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¡Cuidado!, aquí viene la Doctrina Trump

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A medida que nos acercábamos a la cumbre de la OTAN a mediadios de julio, iba quedando claro que está surgiendo una Doctrina Trump.

“Las doctrinas, al igual que los submarinos, tienden a ser lanzadas con fanfarrias”, escribió el fallecido Charles Krauthammer en 1984. Los presidentes James Monroe, Harry Truman y Jimmy Carter dieron a conocer las suyas en grandes discursos.

La Doctrina Reagan, un término acuñado por Krauthammer, surgió como una “nota a pie de página” enterrada en el discurso del Estado de la Unión del presidente en 1985: “No debemos romper la fe con aquellos que arriesgan sus vidas en cada continente desde Afganistán hasta Nicaragua, para desafiar la agresión alentada por los soviéticos y asegurar nuestros derechos que nos pertenecen desde nuestro nacimiento...Apoyar a los luchadores de la libertad es defensa propia”.

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La Doctrina Trump está tomando forma en una serie de tweets, exabruptos en conferencias de prensa y una serie de implementaciones de políticas aparentemente incipientes.

En junio, Jeffrey Goldberg, escritor del The Atlantic (sin relación), preguntó a varios ayudantes de Trump cuál podría ser el eslogan de la Doctrina Trump. “Somos los ganadores”, “Somos América”.

Otro entrevistado, sugerido por un alto funcionario de seguridad nacional dice: “La desestabilización permanente crea una ventaja para los estadounidenses”. Esa definición está más cercana a la realidad.

El presidente Trump y sus principales partidarios ven al mandatario como el Gran Disruptor. El orden mundial “globalista” -en comercio, alianzas militares, regímenes de sanciones, etc.- no ha servido a los intereses de Estados Unidos, y Trump es como Sansón derribando los pilares que sostienen el Templo de Dagón, el santuario de los filisteos.

Sin embargo, en su narración, él escapará de entre los escombros.

Un portavoz de la Casa Blanca dijo recientemente que Trump les dijo a los aliados de la OTAN, que los EE.UU. ya no pueden ser “la alcancía del mundo”. Esta es una de las frases favoritas del presidente últimamente.

En junio, en la cumbre del G-7 en Canadá, Trump dijo que Estados Unidos ha sido “la alcancía de la que todos roban”.

En la OTAN, Trump tiene un punto. Las administraciones anteriores han rechazado la idea de que Estados Unidos asuma el costo de la defensa común. Sin embargo, no siempre es claro que el presidente entienda cómo funciona la OTAN. A menudo suena como que la OTAN es un club y sus miembros tienen cuentas pendientes. En 2017, dijo que “muchas de estas naciones deben cantidades masivas de dinero y no han pagado en los últimos años”.

Eso es engañoso. El gasto directo en la OTAN es mínimo (gastamos alrededor de $ 500 millones de $ 600 mil millones, o el 0.08% de nuestro presupuesto de defensa). El dinero real está en lo que se supone que los miembros de la OTAN deben dedicar a sus presupuestos de defensa. Muchos miembros no alcanzaron el 2% mínimo que todos acordaron. Sin embargo, eso ha estado cambiando desde que Rusia anexó Crimea en 2014.

Cuando se trata de comercio, la analogía de alcancía es aún más confusa. Escuchar al presidente decir que un superávit comercial con EE.UU. equivale a robar al país miles de millones de dólares, es no entender las cosas. Así no es como funciona el comercio.

El argumento unificador que se encuentra en las posturas de Trump sobre el comercio, las alianzas y, en particular, la inmigración, es que el mundo nos ve como los tontos. Es por eso que el mandatario constantemente insiste en que “el mundo se está riendo de nosotros” debido a nuestras débiles leyes de inmigración.

Trump parece pensar que nuestros aliados son como miembros de su séquito que le hurgan el bolsillo. La OTAN, dice el mandatario, es “peor que el TLCAN” y la Unión Europea fue creada “para tomar ventaja de los Estados Unidos”. (No fue así).

Mientras tanto, incluso cuando Trump trata a los líderes aliados como el canadiense Justin Trudeau y la alemana Angela Merkel como sacos de boxeo, ha hecho todo lo posible para elogiar y defender a los autoritarios en Rusia, Turquía, China, Filipinas y otros lugares. Al menos esos líderes son “fuertes”, a menudo dice. Trump se arrodilla ante la inviolabilidad soberana de las fronteras nacionales, pero incluso eso se pierde cuando se trata de las fronteras de Crimea. Porque Putin es “fuerte”.

La Doctrina Trump, en resumen, es simplemente una analogía de las relaciones internacionales a la versión doméstica del Trumpismo. El Gran Hombre personifica la voluntad nacional. El interés propio, definido personalmente, está inherentemente en conflicto con el interés colectivo. Es ‘Make America Great Again’ a escala mundial.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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