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Los votantes en general ven cada vez más posible una victoria de Donald Trump

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Donald Trump disfruta por estos días de su posición más fuerte en la carrera presidencial desde la convención donde resultó nominado y, por primera vez, ha comenzado a cerrar significativamente la brecha con Hillary Clinton acerca de quién resultará ganador, un cambio que podría impulsar la participación de los votantes de ambos lados.

Los números para los nominados han crecido y descendido en varios sondeos durante todo este tiempo, pero hasta ahora la gran mayoría de votantes, independientemente de a quién hayan apoyado, suponía que Clinton ganaría la presidencia.

Esto es justamente lo que ha cambiado, según la encuesta Daybreak de USC Dornsife/Los Angeles Times acerca de la elección. Aunque Clinton todavía tiene una ventaja, Trump se ha acercado a ella hasta el punto de que los resultados se encuentran ya dentro del margen de error del sondeo.

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La pregunta de la expectativa de los votantes es clave porque a menudo -aunque no siempre- ha demostrado ser un medio más preciso para predecir los resultados eleccionarios que indagar acerca de a qué candidato votará cada encuestado. El interrogante de la ‘expectativa’ (¿Qué candidato cree usted que ganará…?) tiene un buen historial, en especial cuando falta un buen tiempo para la elección -siete semanas, en este caso.

Clinton lleva la delantera, con entre el 50% y 45% de respuestas de dicha pregunta, según la encuesta. La cifra representa una baja de sus 13 puntos porcentuales de ventaja registrados hace apenas una semana.

Los demócratas liberales fueron especialmente propensos a cambiar su punto de vista de la elección, conforme detectó la encuesta; un resultado que probablemente no sea una sorpresa en la sede de campaña de Clinton, que a menudo escucha a demócratas ansiosos y dispuestos a dar consejos.

Hace una semana, uno de cada cuatro demócratas liberales pensaban que Trump ganaría las elecciones. Esto se ha elevado ahora a uno de cada tres. Los votantes más jóvenes, y aquellos sin educación universitaria, también se inclinaron a predecir que Trump será el ganador.

Durante ese mismo período, Trump ha ganado la delantera en la pregunta de a qué candidato apoyan los encuestados. El republicano ahora lidera el rango, con 48%-41%, según el sondeo.

La encuesta Daybreak ha demostrado consistentemente resultados más favorables para Trump en esta cerrada competencia, que muchos otros sondeos. En promedio, las encuestas recientes siguen mostrando a Clinton como líder, pero por un pequeño margen a nivel nacional.

Algunos analistas creen que ciertas partes de la metodología de esta encuesta inclina los resultados en pocos puntos hacia el candidato republicano. Si ese es el caso, no se sabrá hasta contar con los resultados efectivos de la elección, pero más allá del nivel de apoyo para los dos candidatos, la misma tendencia de mejora para Trump y de declive para Clinton ha aparecido en otros sondeos nacionales y estatales realizados la semana pasada.

Los últimos días se vieron dominados por las noticias acerca de la salud de Clinton: la exsecretaria de estado pareció colapsar mientras subía a un vehículo luego de asistir a un homenaje por las víctimas del 11 de Septiembre. Más tarde, se informó que se le estaba atendiendo por una neumonía.

Una encuesta realizada por la organización de sondeos en línea YouGov para The Economist indicó cómo esos hechos afectaron la opinión pública. Los estadounidenses permanecieron uniformemente divididos sobre la cuestión de si Clinton está “en buena condición física para funcionar eficazmente como presidente por los próximos cuatro años”, detectó la consulta. En ella, casi cuatro de cada diez estadounidenses se inclina a pensar que sí, pero la misma proporción señala la contrario.

Ese fue un importante cambio respecto de principios de septiembre, cuando más de la mitad de los estadounidenses habían indicado en una encuesta anterior de la misma organización que la exsecretaria de estado gozaba de una buena condición física, y sólo un tercio respondió que no.

La modificación actual se produjo principalmente entre los demócratas y, en menor medida, entre los independientes. Una gran mayoría de republicanos ya había expresado su creencia de que la salud de Clinton no era suficientemente buena para un mandato de cuatro años; una afirmación que ha sido un elemento básico en la retórica de campaña del partido republicano y de los medios conservadores durante meses.

La preocupación por la salud de la candidata puede desvanecerse ahora que su campaña está nuevamente en marcha, y ella luce en forma. Esto podría ser especialmente cierto si se ve a una Clinton vigorosa durante el primer debate televisado, que tendrá lugar en una semana.

Otras tendencias en el electorado ayudan también a la candidata. A consecuencia del informe del censo conocido la semana pasada, donde se reveló que los ingresos personales subieron en 2015 a un ritmo más rápido que en varias décadas y la pobreza bajó, también, en promedios récord, la proporción de los ciudadanos que ven el país “por la buena senda” se incrementó en algunas encuestas. El índice de aprobación del presidente Obama también sigue aumentando. Estos dos cambios, podría esperarse, ayudarían a impulsar a la candidata oficialista.

Por otra parte, los sondeos tanto de Gallup como de YouGov muestran cierta mejora de Clinton entre el electorado. Su calificación favorable neta -el porcentaje de votantes que tienen una opinión positiva, menos la cuota de quienes sienten lo contrario- sigue siendo baja, aunque muestra una ligera trayectoria ascendente en ambas encuestas.

Ahora, sin embargo, los problemas de salud podrían haber sido un factor importante en los resultados del sondeo Daybreak, que muestran una disminución en la intención de voto para Clinton. A diferencia de otras encuestas, la llamada Daybreak pide a los encuestados valorar en una escala del 0-100 su probabilidad de voto por Clinton, Trump u otro candidato y, por separado, solicita que evalúen su probabilidad de votar. Debido a que la encuesta examina al mismo conjunto de casi 3,000 personas por semana, permite obtener una mirada más precisa acerca de cómo la gente cambia de parecer.

Dado que los problemas de salud de Clinton comenzaron a dominar las noticias, la intención de voto de sus seguidores cayó en dos puntos porcentuales, mientras que la de quienes apoyan a Trump se elevó en un punto. Este cambio es pequeño en términos de números, pero podría generar una gran diferencia en una carrera muy reñida.

Entre los grupos que presentaron los mayores descensos en intención de voto durante la semana última se encuentran los demócratas moderados y los liberales independientes. Podría esperarse que ambos grupos incluyan a seguidores de Clinton, menos motivados. Por el contrario, entre los independientes moderados, aquellos que apoyan a Trump mostraron un aumento en su probabilidad de votar, según el sondeo.

Este aumento en la probabilidad de voto por parte de algunos partidarios de Trump también podría provenir de su reacción a un comentario de Clinton, hace más de una semana, quien señaló que la mitad de los seguidores del republicano encajan en lo que ella llama “una cesta de deplorables”, que muestran sexismo, racismo, homofobia y otras condiciones negativas. Clinton se disculpó después por haber empleado la palabra “mitad”. Los republicanos, por su parte, comenzaron a emplear el término “deplorable” como grito de guerra.

En tanto, el cambio en las expectativas de los votantes acerca de qué candidato ganará podría impulsar la participación de votantes para ambos lados.

La ventaja de Trump en la encuesta Daybreak descansa, en parte, en el apoyo de los electores blancos conservadores y descontentos, que no votaron en 2012 pero planean hacerlo ahora. La creencia de que el republicano podría ganar ayuda a motivar a sus votantes a acudir a las urnas. Su jefa de campaña, Kellyanne Conway, ha proclamado en repetidas ocasiones “el impulso” que tienen de su lado.

En general, sin embargo, el sondeo Daybreak indica que Clinton tiene, probablemente, más posibilidades de ganar con la participación expandida. Trump ha estado en la delantera entre los encuestados que se muestran más seguros de su decisión y de asistir a votar. Clinton lideró hasta la semana pasada entre un universo más amplio, que incluye a los electores potenciales, un tanto inciertos de su elección o de su participación en las urnas.

En particular, Clinton ha tenido problemas para ganar el apoyo de los votantes más jóvenes. Según ciertas encuestas - entre ellas una reciente encuesta realizada por SurveyMonkey en California para USC y The Times-, esos votantes prefieren a Clinton y hasta al candidato libertario, Gary Johnson, por sobre Trump. No obstante, a los estrategas demócratas les preocupa que algunos de los más jóvenes voten por Johnson o por la candidata del Partido Verde, Jill Stein, creyendo que Clinton ‘ganará de todas maneras’. También les preocupa que los votantes más jóvenes elijan, finalmente, quedarse en casa el día de la elección. Las encuestas ajustadas y la creencia en aumento de que Trump podría llegar a ganar impulsarían esa decisión en un sector del electorado.

Obama habló al respecto en un apasionado discurso, el sábado por la noche, en la gala del Caucus Negro del Congreso, realizada en Washington. “No hay tal cosa como un voto que no importa”, aseguró. “Luego de haber logrado la participación histórica en las urnas, en 2008 y 2012, especialmente entre la comunidad afroamericana, consideraría como un insulto personal, un insulto hacia mi legado, que esta comunidad baje la guardia y no tenga una participación activa en esta elección.

¿Quieren darme una buena despedida? Vayan a votar”, sentenció.

Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí

Traducción: Valeria Agis

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