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Para dos ‘sexpertos’, estos son los mejores rituales para el Día de San Valentín

Una pareja comparte un momento espontáneo de amor en la calle, durante el festival Lucent L’Amour, realizado en la noche de San Valentín en el centro de L.A., en 2009 (Stefano Paltera / para The Times).

Una pareja comparte un momento espontáneo de amor en la calle, durante el festival Lucent L’Amour, realizado en la noche de San Valentín en el centro de L.A., en 2009 (Stefano Paltera / para The Times).

(Stefano Paltera / For the Times)
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Conforme un reciente sondeo, cerca del 85% de los encuestados respondió que tener relaciones sexuales es una parte importante del festejo de San Valentín. Para algunos, eso es mucha presión.

“Vivimos en un país donde las rutas sexuales son epidémicas”, dice el psicoterapeuta y consejero de sexualidad Ian Kerner. “Algunos estiman que cerca de 40 millones de estadounidenses se encuentran en relaciones carentes de sexo”.

Dos “sexpertos” -Kerner, autor de “She Comes First: The Thinking Man’s Guide to Pleasuring a Woman” (Ella está primero: la guía del hombre pensante para complacer a una mujer) y la asesora en relaciones Lonnie Barbach, autora de “Going the Distance: Finding and Keeping Lifelong Love” (Hasta el final: hallar y mantener amor de por vida)— indagan a continuación qué rituales comunes para el Día de San Valentín pueden dañar o mejorar las probabilidades de romance.

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Una sabrosa cena

“Una comida romántica juntos, así sea afuera o preparada en casa, puede ser íntima y conectar a dos personas”, afirma Kerner. Pero, cuidado con las cantidades: “Los alimentos pesados se interponen en el camino de la intimidad sexual”.

Vino o champán

“Un poco de vino o champán ayudan a relajar y a reducir las inhibiciones, pero no hay que exagerar en su consumo”, advierte Kerner. “Demasiado alcohol deprime el sistema nervioso, retrasa las respuestas y contribuye a la disfunción sexual”.

¿Ostras y chocolate?

Desafortunadamente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. sostiene que no hay evidencia de que las ostras crudas sean afrodisíacas. Kerner agrega: “Algunos ingredientes del chocolate se han vinculado con los neurotransmisores liberados durante el sexo, pero esto es más consecuencia que causa. El cerebro es el órgano más sexual que tenemos, así que hay que comer lo que sea sensual para cada uno”.

¿Luz de velas?

Una obviedad. Absolutamente sí (a menos que su pareja lo odie).

¿Ropa interior sensual?

Barbach y Kerner sugieren salir juntos a comprar lencería. “Puede ser una aventura sensual y divertida, que genere anticipación y deseo”, sostiene Kerner. “A veces la lencería también ayuda a sacar una parte sexual diferente de uno mismo” (consejo extra: evitar ese horrible momento en el que uno descubre que la prenda comprada es demasiado pequeña… o grande).

Pero, estoy demasiado cansado…

Pese a los resultados de la encuesta mencionada al comienzo, que Kerner llevó adelante junto con un profesor adjunto de la Universidad de Kentucky, es bueno recordar que nada es obligatorio en el Día de San Valentín. Y si uno de los miembros de la pareja está agotado después de un día de trabajo abrumador, lo más romántico del mundo sería despejar la noche (por ejemplo: llevar a los niños a ver una película) para que él o ella pueda llegar a casa temprano y disfrutar de un buen descanso nocturno.

Encontrar el regalo perfecto

“Los sentidos son importantes vías de excitación: la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato. Si es posible, es bueno apelar a todos esos sentidos”, indica Kerner. “Flores recién cortadas, sean rosas o no, son un regalo para la vista y el olfato”. Barbach añade: “El reto es darle a la pareja lo que ella quiere, no el que quieres darle. Uno muestra su amor al comprender quién es su pareja. Algunas personas pueden desear un regalo material, otros pueden anhelar pasar tiempo en el hogar o preparar algo casero… En algún momento es bueno preguntar; es importante hablar con el otro y saber qué hace vibrar a nuestra pareja”.

¿La regla número uno? Ser sensible

“El romance se trata más acerca de cómo uno se siente respecto de algo; el significado que le atribuye a cierta cuestión”, expresa Barbach, quien aconseja ser siempre considerado: si su pareja está a dieta, por ejemplo, hay que evitar los dulces y cenas, y pensar en cambio en un plan libre de calorías, como una caminata al atardecer por la playa. Eso puede marcar más puntos (y ahorrar más dinero) que una cena de lujo.

Finalmente, los expertos señalan que no es bueno poner demasiada presión en uno mismo. “El Día de San Valentín no debe ser una fuente de tensión”, afirma Kerner. “Para mí, es una oportunidad de priorizar la conexión y la intimidad… Los estudios muestran que la diferencia entre las pareas que tienen éxito y las que fracasan es la proporción de interacciones positivas y negativas. Idealmente, hay que tener un promedio de cinco positivas contra una negativa. Como mínimo, el Día de San Valentín debe ser una oportunidad para ganar algo de positividad”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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