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Mentiras, insultos y exageraciones: una tradición de las campañas presidenciales en los EEUU

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La campaña presidencial de este año fue descrita como escandalosa, grosera, impropia de un país civilizado. Pero podría haber otra manera de describirla: plenamente estadounidense.

Los Estados Unidos no son ajenos a las elecciones presidenciales escandalosas y extrañas. De hecho, éstas eran la norma en los primeros años de la nación, cuando los candidatos recurrían a inventivas que ni siquiera Donald Trump ha podido igualar.

Las campañas presidenciales también han evolucionado con los avances de la tecnología. A lo largo de esta transformación, sin embargo, las palabras -a veces hipérboles, insultos e incluso falsedades- siempre han sido de importancia.

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1800: los primeros días y una feroz campaña

La campaña presidencial de 1800 le dio al público estadounidense su primer bocado de cómo dos candidatos extravagantes y feroces podrían delinear su anhelo de llegar al puesto político máximo del país.

Thomas Jefferson, quien había perdido la elección de 1796 contra John Adams, realizó una campaña formidable contra el presidente titular. Le pagó al editor del Richmond Examiner para que publique artículos antifederalistas y contra Adams, y para alabar su propia campaña.

Los ataques escritos de los partidarios de Jefferson alegaban que Adams era “un personaje horrible y hermafrodita, que no tenía ni la fuerza ni la firmeza de un hombre, ni tampoco la delicadeza y sensibilidad de una mujer”.

La campaña de Adams respondió y llamó a Jefferson “un tipo bajo y mezquino, hijo de una mestiza india y engendrado por un padre mulato de Virginia”.

1828: segundo round, Jackson versus Adams

Andrew Jackson, un héroe de guerra, perdió la elección presidencial de 1824 contra John Quincy Adams. Por ello había resentimiento entre ambos cuando Jackson desafió a Adams cuatro años después, en 1828. La carrera resultó una de las más desagradables de la historia del país.

Jackson y su esposa, Rachel, fueron vilipendiados por la campaña de Adams. Los llamaron “adúlteros” cuando sus oponentes descubrieron que Rachel seguía aún casada con su primer marido al momento de contraer matrimonio con Jackson. Sus enemigos llamaron a la mujer ‘bígama’, y a su madre ‘una prostituta común’.

Pero también hubo campaña sucia por parte de los seguidores de Jackson, quienes se refirieron a Adams como “un corrupto negociador” y un “aristócrata sin escrúpulos”, que había malversado el dinero de los impuestos.

Cuando Jackson ganó la elección, Rachel dijo que “prefería ser portera en la casa de Dios que vivir en ese palacio en Washington”. El 22 de diciembre de 1928, tres meses antes de que su esposo asumiera el cargo, murió de un ataque al corazón.

1884: ‘Mami, ¿dónde está mi papá?’

En 1884, partidarios del candidato presidencial republicano James G. Blaine crearon una canción llamada “Mami, ¿dónde está papá?”, acerca de un hijo extramatrimonial que su adversario, el demócrata Grover Cleveland, había tenido.

Cleveland admitió su romance con una mujer llamada Maria Halpin, que había ocurrido 10 años antes. De esa relación nació un niño, que recibió el apellido Cleveland y fue dado en adopción, mientras Halpin fue enviada de inmediato a un centro psiquiátrico.

El escándalo no impidió que los demócratas crearan sus propias canciones. Comenzaron a difundir rumores acerca de la criminalidad de Blaine con la melodía “Blaine, Blaine, James G. Blaine, el gran mentiroso continental del estado de Maine”.

Cuando Cleveland ganó la elección, los demócratas tuvieron la última palabra y refutaron “Mami, ¿dónde está papá?” con la frase: “Se ha ido a la Casa Blanca, ja, ja, ja”.

1964: el aviso de la ‘margarita’

El aviso de campaña de Johnson en 1964 se emitió una sola vez durante una transmisión de NBC. En él, el candidato señalaba que su rival republicano, Barry Goldater, senador de Arizona, era un extremista que había apoyado el uso de armas nucleares durante la Guerra de Vietnam.

A mitad del siglo XX, uno de los anuncios más oscuros emitidos durante una campaña política salió al aire el 7 de septiembre de 1964. El anuncio “Paz para la niña (margarita)” se emitió sólo una vez, durante una transmisión del programa “Monday Night at the Movies” (Noche de lunes con películas) de NBC.

En él, una niña pequeña en un campo arranca los pétalos de una flor, mientras una voz en off comienza una cuenta regresiva y la cámara se acerca a la chica. Cuando el conteo llega a su fin, el video muestra la detonación de una bomba nuclear y se escucha la voz de Johnson: “Estas son las opciones: crear un mundo en el cual todos los hijos de Dios puedan vivir o entrar en la oscuridad. Debemos amarnos unos a otros, o morir”.

Johnson había sido vicepresidente de John F. Kennedy y había ascendido a la presidencia en 1963, cuando Kennedy fue asesinado. Se postuló para presidente después, contra el senador de Arizona Barry Goldwater, cuyos anuncios eran anticuados en comparación con el de Johnson, quien quería que los votantes se enfocaran en las opiniones de derecha de su contrincante y ampliaba los comentarios que éste hacía hecho acerca del posible uso de armas nucleares en la Guerra de Vietnam.

La campaña de Johnson después lanzó un segundo aviso que mostraba la detonación de una bomba nuclear y citaba a Goldwater diciendo que las armas nucleares eran “simplemente un arma más”.

1968: violencia y miedo

El anuncio de campaña de Nixon en 1968 atacaba la división interna del partido demócrata y sus conflictos.

En los días previos a 1968, el número de soldados estadounidenses en Vietnam se había incrementado y la oposición a la guerra también crecía. Johnson sorprendió al público al anunciar que no buscaría su reelección.

Los meses posteriores trajeron una conmoción tras otra. El reverendo Martin Luther King fue asesinado y esto desató protestas en muchas grandes ciudades. Luego el senador Robert F. Kennedy, quien era precandidato a presidente por el partido demócrata, también fue baleado. Las manifestaciones contrarias a la guerra crecían en tamaño e intensidad, y la respuesta súper agresiva de la policía a las protestas en la Convención Nacional Demócrata realizada en Chicago llevaron a escenas de una violencia y caos atroces, mientras los manifestantes cantaban: “El mundo está mirando esto”.

El vicepresidente Hubert Humphrey se convirtió en el candidato presidencial demócrata. El exvicepresidente Richard Nixon fue nominado por los republicanos.

La campaña de Nixon se enfocó en la “ley y el orden”, y sus anuncios de TV presentaban imágenes de un país furioso y fuera de control. Sus anuncios mostraban el aumento de la delincuencia, la violencia en la calle y la impopular guerra que hacía estragos en Vietnam. En “Fracaso”, uno de sus avisos, una música siniestra se escuchaba mientras pasaban imágenes de destrucción por la pantalla. “¿Cómo podría unir a la nación un partido que no es capaz de mantener su propia cohesión? ¿Cómo podría poner orden en 50 estados un partido que no puede mantenerlo en su propio patio trasero? A la luz de todo esto, ¿cómo podrían los estadounidenses obviar que el país necesita urgentemente un nuevo liderazgo? Por ahora es claro. Los estadounidenses ven la necesidad”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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