el protestantismo y el catolicismo en los EE. UU.”

Graham, quien en 2005 dejó el liderazgo de su Asociación Evangelista a su hijo Franklyn, marcó con su carisma la evolución de la religión evangélica en el país en las últimas seis décadas.

Tras los atentados del 11 septiembre de 2001, Graham fue el encargado de ofrecer el discurso principal en la Catedral de Washington en el llamado “Día Nacional de Oración y Recuerdo”.

Conocido por sus programas de televisión religiosos, Graham obtuvo el apelativo de “reverendo de los presidentes” por haber cultivado amistad con todos los inquilinos de la Casa Blanca desde Harry Truman (1944-1953), sin importar que fueran demócratas o republicanos.

El llamado “televangelista” tuvo una estrecha relación con Richard Nixon (1969-1974), George H.W. Bush (1989-1993) e influyó en el cambio de vida y costumbres de su hijo George W. Bush (2001-2009).

“Reconforta el alma”, dijo este último sobre sus conversaciones con el pastor evangélico en 2002.

Autor de innumerables discursos, columnas en diarios y de 24 libros, incluida una biografía, el reverendo ha sido una voz influyente en la sociedad de Estados Unidos y ha sabido aprovechar la revolución tecnológica de las últimas décadas para llevar su mensaje a una amplia audiencia internacional.

Se calcula que en sus giras por todo el mundo, que incluyen varias por Latinoamérica, se ha dirigido a decenas de millones de personas.

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