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La campañas se encaminan ahora a Carolina del Sur y a Nevada

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El senador Bernie Sanders y Hillary Clinton se movieron ágilmente en la noche del martes, listos para llevar su lucha a un nuevo terreno de la crucial próxima ronda de esta disputa, luego de que Sanders lograra una victoria –hasta hace poco impensada- sobre la exsecretaria de Estado.

La decisiva victoria de Sanders en New Hampshire se dio en sintonía con los sondeos, que anticipaban que el mensaje del precandidato resultaba atractivo para grandes porciones del electorado de este estado, particularmente entre votantes jóvenes e independientes. Este hecho reflejó claramente que su convocatoria se ha extendido más allá de los activistas liberales de las universidades, quienes eran mayoría en las primeras manifestaciones.

Clinton está ansiosa por mitigar este ímpetu, y ya apunta a estados con un terreno electoral más hospitalario. Aún antes del cierre de las elecciones en New Hampshire, sus ayudantes habían enviado a los medios de comunicación una nota redactada por el director de campaña, Robby Mook, que ponía de relieve cómo su popularidad entre las minorías la posiciona para ganar los grandes estados, ricos en delegados y con grandes poblaciones urbanas, como Texas, Illinois y Florida, que votarán en marzo.

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Pero antes de que esos estados expresen su opinión, la convocatoria de Clinton entre los votantes minoritarios será puesta a prueba en Nevada y Carolina del Sur, que votarán en las próximas semanas. Sanders ya ha comenzado a trabajar para erosionar la ventaja en esos estados, que los asistentes de Clinton estiman será insuperable.

Sanders, quien ha comenzado a superar a Clinton en la recaudación de fondos, ha invertido millones de dólares extra en anuncios de televisión a nivel nacional y es el único político importante con publicidad en Nevada, según un recuento realizado por NBC News y SMG Delta, una firma de seguimiento de anuncios.

“Lo que ocurrió aquí en New Hampshire, con un electorado entusiasta y apasionado, con mucha gente que fue a votar, ocurrirá también en el resto del país”, aseguró Sanders, senador de la vecina Vermont, en su discurso luego del triunfo.

La victoria de New Hampshire le permite al precandidato acelerar aún más el ritmo de su recaudación de fondos, a medida que los pequeños donantes que alimentan su campaña se sienten energizados por ella. El pasado martes, Sanders no esperó a finalizar su triunfal discurso para deslizar: “Me voy a Nueva York mañana, pero no voy a organizar un evento para recaudar fondos en Wall Street”, aseguró. “Voy a juntar fondos aquí y ahora mismo”.

El viaje a Nueva York, en realidad, tiene por objeto potenciar un activo llamamiento a las minorías. Su primer encuentro es un desayuno de alto perfil con el líder de los derechos civiles Al Sharpton.

A pesar de la victoria en New Hampshire, Sanders sigue siendo el ‘menos favorito’ de la campaña. Más de dos tercios de demócratas esperan que Clinton resulte nominada a la presidencia, según una nueva encuesta realizada por SurveyMonkey.

En su discurso, Sanders hizo un llamado –poco usual para un retador en su posición- a la unidad del partido, remarcando mordazmente que sus palabras estaban dirigidas tanto a sus seguidores como a los de Clinton. “Debemos juntarnos en unos pocos meses y unir este partido”, afirmó. “Porque no debemos permitirle a los republicanos de derecha, a quienes nos enfrentamos, que ganen la presidencia”.

En un discurso breve, Clinton reconoció el triunfo de Sanders tras una amarga pérdida, el martes último, en un estado que en dos oportunidades anteriores fue escenario de los regresos políticos de ella y su esposo. “Ahora llevemos esta campaña a todo el país”, dijo. “Vamos a luchar por cada voto en cada estado”.

Clinton hizo un llamamiento a votar en los próximos estados: “La gente tiene todo el derecho a estar enfadada”, dijo. “Pero también tienen hambre; hambre de soluciones. Esa es la lucha que estamos llevando al país”.

Los agentes de campaña de Clinton están ansiosos por dar vuelta la página después de New Hampshire. El resultado aquí, insisten, es relativamente insignificante dentro del panorama generalizado.

“Va a ser muy difícil, sino imposible, que un demócrata gane la nominación sin fuertes niveles de apoyo entre los votantes afroamericanos y latinos”, escribió Mook en su nota. “Creemos que así es como debe ser”.

Sanders no cuenta actualmente con ese apoyo. Clinton sí.

Pero aun así, la derrota en New Hampshire hizo que la campaña de Clinton reconsidere su enfoque.

La votación se produjo después de un fuerte y activo impulso de última hora por parte del expresidente Clinton, la insistencia a las votantes jóvenes por parte de la líder feminista Gloria Steinem y la exsecretaria de Estado Madeleine Albright, y llamamientos del popular gobernador y senador del estado. Nada de ello parece haber logrado que los partidarios de Sanders reconsideren su voto. De hecho, algunos comentarios de quienes apoyan a Clinton pudieron haber resultado contraproducentes.

Mientras los votantes acudían a las urnas, las preguntas acerca de una posible reorganización del personal de Clinton se cernían sobre su campaña. Clinton y su jefe de campaña, John Podesta, negaron informes de prensa que indicaban que algunas cabezas rodarían en las próximas horas. Sin embargo, la precandidata afirmó que luego de recibir los resultados de New Hampshire, “haría un balance” de su estrategia y evaluaría qué puntos mejorar.

En tanto, las encuestas en las urnas revelaron algunas tendencias preocupantes para Clinton, especialmente su pobre performance entre los jóvenes, dominados por el discurso de Sanders. Cerca de 8 de cada 10 votantes menores de 30 años de edad eligieron al senador.

Más de dos tercios de los votantes en las primarias demócratas se autodenominan “liberales” o “muy liberales”, y un cuarto se identifica como “muy liberal”. Estas tendencias aumentaron considerablemente comparadas con 2008, lo cual refleja que el partido demócrata se ha corrido con el paso del tiempo hacia la izquierda.

Un tercio de los votantes en las primarias afirmaron que Clinton no es suficientemente liberal, mientras que poco más de la mitad afirmó que ella tiene razón prácticamente en todos los temas. Alrededor de una cuarta parte estimó que Sanders es muy liberal, pero 7 de cada 10 personas consideraron que sus puntos de vista son acertados.

Nueve de cada 10 consultados afirmaron que el sistema económico de EE.UU. generalmente favorece a los ricos –uno de los principales argumentos de Sanders-. Dos tercios manifestaron su apoyo al sistema de salud de pagador único, y alrededor de un tercio dijo que la desigualdad salarial es la cuestión más importante para ellos. Sanders venció a Clinton cómodamente dentro de este grupo.

Sin embargo, Clinton le ganó a Sanders sobre la cuestión de quién manejaría mejor una crisis internacional.

El martes, los votantes señalaron que se preocupan más por tener un candidato que esté de acuerdo con ellos. Sólo 1 de cada 10 expresó que la “capacidad de ser electo” es el atributo más importante para un candidato presidencial.

En su discurso, Sanders elogió la gran participación estatal y afirmó que ésta reflejaba la “emoción que necesitará el partido demócrata para tener éxito en noviembre”.

De hecho, muchos votantes entrevistados aquí expresaron que se habían sentido llamados a votar por primera vez, gracias a Sanders. “Creo que le está yendo muy bien”, aseguró Tom Eastbrook, de 64 años de edad, señalando una fila de nuevos votantes que se extendía a lo largo de un pasillo en Bedford High School, esperando hasta más de una hora para registrarse. “Mire la fila de personas que se registran para votar. Esto es fantástico. Es mucha gente joven”.

En diversas entrevistas, los nuevos votantes afirmaron que habían cambiado de opinión hace algunas semanas, y que su determinación se había intensificado a medida que la campaña de Clinton buscaba activamente suscitar dudas acerca de las calificaciones de Sanders y de sus tácticas de campaña.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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