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‘Enero seco’: ¿se puede dejar el alcohol por un mes?

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Cuando el amigo de Steve Byrne lo desafió a renunciar al alcohol durante todo enero, hace cinco años, Byrne aceptó el reto.

Así, liberó su calendario de eventos sociales llenos de cerveza y duplicó sus entrenamientos de CrossFit. Esperaba que resultara un pequeño sacrificio, pero se sorprendió al sentirse mucho mejor. “Tenía más energía y estaba orgulloso de mí mismo por haber podido establecer este objetivo y lograrlo”, cuenta Byrne, de 49 años, contador público certificado de Corona del Mar. Además, en ese mes perdió cinco libras.

Lo que comenzó como una prueba personal ahora se convirtió en un ritual anual de autocuidado para recuperarse de los pecados de la temporada festiva. Cada año, Byrne amplía su estilo de vida sin alcohol a dos semanas. “Sé instintivamente que tengo que dejarlo por un tiempo y darle a mi cuerpo la oportunidad de limpiarse un poco”, afirma.

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Cada enero, muchos intentamos abandonar todo aquello que es malo para nosotros en una oleada de resoluciones y remordimientos, durante una semana, más o menos. Ahora, un creciente coro de expertos promociona los beneficios de abstenerse del alcohol durante un mes entero. El llamado “enero seco” es incluso una campaña de salud pública en el Reino Unido.

“No es necesariamente para personas que creen que tienen un problema. Quiero que la gente piense que es un experimento divertido, sólo para ver cómo se sienten después de 30 días”, expresó Britta Starke, directora del Programa de Abuso de Alcohol y Sustancias del Hospital de la Universidad de Carolina del Norte.

Un mes le da a las personas el tiempo mental y psíquico de “sentir cómo es su vida sin alcohol”, explica Starke. La mayoría de sus pacientes informaron un mejor estado de ánimo y un mejor sueño, y la mitad afirma haber perdido peso. “Una semana no logra esos resultados”.

En otras palabras, se trata del tiempo suficiente para enfrentar un día estresante sin un vaso relajante de Pinot Noir, o una fiesta para ver fútbol sin un cubo de cervezas. “Muchos establecen una expectativa bioquímica de que el alcohol es la única forma en que pueden relajarse o irse a dormir”, dice. “Esto es una traba adicional”.

Según Starke, los candidatos más exitosos identifican estrategias de antemano, consiguen apoyo social y practican diciendo “no” a eventos sociales. La experta sugiere hacer una lista de las cuestiones que quieren lograr durante ese lapso, como tomar clases de tenis o explorar caminatas locales.

Para sobrellevar los antojos iniciales, Starke sugiere aumentar el ejercicio cardiovascular, que ayuda al cerebro a adaptarse a la falta de alcohol. Y tener cuidado con los antojos repentinos de dulces. “Es el cerebro que pide glucosa, porque no se le está dando alcohol”, indicó.

El plan de sobriedad por cuenta propia no está diseñado para bebedores compulsivos, advierte el Dr. Ramón Bataller, director asociado del Pittsburgh Liver Research Center. “Si se detiene el consumo por completo la persona puede entrar en coma, tener un derrame cerebral o experimentar síntomas de abstinencia”, dice. Sin embargo, los bebedores moderados que se abstienen temporalmente pueden esperar gozar de una mejor presión sanguínea y función hepática, y menos dolores de cabeza.

Aunque un estudio británico de 2016 realizado a más de 850 adultos que se habían embarcado en el ‘enero seco’ informó que los participantes bebían menos en general seis meses después, Bataller sugiere que hay pocos datos sobre el cambio de hábitos a largo plazo. “El mes es sólo una prueba para demostrar que uno tiene el control y puede renunciar al alcohol, en lugar de una estrategia para dejar de beber para siempre. El objetivo final es tener una ingesta saludable de alcohol” (una copa por día para las mujeres y dos para los hombres, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC).

Este año, Byrne planea darle la bienvenida al vino en su vida a partir del 1º de mayo, y se sorprende cada vez que extiende el plazo, cada año. “Al principio es difícil, pero cuando entro en una racha, pienso: ‘Podría hacerlo por otro mes’”, asegura. “Y luego recuerdo: me gusta beber”.

A continuación, algunos consejos para abordar un mes sin alcohol:

“Mi esposo y yo lo hacemos juntos. Llenamos nuestro mes con actividades saludables por adelantado y decimos ‘no’ a las fiestas donde todos beben. En lugar de clubes nocturnos y cumpleaños, planificamos caminatas los sábados o talleres de yoga el viernes por la noche”.

--Lizzie Brown, cofundadora de la aplicación Yoga Wake Up, Culver City.

“Si estoy en una situación social, ordeno una Perrier con lima o limón. Me gusta tener algo para sostener, y nadie sabe realmente si es un cóctel o no. Además, se siente refrescante y parece un trago”.

--Elizabeth Borsting, fundadora de Dine Out Long Beach, Long Beach.

“Decidí adoptar esto como un mes libre de cualquier bebida. Sólo ingiero agua, lo cual significa que no me siento tentado por nada más. ¿Por qué? Porque entonces el alcohol no es la única bebida que no consumo. [Esta regla] sirve para todo y me ayuda a mantenerme bien y centrado”.

--Caleb Backe, experto en salud y bienestar de Maple Holistics, Van Nuys.

“En lugar de salir, organizo noches de juegos y películas con amigos en mi casa. Cambie el alcohol por otro hábito, ya sea Kombucha, La Croix, té o incluso un nuevo entrenamiento o meditación”.

  • Ashley Lennington, publicista, Agencia Konnect, Los Ángeles.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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