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Por qué algunos de los tiroteos policiales más polémicos no están registrados en video

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Momentos después de que estallaran los disparos en una intersección de Boyle Heights, policías de Los Ángeles vieron a un hombre alejarse de la zona. Los oficiales intentaron detenerlo, señaló el LAPD, pero éste corrió y sacó una pistola de su cintura, lo cual llevó a los agentes a disparar.

El hombre fue impactado en el pecho y murió en un callejón. Los oficiales llevaban cámaras corporales, diseñadas para agregar claridad a momentos polémicos de la labor policial, como este tipo de tiroteos. ¿Cuál fue el problema? Que dichas cámaras no estaban encendidas.

El tiroteo del pasado sábado fue al menos el segundo incidente de este año en el cual las cámaras corporales usadas por los oficiales del LAPD no estaban grabando cuando dispararon sus armas. Desde que el departamento lanzó su ambicioso despliegue de 7,000 cámaras, en agosto de 2015, ha habido por lo menos cuatro balaceras en las cuales los agentes no tenían estos equipos en el momento, según una revisión de declaraciones e informes del LAPD realizada por Los Angeles Times.

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Esos casos subrayan un creciente problema a medida que más agencias del orden público implementan las cámaras corporales. Si bien el uso de la tecnología ha aumentado, también crecieron los casos en que los dispositivos no estaban en funcionamiento cuando se los necesitaba.

Los comisionados de la policía de L.A. señalaron preocupaciones sobre el tema y ordenaron al LAPD la realización de un informe donde se explique con qué frecuencia los oficiales activan estos equipos. Hasta la fecha, 2,800 cámaras usadas por oficiales en toda la ciudad han recopilado más de un millón de grabaciones, entre ellas de un puñado de tiroteos policiales.

El tiroteo fatal de la policía en Boyle Heights, el sábado pasado, fue al menos el segundo este año en el cual las cámaras corporales empleadas por los agentes del LAPD no estaban encendidas cuando dispararon sus armas.

Los altos mandos del LAPD reconocieron que el hecho de no activar las cámaras corporales antes de un incidente crítico es una preocupación, y señalaron que están intentando remediar el problema. Sin embargo, los funcionarios creen que estos casos son generalmente resultado de una falta de familiaridad con los dispositivos, en lugar de una decisión deliberada de no activarlos.

Fallas similares de los oficiales están fastidiando a las agencias policiales de todo el país. El otoño pasado, en Washington, D.C., los manifestantes cuestionaron por qué un oficial no activó su cámara corporal hasta después de disparar mortalmente contra Terrence Sterling, un asesinato polémico en el cual algunos testigos disputaron la versión policial de que el hombre, de 31 años de edad, había estrellado intencionalmente su motocicleta contra un patrullero antes de que se le disparara.

El año anterior, un departamento de policía de Alabama captó la atención de los medios a nivel nacional después de revelar que un oficial no había encendido su cámara antes de disparar mortalmente a un hombre con enfermedad mental que había amenazado al agente con una cuchara.

En el condado de Alameda, los agentes del sheriff que golpearon a un hombre en un callejón de San Francisco en 2015 llevaban cámaras corporales, pero sólo una de ellas fue activada, por accidente. Pocos meses después, el Departamento del Sheriff hizo obligatorio el encendido de las cámaras.

“Ellos anunciaban: ‘Ahora tenemos estos equipos y vamos a tener grandes resultados’, ¿y luego el público se entera de que los emplean, pero no los encienden? Realmente han perdido credibilidad”, aseveró Samuel Walker, profesor de derecho penal y experto en responsabilidad policial. “Es un problema muy serio”.

En Los Ángeles, el tema atrajo la atención de la Comisión de Policía, un panel con cinco personas que supervisa al LAPD y revisa cada tiroteo o uso serio de la fuerza por parte de los oficiales. En la reunión más reciente de este grupo, el martes pasado -tres días después de que Fred Barragán muriera en el tiroteo de Boyle Heights- los comisionados interrogaron a los altos mandos del LAPD acerca de qué hace el departamento para monitorear si los agentes activan apropiadamente los dispositivos.

Uno de los comisionados, Steve Soboroff, remarcó que es “cada vez más frustrante” revisar casos en los cuales la policía usa la fuerza y no tiene las cámaras encendidas. “No quiero enterarme de que están apagadas”, expresó en una entrevista. “Es una evidencia tan importante”.

No queda claro con qué frecuencia los oficiales no encienden los dispositivos durante las interacciones con el público, ya sean éstas de alto perfil o rutinarias. La política del LAPD exige a los agentes activar las cámaras antes de iniciar cualquier actividad de investigación o control del orden con el público, o “tan pronto como sea práctico y seguro hacerlo”.

El jefe adjunto Michel Moore expresó que no había visto evidencia de que los oficiales desobedezcan a diario y no enciendan sus cámaras de forma intencional, y apuntó que “en las pocas instancias” en las cuales un oficial lo había hecho deliberadamente, el departamento había tomado medidas. Esos oficiales pueden enfrentar un castigo que va desde una reprimenda o degradación hasta la suspensión, y en última instancia la baja del departamento, de acuerdo con las pautas disciplinarias del LAPD.

Moore se refirió a un informe de 2015 -realizado en las primeras seis semanas de incorporación de las cámaras- que mostró que los oficiales de la división Mission, del LAPD, habían encendido sus cámaras al comienzo del 87% de 15 incidentes. Al responder llamados con las luces y la sirena encendida, resaltó el reporte, activaron sus cámaras en un 94% de las veces, tal como se exige.

Cada una de las cuatro agencias del LAPD actualmente rastrea si los oficiales encienden sus dispositivos en el momento apropiado, detalló Moore. A pedido de la Comisión de Policía, los altos mandos del LAPD están recopilando todos esos datos para proporcionar un vistazo amplio, de todo el departamento, acerca de cómo siguen las reglas los oficiales.

Moore expresó que los resultados de 2015 fueron prometedores, pero reconoció que en los casos en que las cámaras no estén encendidas, la gente querrá saber por qué, y qué ocurrió en los momentos no registrados en video. “Queremos el 100%”, dijo. “Uno puede tener dos o tres fallas en 100 casos. Si esas fallas son instancias críticas, pueden socavar la confianza total del público”.

El tema central, según Moore y los líderes del gremio de policía, es que los oficiales aún están acostumbrándose al uso de estos dispositivos. “No han comprendido la tecnología todavía”, afirmó Steve Gordon, uno de los directores del sindicato que representa a los oficiales de rango. Para él, los oficiales usualmente pueden activar sus cámaras para encuentros de rutina, cuando hay poca urgencia. Eso se modifica, advirtió, durante una situación de gran presión, cuando los oficiales deben actuar de inmediato, lo cual puede terminar en un tiroteo.

“Cuando hay algún tipo de urgencia, cuando todos los sentidos están en máxima alerta… no recuerdan activar la cámara”, detalló. “Están pensando en autos, en los sospechosos, en un millón de otras cosas. Y eso mismo es lo que se está cuestionando ahora: ¿Por qué no tenía la cámara encendida durante un tiroteo?”, expuso. “Para mí es casi una cuestión de risa, porque pienso: ‘Tenemos suerte de que haya detenido su auto’”.

Dos semanas después de que las primeras cámaras se entregaran a los oficiales en la división Mission, del LAPD, en agosto de 2015, dos oficiales de ésta dispararon y mataron a un hombre que había apuntado con un arma a uno de ellos. Ninguno encendió su cámara durante o después del tiroteo, según informó el jefe del LAPD, Charlie Beck. El departamento concede a los oficiales un período de gracia de 90 días mientras se acostumbran al uso de la tecnología, por lo cual el tema se manejó como un “problema de capacitación”.

En febrero de 2016, oficiales de Boyle Heights dispararon y mataron a un adolescente de 16 años quien, supuestamente, conducía un vehículo robado y había apuntado a un oficial con una escopeta. En su sumario del episodio, Beck expresó que los oficiales no habían encendido sus cámaras hasta después de disparar. Uno de ellos se encontraba aún en el período de gracia, pero el segundo había recibido entrenamiento para el uso del dispositivo cinco meses antes. El hecho llevó al departamento a abrir una investigación para saber por qué la cámara no estaba encendida.

Un mes atrás, un oficial disparó y mató a un hombre que llevaba una gran tubería de metal cerca de un restaurante del centro de L.A. La investigación al respecto se encuentra en curso, pero una vocera del departamento señaló que el oficial y su compañero no tenían las cámaras corporales encendidas en ese momento.

La agencia está tomando varias medidas para resolver el problema. En la Oficina Central, calcomanías dentro de las patrullas recuerdan a los oficiales “Cuenta tu historia. Activa tus dispositivos corporales”. Muy pronto, los reclutas en la academia llevarán cámaras falsas con las que podrán practicar, de modo que encenderlas sea un hecho natural para ellos.

Los avances también podrían ayudar. El LAPD está probando una tecnología que podría activar estos dispositivos cuando los oficiales encienden las luces de emergencia en sus patrullas, de una forma similar a la que enciende las cámaras del tablero montadas dentro de las patrullas.

El departamento también está trabajando con Taser Internacional, el fabricante de las cámaras corporales, con la intención de ampliar una segunda carga por 30 segundos en los dispositivos. Actualmente, cuando un oficial enciende su cámara, ésta automáticamente comienza a grabar video y audio, 30 segundos antes de la activación. Taser y el LAPD -junto con otras agencias- están explorando si ese marco de tiempo podría prolongarse.

Peter Bibring, abogado sénior de la organización American Civil Liberties Union (ACLU) del sur de California, afirmó que es clave contar con las cámaras encendidas durante incidentes críticos y vertiginosos, desde el comienzo mismo del encuentro. “Las cámaras corporales no ayudan a brindar responsabilidad y transparencia si no están encendidas”, dijo. “Estas situaciones de gran estrés son las que los oficiales más necesitan registrar”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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