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Trump hará de Mar-a-Lago la ‘Casa Blanca invernal’ y cumplirá así el deseo de la heredera original de la finca

Una foto de archivo, del 27 de noviembre de 2016, de Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida (Carolyn Kaster/Associated Press).

Una foto de archivo, del 27 de noviembre de 2016, de Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida (Carolyn Kaster/Associated Press).

(Carolyn Kaster/Associated Press)
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Antes de que la heredera del imperio de los cereales para el desayuno Marjorie Merriweather Post muriera, en 1973, su deseo era ceder su enorme finca de Palm Beach al gobierno federal, para que se usara como una Casa Blanca de invierno. La mujer pensó que el lujoso castillo -construido en la década de 1920, por un valor de $8 millones, y llamado Mar-a-Lago- sería el escape perfecto para los presidentes de los EE.UU. y los líderes mundiales de visita en el país.

Sin embargo, por años, ningún presidente mostró interés real. La finca estaba vacante y con un mantenimiento anual estimado en un millón de dólares. Los esfuerzos para devolverle Mar-a-Lago a a Fundación Marjorie Merriweather Post fueron infructuosos, hasta 1980.

Cinco años más tarde, Donald Trump adquirió el complejo -de más de 100 habitaciones-, luego de algunas astutas negociaciones. Así es como, ahora, la visión de Post se ha convertido en realidad.

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Días antes de la toma de posesión, Trump declaró oficialmente Mar-a-Lago como su Casa Blanca para el invierno. El presidente ha pasado los dos últimos fines de semana allí, más recientemente junto con el primer ministro japonés, Shinzo Abe. El par cenó y jugó al golf, y confrontó desde allí la noticia de que Corea del Norte había lanzado otro misil.

Los comensales observaron cómo los dos líderes consultaban con sus asesores, a plena vista del público. La Casa Blanca negó los informes de que se había discutido información confidencial o delicada. Trump planea volver al complejo este próximo fin de semana.

La primera vez que posó sus ojos en la propiedad fue en 1982, durante unas vacaciones en Palm Beach. La finca contiene un campanario de 75 pies de altura, un campo de golf de nueve hoyos y un túnel para salir a la playa. Casi de inmediato, Trump hizo una oferta por $15 millones, que fue rechazada, según su libro “The Art of the Deal”.

Durante los próximos años, las ofertas de otros compradores se redujeron. En 1985, Trump ofreció $5 millones en efectivo, más otros $3 por los muebles. Un mes más tarde, el trato estaba confirmado.

En 1995, después de una década de usar la finca como residencia privada, Trump la convirtió en un club privado, con una cuota inicial de $100,000 dólares. Luego de la elección presidencial, ese cargo se duplicó. La membresía anual es de $14,000, reportó CNBC.

Durante la transición, Trump se deleitó en mostrar las premisas a los reporteros, mientras se reunía allí con sus potenciales funcionarios. En una ocasión, con el promotor de boxeo Don King a su lado, aceptó preguntas de los periodistas en la gran entrada de la finca. También celebró allí Año Nuevo, con cientos de invitados. El menú comenzaba con una ‘Ensalada Wedge del Sr. Trump’.

Mar-a-Lago cubre cerca de 20 acres entre el Océano Atlántico y el Lago Worth. Fue inaugurada en 1927, después de cuatro años de construcción que demandó tres barcos llenos de piedra importada de Italia, 36,000 azulejos españoles que datan del siglo XV y 2,200 pies cuadrados de mármol de un antiguo castillo cubano.

“Debe estar volviendo loco al Servicio Secreto, porque ese sitio es enorme”, afirmó Paul George, historiador residente del Museo de Historia de Miami, quien comparó la propiedad con otros retiros presidenciales. “No está tan enclaustrada o contenida como muchos otros lugares elegidos”.

Trump no es el primer presidente que se siente atraído por el calor y el agua del Estado Soleado. A continuación, una lista de otros mandatarios que disfrutaban de un retiro en Florida:

Harry Truman

Después de 18 difíciles meses en el puesto, Truman desarrolló una tos que no podía vencer. Su médico le sugirió viajar a un sitio cálido para recuperarse. Así, terminó en una residencia para oficiales navales en Key West y se enamoró de Florida.

Durante su presidencia, pasó 175 días -mayormente en otoño y primavera- en lo que se conoce ahora como la ‘Pequeña Casa Blanca’.

Durante ese primer viaje, en 1946, el secretario de prensa de Truman llevó a los periodistas a bordo de un submarino para realizar la primera conferencia de prensa bajo el agua, 20 millas al sur de Key West y 300 pies sumergidos en el océano.

Otros cinco presidentes y expresidentes han buscado respiro en el edificio, entre ellos Dwight D. Eisenhower, Jimmy Carter y Bill Clinton.

En 2001, los presidentes de Armenia y Azerbaiyán utilizaron el lugar para las conversaciones de paz internacionales.

John F. Kennedy

Durante su mandato, Kennedy se retiró a menudo a la casa de Palm Beach que su padre había comprado en oferta, en 1933.

La finca, de dos hectáreas, cuenta con seis dormitorios, un garaje para cuatro vehículos, y 200 pies de vista al mar.

“Pasaba allí unas buenas temporadas, usualmente en invierno, porque el clima, desde luego, es muy moderado aquí”, afirmó el historiador.

Richard Nixon

Nixon compro dos casas frente al mar en Key Biscayne después de ganar la elección, en 1968. Había visitado la ciudad en la pequeña isla desde la década de 1950, cuando estaba dejando de ser una plantación de coco para convertirse en una comunidad residencial, relató George.

Una tercera propiedad en el complejo pertenecía a Bebe Rebozo, un amigo cercano.

Se cree que Nixon trazó el plan del Watergate -y su posterior encubrimiento- en Key Biscayne. A medida que el escándalo empeoraba, el mandatario pasaba cada vez más tiempo en Florida. “Realmente sólo quería salir de Washington; las cosas se estaban poniendo muy serias”, expresó George.

Durante una de sus visitas, Nixon visitó en secreto Mar-a-Lago, con Rebozo. Un mes más tarde, renunció.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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