Anuncio

Un podcast pasó años quejándose del poco poder de los agentes de la Patrulla Fronteriza, hasta que Trump se sumó a la audiencia

Share

Un martes de marzo por la mañana, el agente Shawn Morán, de la Patrulla Fronteriza, se acomodó en una silla de cuero en su estudio de grabación, se colocó los auriculares y, junto con su coanfitrión Art Del Cueto -por vía telefónica, desde Houston-, presionó ‘reproducir’ en la apertura grabada de su podcast. La voz de Donald Trump en campaña sonó por los altavoces: “Construiremos un gran muro fronterizo”.

Una bandera estadounidense cubría la pared detrás de Morán, frente a una guirnalda hecha con casquillos de balas y coloreada con motivos navideños. A su derecha, una bandera de Gadsden proclamaba desafiante: “No me pisotees”. En su escritorio, cerca de un muñeco de Donald Trump con su gorra de “Make America Great Again”, se exhibía el boleto de Morán para la ceremonia de toma de posesión.

Desde su debut en 2012, el podcast “The Green Line” fue una voz para el Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza, que representa a miles de agentes en todo el país.

Iniciado por Morán, quien hasta hace poco fue el vocero del sindicato, y copresentado por sus compañeros agentes y funcionarios del gremio Del Cueto, de Tucson, y Chris Cabrera, del Valle del Río Grande, la emisión es un programa “abiertamente conservador” cuyos anfitriones han pasado años argumentando que los agentes de la Patrulla Fronteriza son ignorados, tienen pocos recursos y son desestimados por el liderazgo y por políticos de ambos partidos mayoritarios.

Anuncio

Pero todo eso cambió cuando Trump, a quien el gremio respaldó en marzo pasado, se convirtió en presidente. Ahora, tal como Del Cueto afirma, “tenemos un lugar en la mesa”. O, tal como manifestó en un episodio de “The Green Line” después de la elección: “Nos hemos establecido como grandes jugadores en el partido”.

En parte, el show refleja las quejas rutinarias de los sindicatos: los agentes necesitan un mejor salario, más recursos y capacitación, y menos burocracia interna. Pero “The Green Line” también se basa en la premisa de que los agentes, durante años, estuvieron limitados para hacer su trabajo: encontrar y retirar a los inmigrantes indocumentados en el país.

“Creo que el trabajo es bastante sencillo”, afirmó Morán en una entrevista. “Si estás en este país sin permiso y no tienes documentos para quedarte, debes ser deportado”.

Defensores de inmigrantes y latinos sostienen que sus comunidades se ven cada vez más acosadas por el miedo en respuesta a la dura retórica del gobierno de Trump acerca de la inmigración. Pero, para Morán, esa reacción es resultado de que la Patrulla Fronteriza no fue tan contundente como debería haber sido durante los años pasados. “Culpo a la agencia por retroceder cada vez que hay una protesta o que un grupo de activistas se queja por algo que hemos hecho”, afirmó. “Lo he dicho por muchos años; si lloras lo suficiente acerca del trabajo de la Patrulla Fronteriza, ésta dejará de hacerlo. Y eso está muy mal”.

Ese mensaje preocupa a los activistas de las libertades civiles, a los defensores de los inmigrantes y a otros, que argumentan que la agencia necesita una seria reforma en asuntos como el uso de la fuerza, la corrupción y la disciplina.

En mayo, poco después de que el sindicato emitiera su aval presidencial, Trump llamó a “The Green Line” para una entrevista, y Morán le expuso algunas de las formas en que, según él, los agentes se habían visto contenidos. “Durante las últimas dos décadas nos han puesto un alto cada vez que efectivamente controlábamos las leyes inmigratorias de este país”, le dijo Morán a Trump. “Cuestiones como la vigilancia en zonas marginales, sanciones a los empleadores que contratan a trabajadores indocumentados y controles de inmigración en el transporte público son sólo algunos ejemplos. ¿Cuál sería el trabajo de un agente de la Patrulla Fronteriza con Donald Trump como presidente?”, preguntó.

“Sería muy diferente de lo que es hoy en día”, respondió Trump.

El por entonces presunto nominado republicano no se aventuró mucho en los detalles de su política, pero sí había algo en claro: que dejaría a los agentes “hacer su trabajo, de la manera en que quieran”. “Yo los apoyo”, aseguró Trump a los anfitriones. “Créanme, ustedes son gente increíble y yo los respaldo al 100 por ciento”.

En noviembre, Del Cueto, Cabrera y Morán volaron a la ciudad de Nueva York para asistir a la fiesta de Trump en la noche de la elección, en el hotel Hilton Midtown. Cuando el republicano declaró su victoria, en las primeras horas de la mañana posterior, el presidente electo se acercó a Del Cueto, le dio la mano, lo saludó con un high-five y dijo: “Art, prepárate para trabajar”, recordó Del Cueto en el podcast posterior a la elección.

Días después de la investidura, Trump firmó dos órdenes ejecutivas para atacar la inmigración sin autorización tanto en el interior del país como en la frontera. Se comprometió a contratar 5,000 agentes adicionales para la Patrulla Fronteriza, ampliar la cantidad de centros de detención en todo el límite sur de la nación, dar por terminada la política de “captura y liberación” y dar prioridad a los procesamientos federales de delitos relacionados con la frontera sur.

El día después de la firma de esos decretos, Mark Morgan, jefe de la Patrulla Fronteriza, renunció después de haber estado a cargo apenas unos meses. Morgan, quien pasó la mayor parte de su carrera en el FBI, había sido contratado para dar la perspectiva nueva de alguien externo a la Patrulla, que en los últimos años había sufrido un intenso escrutinio después de varios casos de abuso de fuerza y corrupción.

Sus credenciales eran a menudo objeto de broma en “The Green Line”; cuando mencionaban su nombre, los anfitriones reproducían una grabación de Keanu Reeves gritando: ‘¡Soy un agente del FBI!’, extraído de la película de surf “Point Break”, de 1991.

La renuncia de Morgan fue una señal, dijeron algunos, de que el gremio estaba aumentando su poder político. “El sindicato no se anduvo con rodeos acerca de su contacto con la Casa Blanca”, aseguró Gil Kerlikowske, excomisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE.UU., quien se jubiló en enero pasado. “Mark Morgan tenía una carrera excelente a todo nivel… pero el gremio no quería a alguien externo. Y la Casa Blanca los escuchó”.

Ahora, con la Patrulla Fronteriza en busca de una enorme expansión, el sindicato presiona al gobierno federal para que mejore el pago de los agentes, lo cual para los funcionarios sindicales mejorará la retención de personal, un problema que ha perseguido a la agencia hace tiempo.

Desde la década de 1990, la Patrulla Fronteriza ha experimentado un fuerte crecimiento. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE.UU. es ahora la agencia federal del orden más grande del país, con un presupuesto de más de $13,000 millones de dólares el año pasado. En 1992, había 4,100 agentes en el país; en 2016, la cifra rozaba los 20,000.

En tanto, el número total de detenciones se redujo de 1.6 millones en 2000 a 415,000 en 2016, una caída que para los expertos sugiere un menor flujo migratorio hacia el país.

En las semanas desde la toma de posesión de Trump, esos números cayeron aún más, un hecho que el Departamento de Seguridad Nacional ha vinculado con el endurecimiento de la nueva administración en temas inmigratorios.

Pero, si bien la agencia ha crecido, a menudo tiene problemas para contratar y retener a sus agentes. Hay más de 1,200 puestos ya autorizados y aún vacantes, antes de la nueva expansión prevista por Trump. “No es un trabajo sencillo”, afirmó Morán. “Casi siempre te envían a áreas muy remotas. Por ello tenemos el problema de no poder retener empleados por largo tiempo”.

La idea del podcast fue aprovechar algo de ese aislamiento y dar a los agentes algo que escuchar en sus largos recorridos en vehículos hasta sus puestos de frontera, explicó Morán, quien recientemente perdió su elección para liderar el gremio y ya abandonó la realización del show, pero sigue actuando como representante sindical.

En la actualidad, la audiencia del podcast se amplió a medida que algunos políticos, entre ellos los senadores John McCain y Ron Johnson, se comunicaron con el programa y los medios de distintas partes del mundo sintonizaron la emisión. El show tiene un buen número de patrocinadores; Breitbart News es el principal. Además de escucharse vía streaming, también se emite semanalmente por la radio KNST, de Tucson.

Mitra Ebadolahi, abogada del Proyecto de Litigios Fronterizos de ACLU, señaló que la creciente influencia del gremio es un motivo de preocupación. “El sindicato constantemente se queja de que no tiene discreción absoluta para hacer lo que quiere. Ninguna agencia del orden tiene discreción sin restricciones para hacer lo que desea, y tampoco debería tenerla en una sociedad libre”.

En una reciente emisión, Cabrera afirmó que una mayor audiencia escucha el show para entender mejor a los agentes fronterizos, en parte porque la propia Patrulla no ha sido muy comunicativa. “Nos hemos convertido en una suerte de portavoces de facto de la agencia, porque a menudo la agencia no habla”, señaló.

Ahora, remarcó Del Cueto, ha llegado el momento de que el gremio use su influencia. “Es tiempo de actuar”, aseguró durante ese mismo episodio. “Creo que tenemos a alguien en la Casa Blanca que realmente nos ayudará. Creo que seguiremos adelante”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

Anuncio