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‘Nadie entiende bien quién soy’; aunque asegura que es el ‘Sr. Cuero’ de Long Beach

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Ali Mushtaq, de 27 años e hijo de inmigrantes paquistaníes, ganó el título de Mr. Long Beach Leather (o Sr. Cuero de Long Beach) este otoño. Quiere a convertirse en un modelo a seguir para la comunidad gay del cuero.

Ali Mushtaq bailaba en el escenario sólo vestido con un suspensorio negro de cuero y una sonrisa. Era sábado por la noche en el Eagle LA, un bar gay de cuero en Silver Lake. Había cadenas y látigos a la venta en una mesa de billar del salón; llamas rojas pintadas en las paredes negras, música a todo volumen.

Mushtaq flexionaba sus brazos y sacudía las caderas. Un hombre le ofreció unos cuantos billetes y el rostro sensual del bailarín se convirtió en una sonrisa sincera, encantada; carcajeó mientras se ponía de rodillas para hablar con él.

Este joven de 27 años, hijo de inmigrantes paquistaníes, quien ganó este año el título de Mr. Long Beach Leather (Sr. Cuero de Long Beach), quiere ser un modelo para la comunidad gay de cuero, una subcultura que usa chaparreras, botas, chalecos, arneses y otras prendas para significar sus intereses sexuales.

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Cuando la gente lo ve por primera vez en sus atuendos de cuero, a menudo se sorprende. Su familia proviene de un país de mayoría musulmana y, después de todo, su nombre es Ali -algo que actualmente genera muchos preconceptos-, y es un “chico atractivo de Medio Oriente”, gay, que viste chaparreras de cuero y no entra en ninguna de las clasificaciones posibles.

“Nadie entiende bien quién soy”, afirma. “La gente tiene una idea de los musulmanes… Son el enemigo, el diablo, un grupo vilipendiado que intenta acabar con la democracia. Y nosotros estamos aquí, somos también parte de este país y estamos a la vanguardia del cambio progresivo en nuestras comunidades”, remarca.

También habla acerca de ser un ‘hombre de cuero’ en la clase que enseña, en Long Beach College. Y, esta primavera, participará en la más antigua de las competencias de cuero:

International Mr. Leather.

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La abuela de Mushtaq deambulaba por la cocina, preparando roti casero y lentejas. Cuando su nieto entró, con un látigo de cuero negro, la mujer delgada de 70 años de edad sacudió la cabeza y sonrió. “Ali”, le dijo, riendo. “Sólo ten cuidado de no poner el látigo en la comida”.

Mushtaq vive con sus abuelos, Ruby y Abdullah Atcha, en una cálida casa de Anaheim con cojines cosidos a mano y donde las paredes de la sala lucen cubiertas con diplomas y fotografías de graduación de varios seres queridos. “No podría ser el orgulloso ‘hombre de cuero’ que soy hoy sin el apoyo de mi familia”, escribió recientemente en Facebook, junto a una imagen que lo muestra con sus abuelos.

Los Atcha abandonaron su Birmania natal, ahora conocida como Myanmar, en la década de 1960, después de que el ejército del país llegara al poder en un golpe de estado. Vivieron en Paquistán, donde nacieron tanto la madre como el padre de Mushtaq, durante varios años antes de inmigrar a los EE.UU., en 1975.

Allí crearon para sí mismos una vida confortable, llevaron adelante un negocio de costura personalizado y criaron dos hijas. Su nieto se mudó con ellos cuando tenía 11 años, después del divorcio de sus padres. A los 15, el chico les contó que era gay. Abdullah, de 73 años, afirma que, al principio, le costó entenderlo. Él no quería que Mushtaq sufriera la discriminación que mucha gente homosexual padecía. “No creo que sea fácil ser gay en ningún sitio del mundo”, expresa el abuelo.

Pero los Atcha tienen algunos valores fundamentales: ser fieles a sí mismos, ser buenos con los demás, trabajar duro, educarse. Ellos aman a su nieto, quien, según dicen, ejemplifica todas esas virtudes. “Mientras tengas educación y puedas valerte por ti mismo, no te preocupes por nadie, ni por sus opiniones”, le dijo Ruby a Mushtaq. “Nosotros no nos preocupamos por esa gente”.

“Aprendemos de Ali”, dice su abuelo. “Todos aprendemos de los demás. Alguien aprende de ti, y así continúa. Aunque somos mayores, todavía estamos en esa fase de aprendizaje y de comprender a esta generación”.

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La moderna subcultura gay de cuero tiene sus raíces en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuenta Michael Oliveira, de los Archivos Nacionales de Gays y Lesbianas ONE, de USC. En muchas formas, asegura, su formación fue una reacción de la llamada ‘Manía del Pensamiento’ de las décadas de 1920 y 1930, una era en la que el vodevil usaba representaciones sarcásticamente afeminadas de hombres homosexuales en libros y en el teatro.

“Hubo una especie de reacción a ello: podemos amar a otros hombres pero no necesariamente interpretamos esos roles que ustedes esperan; podemos ser gay y masculinos”, resalta Oliveira.

El aspecto hipermasculino de Marlon Brando -especialmente en su papel de rebelde motociclista con chaqueta de cuero en la película de 1953 “The Wild One”- se convirtió en un punto de referencia cultural. La creciente cultura gay de cuero a menudo se superpuso con el establecimiento de clubes de motociclistas homosexuales, como el pionero Satyrs Motorcycle Club of Los Angeles, fundado en 1954.

En la actualidad existe una Bandera del Orgullo de Cuero, formada por nueve líneas negras, azules y blancas, y un corazón rojo. La escena de cuero es multifacética, abarca todos los géneros y sexualidades, desde personas vinculadas con el sadomasoquismo (o BDSM, por sus siglas en inglés) y otros fetiches, y entusiastas tradicionales del motociclismo.

Mushtaq espera ver más gente como él involucrada en la comunidad de cuero. Actualmente, es vicepresidente y miembro fundador de ONYX Southwest, la sede local de una organización creciente a nivel nacional para hombres de color dentro de dicha comunidad. Afirma que está acostumbrado a las preguntas de las personas que tratan de averiguar su identidad racial. La gente lo interroga acerca de su origen; él responde ‘el condado de Orange’. No, le dicen, ‘¿De dónde eres realmente?’. Anaheim, vuelve a responder él. ‘Sí, pero de dónde eres auténticamente?’.

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Era una mañana fría y Mushtaq tenía un invitado especial para su clase de sociología en Long Beach College: Joel Royal, ‘Mr. Long Beach Leather’ de 2015. “¿Ustedes saben qué es un fetiche?”, preguntó Royal, un afroamericano alto, vestido con un chaleco de cuero negro y muñequeras, a la clase. “Alguno de ustedes, dígame un fetiche”.

Una joven rubia se ruborizó mientras dijo tranquilamente: “¿Un fetiche del pie?”. Royal explicó que el cuero podría considerarse un fetiche, algo que hace que la persona que lo luce “se sienta sexy y mucho más confiada acerca de quién es”.

En pocos meses, Mushtaq defenderá su disertación para su doctorado en sociología en UC San Francisco. Su investigación está alineada con su propia exploración. El tema es la buena forma física, o fitness, y cómo la raza, la clase y la sexualidad la afectan.

En estos días, pasa al menos cinco noches por semana en el gimnasio, esculpiendo su cuerpo para el concurso de International Mr. Leather que será en mayo próximo, donde será juzgado por su físico y su habilidad en entrevistas. “Si este niño obstinado del condado de Orange puede hacerlo, también lo puede lograr alguien en Nebraska, en Malasia o en África”. Especialmente, Mushtaq quiere que la gente se sorprenda, pero también que quieran aprender más acerca de otras culturas y personas, cosas que no esperaban.

El joven fue introducido a la comunidad de cuero mientras estudiaba en UC San Francisco, donde era un activo miembro de la escena bailable homosexual. Al igual que sus estudiantes, sus abuelos también le hicieron algunas preguntas poco después de que se adentrara en un mundo que era como un planeta alienígena para ellos.

“Cuando llegué a mi casa por primera vez, mi abuela me dijo: ‘¿Por qué tienes cuerdas?’”, recuerda Mushtaq, entre risas. “¿Por qué vas a la tienda de herramientas todo el tiempo?”.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.

Traducción: Valeria Agis

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