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La redada en un restaurante francés que evidenció el problema de contratar trabajadores indocumentados

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Fue sólo semanas después de que las autoridades de inmigración realizaran una redada en el restaurante Pacific Beach y la panadería The French Gourmet que su chef y propietario, Michel Malécot, salió a cenar. Entre el personal vio un rostro conocido: un ayudante de camarero que acababa de ser arrestado por trabajar sin autorización para él.

A diferencia de ese dueño de restaurante -y de numerosos otros empleadores de San Diego que dependen del trabajo no autorizado-, Malécot debió responder por sus prácticas de contratación, y aprendió una dura lección que le costó al francés una fortuna y que debería servir como advertencia a otros empresarios, especialmente ahora que las posibilidades de redadas a los lugares de trabajo se incrementan bajo el gobierno de Trump.

El caso penal contra The French Gourmet, Malécot y el gerente del restaurante -y chef de pastelería- Richard Kauffmann, en 2008, se propagó rápidamente por la escena culinaria de San Diego. Era un caso atípico, en el cual el gobierno de los EE.UU. apuntaba contra el empleador, y Malécot sostuvo que la intención de ello era usarlo como ejemplo.

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“Yo era el elefante blanco en la habitación”, afirmó Malécot acerca de la comunidad gastronómica local. Otros propietarios de restaurantes le estrechaban la mano e intentaban simpatizar con su situación, “pero también tenían una mirada que decía: ‘Me alegro de que seas tú y no yo, amigo’.

Fue un tiempo difícil”, expresó Malécot, de 65 años de edad, en una entrevista concedida en su acogedor comedor para 45 personas, la semana pasada. En algún momento temió perder su negocio. “Tengo mucha suerte porque amo lo que hago”, confesó.

Malécot sostiene que ahora cumple al cien por ciento cuando se trata de contratar a trabajadores autorizados a través de E-Verify, el programa online del gobierno que ratifica o cuestiona la elegibilidad de los empleados.

Pero debido a que el programa es voluntario, muchos restaurantes no lo utilizan y -ya sea a sabiendas o sin conocerlo- emplean a inmigrantes indocumentados. Malécot sostiene que eso lo pone -a él y a otros empleadores que cumplen las normas- en desventaja cuando sus competidores poseen una mano de obra más amplia y el potencial de pagar menos por ella. E-Verify incluso tiende a ahuyentar a algunos inmigrantes con tarjetas verdes válidas, afirmó.

Por ese motivo, en este momento agradece el mayor control de los empleados, una medida que se anticipaba a medida que el presidente Trump buscara atacar la inmigración no autorizada y abrir más puestos de trabajo para los trabajadores estadounidenses. “El campo de juego debe ser justo”, manifestó Malécot.

La redada

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Malécot, oriundo de Normandía, Francia, llegó a los EE.UU. a los 20 años y trabajó en cocinas tanto en Nueva York como en Florida antes de mudarse a San Diego, en 1976, donde se desempeñó en el restaurante francés Le Côte D’Azur, en La Jolla. En 1979 inauguró The French Gourmet y se trasladó a su ubicación de Turquoise Street en 1989.

El sitio ganó su reputación no sólo por la buena comida y el servicio amable, sino por su perfil caritativo. En 2006, cuando The French Gourmet se preparaba para ofrecer -sin cargo- una cena a beneficio en la Estación Aérea de la Marina en Miramar, un chequeo de seguridad del personal de Malécot activó la alarma. La discrepancia entre el papeleo motivó una investigación.

En el 2008 Malécot estaba regresando de un viaje a Europa cuando se enteró de que agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) habían hecho una redada en el restaurante.

Ese día, las autoridades arrestaron a 18 de sus empleados. Malécot y Kauffmann fueron acusados de participar en la vieja práctica de contratación consciente de inmigrantes sin autorización. Como los funcionarios habían enviado, anteriormente, cartas con advertencias de que los números de seguro social usados por algunos empleados no coincidían con los registros federales, los empleadores fueron acusados de decirle a los trabajadores que obtuvieran nuevos documentos y recontratarlos con nuevos nombres y números de Seguro Social.

Malécot pensaba que los cargos eran más bien una cuestión de papeleo. “Pensé: ‘OK, ¿cuál es el gran problema? No tenemos nada que ocultar. Pensábamos que hacíamos lo correcto. Si alguien tenía tarjeta de Seguro Social, lo contratábamos. Algunas personas mexicanas cambian sus nombres”, afirmó. El empresario tenía en ese momento cerca de 250 empleados, entre ellos muchos que eran estacionales o de medio tiempo, para el servicio adicional de catering que brindaba su restaurante. Todo el mundo estaba en la nómina.

Durante la investigación, una auditoría de los registros de empleados de The French Gourmet comprobó que el establecimiento había contado con al menos 91 trabajadores sin autorización entre 2005 y 2008. Las autoridades sostuvieron que los empleadores deberían haber sabido que la mitad de ellos no eran elegibles.

El abogado de Malécot, Eugene Iredale, remarcó que cuando su cliente supo que ciertos trabajadores no tenían autorización, no tuvo el valor de despedirlos porque los conocía demasiado bien. Kauffmann también consideraba a muchos de los empleados como familia luego de haber pasado años enteros entrenando a varios de ellos hasta convertirlos en expertos en pastelería.

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Malécot se declaró culpable de un delito menor y Kauffmann de un delito grave. El juez remarcó que Malécot pagaba salarios justos a sus empleados y que no parecía aprovecharse de ellos, incluso les concedía vacaciones pagas.

Según el empresario, aceptó llegar a un acuerdo porque su defensa era demasiado costosa y era momento de seguir adelante. En ese momento estaba leyendo “World Without End”, de Ken Follet, una saga medieval acerca del brutal mundo de los caballeros, la realeza y los feudos, y eso lo ayudó a poner la situación en perspectiva. “Los problemas que ellos tenían en comparación con los míos…”, afirmó.

El incidente le costó más de $1 millón de dólares, precisó, y también tuvo que luchar contra los rumores que hacían correr sus competidores acerca del cierre de The French Gourmet.

Herramientas para empleadores

Cerca de 10 años después, Malécot dice que no culpa a los agentes por hacer su trabajo, pero sostiene que el método que tenían los empleadores para verificar la elegibilidad era insuficiente antes de la llegada de E-Verify.

Desde 1986 se requiere a los empleados potenciales presentar tres formas de identificación y certificar su elegibilidad en lo que se conoce como el Formulario I-9. Corresponde al empleador aceptar o rechazar dichos documentos.

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Para Peter Nuñez, exfiscal de los EE.UU. en San Diego y presidente del Center for Inmigration Studies en Washington, que aboga por más controles a la inmigración, es un sistema abusado e insuficiente para rastrear la mano de obra no autorizada. “Esperar que el empleador pueda verificar el documento es injusto”, afirmó. “Es por eso que el sistema I-9 es un fiasco”.

Los cargos penales sólo se aplican si el empleador contrata a sabiendas a trabajadores no autorizados. Puede ser un delito difícil de juzgar, pero para Nuñez eso no explica el pequeño número de procesamientos que hubo durante los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama. “Fue una decisión política de Bush y Obama no hacer cumplir esa ley”, manifestó.

En 2011 hubo 713 arrestos relacionados con controles en sitios de trabajo en todo el país; cifra que en 2016 cayó a 239, según ICE. El número de auditorías a empleadores también descendió, de 3,127 en 2013 a 1,279 en 2016. Se espera que todo eso cambie con Trump.

Malécot aseguró que le cuesta mucho encontrar cocineros expertos para el turno del desayuno, aunque no está claro cuánto el tema inmigratorio influye en el tema. El talento que emerge de las escuelas de cocina es a veces difícil de emplear, afirmó. “Ellos salen y piensan que ganarán $50,000, $60,000 al año”, expresó, “Pero aún no tienen experiencia”.

En la actualidad, The French Gourmet tiene alrededor de 50 empleados de tiempo completo y otros 30 de media jornada. Cerca de 10 de ellos tienen tarjetas de residente, detalló el empresario, quien solía patrocinar trabajadores extranjeros y aceptaba a estudiantes temporarios, pero ya no lo hace debido al complejo papeleo y los altos gastos que demanda. “No vale la pena semejante dolor de cabeza”, aseguró.

Traducción: Valeria Agis

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Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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