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Qué puede saber la policía a partir de tu teléfono celular

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Algún día, la policía podrá rastrear los hábitos y el estilo de vida de las víctimas y los sospechosos de un crimen mediante el análisis de los químicos de la piel que quedan impregnados al tocar los teléfonos celulares.

En un estudio publicado este lunes, investigadores de UC San Diego recuperaron y procesaron suficientes de estos químicos de teléfonos celulares específicos para obtener una instantánea parcial de qué alimento habían consumido recientemente sus usuarios, qué productos de belleza e higiene habían empleado y qué lugares habían visitado.

Los químicos también pueden revelar si el usuario es hombre o mujer, si toma ciertos medicamentos, como antidepresivos, y quizás si son vegetarianos o carnívoros.

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Esa información “debería ayudar a un investigador a construir un bosquejo imparcial de la persona dueña del teléfono”, afirmó Pieter Dorrestein, el bioquímico de UC San Diego que lideró el estudio, publicado esta semana en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias.

Dorrestein y la científica Amina Bouslimani divulgaron resultados similares empleando esta técnica para recolectar evidencia de objetos de uso cotidiano, tales como llaves y plumas.

Su exploración es parte de una iniciativa nacional para encontrar formas de complementar las huellas dactilares, una ciencia desarrollada en el siglo XVIII, y del análisis del ADN, que se incorporó a los procesos penales a fines de los años 1980.

Los expertos forenses, autoridades y científicos moleculares, entre otros, creen fuertemente que serán capaces de identificar con precisión y examinar los rastros químicos de elementos usados por un individuo o por un grupo. Por ejemplo, un celular, que a menudo es utilizado sólo por un usuario.

Si sus esfuerzos resultan exitosos, podrían expandir en gran medida los sitios y los objetos de los cuales se puede obtener evidencia molecular, y examinarlos para agrupar un perfil de las actividades de una persona, así como sus rasgos conductuales.

El método de UC San Diego consiste en utilizar un hisopo de algodón para recolectar sustancias químicas de la piel a partir de la superficie de un teléfono celular, y luego analizarlas con un espectómetro de masas, una máquina que ayuda a clasificar moléculas en función de las propiedades de sus átomos. Esto se realizó para los 39 participantes del estudio.

“Podemos detectar miles de moléculas de un objeto determinado”, señaló Dorrestein. “Tiene sentido; provienen de alimentos, productos de cuidado personal y del medio ambiente en el cual vivimos. Pero sólo podemos tomar en cuenta cerca del 2% de las moléculas que detectamos. Podemos decir cosas como ‘Esto es [el pesticida] DEET’, lo cual indica la probabilidad de que una persona haya entrado en un sitio donde había mosquitos. Luego buscamos filtros solares. Eso habla de una persona a quien le gusta estar al aire libre. Si hay mucho maquillaje pesado, es más posible que sea mujer y no varón. Estos son los tipos de cosas que podemos aprender al analizar los químicos”.

Otros medicamentos que el equipo de Dorrestein identificó incluyen fármacos para combatir la pérdida del cabello, antidepresivos, gotas para ojos y cremas antiinflamatorias y antihongos. Las moléculas de alimentos incluyeron cítricos, cafeína, hierbas y especias, según el estudio.

A largo plazo, los científicos esperan comprender más trazos químicos para trabajar con una serie cada vez más amplia de moléculas. De los teléfonos probados, algunas de las moléculas eran visibles por unos pocos días, mientras que otras persistían por meses. Éstas seguían presentes incluso luego de limpiar el teléfono con un paño húmedo. Esto se debe a que podrían ser detectadas en grietas, bordes u otras partes difíciles de limpiar.

Los científicos podrían usar el método del espectómetro para fines prácticos que no sean el trabajo forense de la aplicación de la ley. La tecnología podría, por ejemplo, ayudar a los médicos a evaluar si los participantes en un ensayo clínico toman su medicación prescrita, o ayudar a los diseñadores de moda a evaluar cómo una tela en particular interactúa químicamente con la piel de las personas.

Con el paso de los años, los científicos han utilizado hisopos de algodón para recoger microbios de los objetos comunes, incluidos teléfonos públicos y lavamanos. Pero la mayoría de esos estudios involucraban el procesamiento del ADN del microbio, que no provee información acerca del estilo de vida que ahora Dorrestein intenta desarrollar con su técnica.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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