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Kelly Rodríguez se convierte en la primera capitana en el Departamento de Policía de Huntington Beach

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Desde que era niña, Kelly Rodríguez se guió por un principio importante: no le gustan las personas que se aprovechan de los débiles.

Este valor llevó a Rodríguez, hoy de 50 años de edad, a seguir una carrera como policía y ser nombrada como la primera capitana en la historia del Departamento de Policía de Huntington Beach, el pasado 31 de diciembre.

De los 217 oficiales del departamento, 11 son mujeres, según una de ellas, la vocera Jennifer Marlatt. Rodríguez es la única mujer con un rango superior al de oficial. “Ella es una ardua trabajadora y toma decisiones rápidas y sólidas”, señaló el jefe Robert Handy acerca de Rodríguez y su ascenso al rango de capitán. “Está muy comprometida con la seguridad de nuestros oficiales y de la comunidad”.

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Marlatt indicó además que toda las mujeres del departamento ven en Rodríguez un modelo a seguir.

“La capitana Rodríguez da el ejemplo por su tenacidad, el amor por el trabajo y su arduo desempeño para resolver problemas y seguir haciendo de Huntington Beach una gran ciudad para vivir y trabajar”, afirmó. “Ella trabajó en un momento en que todavía había un fuerte sesgo contra las mujeres en la aplicación de la ley. Creo que ella pudo cambiar algunas de esas opiniones y demostrar que las mujeres pueden hacer el trabajo tanto como los hombres. Es una persona respetada y admirada por muchos en el departamento, y una persona que enseña mediante el ejemplo”.

Por su parte, la oficial Lisa Gallatin remarcó: “Es una persona dedicada, lista y honesta. No se siente intimidada con esta tarea”.

Pese a su dedicación de 21 años al departamento, Rodríguez sostuvo el miércoles pasado que no siempre supo que quería ser policía. Después de crecer en Connecticut, se mudó a California a los 18 años para asistir a Cal State Long Beach. En ese momento, esperaba convertirse en maestra; ser policía ni siquiera se le cruzaba por la mente.

En su primer año en la escuela tomó una clase electiva en criminología y uno de los requisitos era asistir a recorridas policiales. Vívidamente recuerda aún hoy su primer salida con la policía de Downey, cuando se involucraron en una persecución con personas sospechosas de uso de drogas. “Fue loco y emocionante”, afirmó Rodríguez. “Allí pensé ‘Necesito ser policía’”.

Además de tener una predilección por la adrenalina, Rodríguez había pasado varios años practicando deportes de acción en Connecticut, y sintió que la policía estaba en línea con sus valores. “Cuando ves a alguien que es víctima y no puede defenderse, y uno tiene un impacto en su vida al detener al perpetrador y darle nuevamente tranquilidad, eso trae mucha satisfacción”, expresó. “No me gustan los matones; no me gusta la gente que se aprovecha de los demás”.

Rodríguez pasó siete años en el Departamento del Sheriff del Condado de Orange antes de transferirse a Huntington Beach, en 1996. Como la mayoría de los novatos, comenzó en la patrulla, algo que trajo emociones -buenas y malas-.

A fines de los años 1990, Rodríguez patrullaba un vecindario con sus faros apagados, en busca de ladrones, cuando vio a una mujer sospechosa en un vehículo. Cuando intentó detenerla, la mujer huyó de la escena y eso desató una persecución que se prolongó hasta Escondido. En el camino, la oficial se enteró de que la mujer había robado una casa en Long Beach, y luego había también robado el automóvil que usaba.

De la nada, la mujer estrelló el vehículo intencionalmente a 80 mph contra los amortiguadores de una rampa de salida. Cuando Rodríguez y los otros oficiales fueron a ver si estaba viva, la vieron cortándose la garganta y apuñalándose repetidamente en el estómago, con un cuchillo. Rodríguez y el oficial pudieron arrebatarle el arma y detenerla hasta que llegara el personal médico. La mujer sobrevivió y fue arrestada. “Todo eso fue un torbellino”, aseguró.

Uno de sus recuerdos más preciados es cuando ayudó a un grupo de jóvenes estudiantes de primer año de preparatoria a dejar la heroína. Hace aproximadamente 15 años, Rodríguez trabajaba como oficial escolar y descubrió que las niñas usaban narcóticos. Rápidamente se puso en contacto con los padres trabajó con ellos para aconsejar a las chicas.

Una de ellas estaba siendo criada por su abuela, porque su madre había muerto de una sobredosis. La joven se había convertido en adicta también, pero Rodríguez señaló que fue persistente y la convenció de asistir a un centro de rehabilitación. “No quería que se convirtieran en otra estadística o se volvieran adictas, así que persistí con ellas”, relató la capitana. La joven la contactó varios años más tarde y le agradeció por haberle salvado la vida.

En 2008, Rodríguez fue ascendida a sargento, y en 2012 se convirtió en teniente. Ahora, como capitana, su trabajo está menos vinculado con la actividad policial diaria y más con tareas administrativas. En su nuevo puesto, Rodríguez es responsable de 90 oficiales y pasará mucho tiempo en la comunidad, hablando con los residentes y empresarios, una tarea que le resulta agradable.

En una ceremonia realizada en las salas del Ayuntamiento, el 3 de enero pasado, sus familiares y colegas se reunieron para ver su juramento y entrega de la insignia con su nuevo rango.

Rodríguez espera que su ascenso sea un ejemplo para las niñas que quizás nunca han considerado la policía como una profesión viable. Actualmente, el departamento trabaja para atraer más mujeres a la profesión. “Reclutar mujeres es una parte integral para tener un departamento completo y cumplir nuestra misión de servir a la comunidad con honor, integridad y profesionalismo”, señala el sitio web de la agencia.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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