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La administración Trump avanza en dos frentes para desafiar las protecciones ambientales de California

The Trump administration openly threatened one of the cornerstones of California’s environmental protections Monday, saying that it may revoke the state’s ability under the Clean Air Act to impose stricter standards than the federal government sets

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Este lunes, la administración Trump amenazó abiertamente uno de los pilares de las protecciones ambientales de California al afirmar que puede revocar la capacidad del estado, en el marco de la Ley de Aire Limpio, de imponer estándares más estrictos que los establecidos por el gobierno federal para las emisiones de los vehículos.

El anuncio se produjo luego de que la administración confirmara que está desestimando las normas de ahorro de combustible que impulsan a las automotrices a fabricar coches y SUV más ecológicos. “El federalismo cooperativo no significa que un estado pueda dictar normas para el resto del país”, afirmó el jefe de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), Scott Pruitt, en un comunicado. “La EPA establecerá un estándar nacional para las emisiones de gases de efecto invernadero, que permita a las automotrices fabricar los vehículos que la gente quiere y puede pagar, y al mismo tiempo que amplíe los beneficios medioambientales y de seguridad de los autos más nuevos. Es bueno para todos tener un estándar nacional, y esperamos trabajar con todos los estados, incluido California, mientras intentamos finalizar ese estándar”.

La amenaza contra la autoridad independiente que California ha mantenido por décadas sobre las normas de aire puro se conoció el mismo día en que la administración presentó una demanda para anular otra de las protecciones ambientales del estado, una medida aprobada por la Legislatura el año pasado, que busca limitar la posibilidad del gobierno federal de vender tierras públicas a intereses privados al exigir que se otorgue al estado el derecho de preferencia sobre la venta de tierras federales dentro de sus fronteras.

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El Departamento de Justicia solicitó a un tribunal federal en Sacramento que revoque la ley estatal, alegando que interfiere con el poder constitucional del Congreso para disponer de la propiedad federal.

Juntas, las dos acciones marcaron otra escalada en la batalla entre el gobierno estatal y el federal acerca de las políticas ambientales.

El gobernador Jerry Brown criticó la declaración federal sobre las normas de emisión de automóviles y la consideró una “broma tardía del Día de los Inocentes”. “Este cínico y ostentoso abuso de poder envenena nuestro aire y pone en peligro la salud de todos los estadounidenses”, expresó el gobernador en un comunicado.

El anuncio de Pruitt sostuvo que la administración abandonará la meta federal de contar con vehículos que alcancen un promedio de 55 millas por galón para 2025. Ese objetivo será reemplazado por un estándar de economía de combustible más pobre, que el gobierno establecerá más adelante.

La acción prepara a la administración para un enfrentamiento con California y otra docena de estados que se rigen por los estándares de emisiones propios. Según la Ley de Aire Limpio, California es el único estado que puede adoptar independientemente sus propios patrones de emisiones, pero otros estados pueden seguirlos después. Varios de los estados que lo han hecho prometieron desafiar la iniciativa del gobierno federal para debilitar los estándares de millaje.

“Estamos listos para entablar una demanda si es necesario, en pos de proteger estos estándares críticos y para luchar contra la guerra de la administración contra nuestro medio ambiente. California no se convirtió en la sexta economía más grande del mundo por quedarse de brazos cruzados”, aseguró el procurador general del estado, Xavier Becerra, en un comunicado.

Los actuales objetivos nacionales de ahorro de combustible, que fueron defendidos por California y adoptados por la administración Obama, representan la mayor acción que el gobierno federal ha tomado para frenar los gases de efecto invernadero. Son cruciales para que California y otros estados cumplan sus objetivos de acción climática y reduzcan el smog y la polución.

Las metas también son esenciales para una iniciativa liderada por Brown, entre otros, para llevar al país al cumplimiento de las obligaciones del Acuerdo de París sobre cambio climático, algo que la administración Trump se niega a honrar.

La acción del gobierno federal surgió a petición de los fabricantes de automóviles, que sostienen que el patrón de 55 millas por galón impondrá un costo demasiado alto.

Sin embargo, una lucha sin cuartel entre el gobierno federal y el estatal sobre el poder de California para establecer estándares de emisiones podría ser contraproducente para las automotrices. La capacidad legal de Pruitt para revocar la autoridad de California es incierta, y cualquier medida de ese tipo podría estar sujeta a la decisión final de un tribunal por años. Mientras tanto, las automotrices se enfrentarían a la complicada y costosa perspectiva de fabricar y vender dos diferentes conjuntos de vehículos: unos para California y otros estados que siguen sus estándares, y otros para el resto del país.

Los estados que se oponen representan más de un tercio de todas las ventas automotrices, lo cual hará difícil -si no imposible- que los fabricantes aprovechen las normas más flexibles si dichos estados no las aceptan. Aunque las empresas se mostraron esperanzadas con la posibilidad de alcanzar algún acuerdo -tal vez si California accede a ablandar los objetivos más inmediatos a cambio de que el gobierno federal acepte metas más agresivas para 2030-, ello parece cada vez más improbable.

Pruitt afirma no estar interesado en hacer tales concesiones, y los funcionarios de California argumentan que no ven ninguna razón para aceptar el retroceso. El tono entre los reguladores de aire del estado y el jefe de la EPA se ha vuelto cada vez más tenso.

“Los años de litigios e incertidumbre de inversiones serán mucho más difíciles para la industria automotriz que simplemente cumplir con los estándares de ahorro de combustible que alguna vez aceptaron”, advirtió la senadora estadounidense Dianne Feinstein (D-California) en un comunicado. “La EPA ignora deliberadamente el hecho de que estas normas de emisiones funcionan. Los automóviles ahorran combustible y los consumidores están ahorrando dinero en las gasolineras. En este momento, los fabricantes de autos van camino a superar las 40 mpg en 2020, y las 50 mpg en 2025. Simplemente, no hay razón para revertir ese progreso”, continuó.

Pero las automotrices se quejan de estar enfrentando un mercado con precios bajos del combustible y con consumidores más interesados en comprar vehículos SUV y camionetas que los autos de bajo consumo favorecidos por los mandatos federales.

“Los fabricantes necesitan vender los vehículos que los clientes necesitan y quieren hoy en día, para financiar los cambios tecnológicos, la electrificación y la automatización que se espera en el futuro”, remarcó un comunicado de John Bozzella, director ejecutivo de la Association of Global Automakers, un grupo de la industria que representa las actividades estadounidenses de las compañías automotrices.

Los funcionarios de la industria y los analistas señalan que los automóviles eléctricos e híbridos representan solo el 3% de las ventas de vehículos en los EE.UU., incluso cuando están despegando en otros países. Los ecologistas culpan a las compañías y señalan que están poniendo una gran parte de su energía de marketing y desarrollo de productos en los SUV.

Si los fabricantes de automóviles prevalecen en su intento de relajar las normas de millaje a nivel nacional, advirtió Dan Becker, director de Safe Climate Campaign, con sede en Washington, “se debilitarán al hacer demasiados [vehículos] chupadores de gasolina, lo mismo que llevó a GM y Chrysler a la bancarrota y a un rescate de $85 mil millones hace menos de una década”. “Las automotrices tienen la tecnología rentable -mejores motores y transmisiones, materiales de alta resistencia y bajo peso- para cumplir de manera segura con los estándares para 2025”, prosiguió. “Esto es mecánica automotriz, no ciencia espacial”.

Becker también advirtió que California ya está en proceso de desarrollar sus fuertes metas de millaje para después de 2025, objetivos que una Casa Blanca diferente podría decidir adoptar a nivel nacional, lo cual pondría en un aprieto a las automotrices que comiencen a retroceder ahora.

El dilema más inmediato al que se enfrentan los fabricantes de automóviles -y los consumidores- es cómo lidiar con las diferentes reglas que se apliquen en distintas partes del país. Para los analistas de la industria, nada bueno saldría de esa situación.

“Diferentes estándares en un mercado único solo causarán perjuicio a los consumidores, el medioambiente, la economía y las automotrices”, destacó en un correo electrónico Rebecca Lindland, analista ejecutiva de Kelley Blue Book. Las consecuencias, escribió, podrían incluir el aumento de los precios de los vehículos, la dificultad para vender automóviles en los distintos estados y, posiblemente, el uso de coches más viejos y contaminantes, debido a que los consumidores podrían desanimarse de comprar nuevos modelos. “Nadie gana si no podemos llegar a un acuerdo de estándar único, que promueva las versiones más eficientes en consumo de combustible de los vehículos que los consumidores ya quieren comprar”, concluyó Lindland.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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