Anuncio

FINANZAS: A medida que aumentan las tasas y la matrícula, la crisis por la deuda estudiantil podría empeorar

Share

Mientras que Wall Street y el presidente Trump mencionan las noticias del mercado de valores en auge y el bajo nivel de desempleo, los universitarios podrían rápidamente poner los ojos en blanco en señal de exasperación. Las mejoras en la economía aún deben generar salarios más altos para los graduados, a quienes ya se les complica pagar una gran deuda, y aliviar la mente de los estudiantes que miran hacia su barril de obligaciones por venir, con préstamos de seis dígitos.

Los préstamos federales para estudiantes son el único segmento de deuda del consumidor con un crecimiento acumulativo continuo desde la Gran Recesión. A medida que los costos de matrícula y los préstamos siguen aumentando, el resultado es una crisis de incumplimiento cada vez mayor, que incluso el presidente de la Fed, Jerome Powell, calificó como un motivo de preocupación.

Los préstamos estudiantiles han experimentado un crecimiento acumulado de casi el 157% en los últimos 11 años. En comparación, la deuda de préstamos para automóviles creció un 52%, mientras que las de hipotecas y tarjetas de crédito en realidad cayeron en aproximadamente un 1%, según un análisis de Bloomberg Global Data sobre préstamos federales y privados. En total, hay $1.5 billones en préstamos estudiantiles (hasta el segundo trimestre de 2018), lo cual marca el segundo segmento de deuda de consumo más grande del país después de las hipotecas, según la Reserva Federal. Y la cifra sigue creciendo.

Anuncio

Los préstamos estudiantiles se emiten actualmente a tasas sin precedentes, a medida que más estudiantes estadounidenses cursan estudios superiores. Pero el costo de la matrícula en instituciones privadas y públicas está tocando máximos históricos, mientras que las tasas de interés también aumentan. Los universitarios pasan más tiempo trabajando que estudiando (un 85% de los alumnos actuales ahora tienen empleos remunerados mientras cursan sus carreras).

A los expertos y analistas les preocupa que la próxima generación de graduados pueda dejar de pagar sus préstamos a tasas incluso más altas que apenas comenzada la crisis financiera.

“Los estudiantes no solo se enfrentan a altos costos de matrícula universitaria; también a los crecientes costos de los préstamos para pagar sus carreras”, afirmó John Hupalo, fundador y director ejecutivo de Invite Education, un planificador financiero de educación. “Ese doble golpe no es un buen augurio para que los alumnos paguen los préstamos”.

La deuda de préstamos estudiantiles actualmente tiene la tasa de morosidad de más de 90 días más alta de todos los adeudos de hogares. Más de uno de cada 10 prestatarios tiene al menos 90 días de retraso, mientras que las hipotecas y los préstamos para automóviles tienen una tasa de tardanza de 1.1% y 4%, respectivamente, según Bloomberg Global Data. Si bien las hipotecas y los préstamos para automóviles han experimentado una disminución general en la morosidad desde 2010, los índices de los préstamos estudiantiles se mantienen dentro del punto porcentual de su máximo histórico en 2012.

Las moras se intensificaron en la Gran Recesión a medida que las universidades con fines de lucro se vendían como una táctica contra trabajos de baja remuneración, explicó Judith Scott-Clayton, profesora asociada de economía y educación de la Universidad de Columbia. Pero muchos de esos títulos finalmente resultaron inútiles, dejando a los graduados con deudas que no podían saldar.

Los estudiantes que asisten a universidades con fines de lucro y colegios comunitarios representaron a casi la mitad de todos los prestatarios que abandonaron las clases y comenzaron a reembolsar los préstamos en 2011. También representaron el 70% de todos los incumplimientos.

Hoy en día, la tasa de retraso en los préstamos estudiantiles sigue siendo casi tan alta, lo cual Scott-Clayton atribuye a factores sociales e institucionales, en lugar de los niveles promedio de deuda. “La morosidad se encuentra en niveles de crisis para los prestatarios, en particular para las personas de color, para quienes han acudido a una organización con fines de lucro y para aquellos que finalmente no obtuvieron un título”, destacó.

Los que están en mayor riesgo de aplazamiento tienden a ser, paradójicamente, aquellos que han incurrido en pequeñas cantidades de deuda, explicó Kali McFadden, analista de investigación de LendingTree. Los graduados que abandonan sus carreras con títulos de seis cifras bien valorados en el mercado —como posgrados en leyes o medicina— generalmente obtienen un buen rendimiento de su inversión.

“Hay un problema sistémico en el mercado de préstamos estudiantiles que no existe en las otras clases de activos”, señaló Hupalo. “Los estudiantes necesitan obtener un empleo que les permita pagar sus deudas. La tasa de morosidad aumentará mientras los estudiantes no se gradúen con títulos que paguen ese costo”.

El gasto de los préstamos ha aumentado en los últimos dos años. Los estudiantes universitarios observaron la suba de los intereses de los préstamos directos subsidiados y no subsidiados a 5% este 2018, la tasa más alta desde 2009, mientras que aquellos que cursan títulos de posgrado y profesionales ahora enfrentan una tasa de interés del 6.6%, según el Departamento de Educación de Estados Unidos (el gobierno federal paga los intereses de los préstamos subsidiados directos mientras los prestatarios siguen siendo estudiantes, o si aplazan los préstamos al graduarse, pero no cubren los pagos de intereses de los préstamos no subsidiados).

“Si estás en un plan basado en intereses, ves que los costos aumentan, algo que me preocupa para los estudiantes que están en la escuela y han visto cómo aumentan las deudas antes del final de sus carreras”, indicó Scott-Clayton. Según ella, los prestatarios con menores cantidades de deuda (aquellos con mayor riesgo de incumplimiento) deberían aprovechar los planes de pago basados en los ingresos, en caso de poder.

La profundización de la crisis de la deuda estudiantil no es solo una mala noticia para los alumnos y recién graduados. El presidente de la Fed, Powell, le dijo al Congreso a principios de 2018 que las moras que implican pueden tener un impacto negativo significativo en la economía en general.

“Se pueden ver los efectos negativos a largo plazo en las personas que no pueden pagar sus préstamos estudiantiles. Daña su calificación crediticia; tiene un impacto en toda su vida económica”, declaró Powell ante el Comité Bancario del Senado, en marzo.

A medida que los adultos jóvenes luchan para pagar sus préstamos, se ven obligados a hacer concesiones financieras que crean un lastre para la economía. La deuda de los estudiantes ha retrasado la formación de un hogar y ha llevado a una disminución en la propiedad de viviendas. El 16% de los trabajadores jóvenes de entre 25 y 35 años vivían con sus padres en 2017, un 4% más que diez años atrás, remarca Bloomberg Intelligence.

Ira Jersey, estratega jefe de tasas de interés de Estados Unidos para Bloomberg Intelligence, no cree que la crisis de la deuda estudiantil sea tan grave como el colapso de las hipotecas de alto riesgo de hace una década. “Si bien es una crisis, porque aumenta el déficit y los contribuyentes tienen que pagar más con el tiempo, no presenta un riesgo sistémico del sector financiero como las hipotecas en 2007”, consideró.

Eso no ofrece mucho consuelo a los estudiantes. Para calmar los temores de morosidad, Scott-Clayton afirmó que los alumnos deben ser proactivos en la investigación de diferentes planes de pago. “Hay que preguntarse si la falta de transparencia que rodea a los préstamos [estudiantiles] es intencional”, expuso. “Los estudiantes no deben asumir que a su prestador de préstamos les importa el beneficio de los alumnos”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

Anuncio