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Maywood, una ciudad donde la nueva generación de latinos busca su identidad

Jonathan Jiménez, a la izquierda, organizador del Maywood Music Festival, le da las gracias a un miembro del grupo Whiskey Dynamos después del concierto.

Jonathan Jiménez, a la izquierda, organizador del Maywood Music Festival, le da las gracias a un miembro del grupo Whiskey Dynamos después del concierto.

(Wally Skalij / Los Angeles Times)
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No hubo ningún grupo de banda Mexicana cantando sus canciones en el parque Maywood Riverfront.

Quizá las altas temperaturas y el heavy metal, hip-hop, cumbia urbana y bandas de blues en el escenario, podrían explicar en parte la muchedumbre relativamente dispersa a lo largo de Los Ángeles River en el Festival de música de Maywood.

Con cuatro años ya, el concierto ha tendido a atraer pequeñas audiencias. El calor, en parte, ha tenido algo que haber algunas veces.

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Sin embargo, había también el reto inherente detrás del festival en sí: los organizadores dicen que el festival es un esfuerzo por resaltar el dualismo cultural de los hijos de los inmigrantes y quienes ahora componen una gran proporción de los jóvenes de la región. Aunque los actos brincaban, algunos orgullosamente, del inglés al español, su audiencia principal eran jóvenes que lo mas probable es que nacieron en los Estados Unidos.

En el pasado, eventos como los festivales eran típicamente patrocinados y dirigidos a audiencias que eran no sólo de más edad, sino que favorecían la música tradicional mexicana y otra música de América Latina, incluyendo las canciones rancheras.

Este año una banda de heavy metal, Neblina, tocó “Rompiendo la ley”, de Judas Priest, que aprovechó su cantante principal para decirle a la multitud: “Vamos a tocar una canción... ¡para todos los Donald Trump de allá afuera!”

“Necesitábamos algo para nosotros, la juventud, la próxima generación”, dijo Jonathan Jiménez, de 20 años, un estudiante de literatura inglesa de USC que está estudiando escritura creativa y es organizador del evento. “Estamos tratando de averiguar dónde encajamos”.

En un lugar como Maywood, no es tan fácil como podría parecer.

Durante muchos años, las más enconadas batallas políticas se centraron en torno a la población inmigrante. La ciudad, de 28,000 habitantes, alguna vez se declaró “Santuario” para inmigrantes y libro una lucha con su propio departamento de policía sobre la confiscación de los vehículos de los inmigrantes sin licencia. Más de la mitad de la población de Maywood es nacida en el extranjero.

El activismo social en Maywood con frecuencia ha sido orientado hacia las cuestiones ambientales y la preservación de los derechos de los inmigrantes, particularmente de aquellos que están en el país sin un estatus legal.

Pero al igual que muchas ciudades agitadas por la polémica y el escándalo en los últimos años, el ayuntamiento de Maywood se ha vuelto más joven. Y con ese cambio, en Maywood y otras ciudades vecinas, han surgido esfuerzos para tratar de aprovechar la cultura de la juventud de la región.

En la ciudad de Bell, músicos, pintores y poetas se han amontonado en un “salón de garaje”, producto intelectual de un profesor sustituto veinteañero. El año pasado, un grupo de jóvenes crearon también el Paseo del Arte, el primer evento de arte en la ciudad. Los eventos fueron dirigidos a llenar un vacío en el arte, museos y teatro en las ciudades de la clase trabajadora a lo largo de la carretera 710, etiquetadas con la reputación de disturbios políticos y corrupción.

En Huntington Park, Victor Michel, de 33 años, comenzó un estudio de grabación desde su casa para bandas de música en el sureste de Los Ángeles, incluyendo la Mano Sucia y los Wandering Gypsies, que han tocado en el Festival de música de Maywood.

“Lo hago porque me encanta”, dijo Michel de su estudio de grabación. “El sureste (de Los Ángeles) tiene gran talento y algunos de estos artistas van a subir como la espuma”.

“Tenemos amigos abriendo galerías. Tenemos amigos abriendo delis y cafeterías, cosas que queremos ver en nuestra comunidad”, dijo David Martínez, de 20 años, un amigo de Jiménez desde la escuela preparatoria quien ayudó a organizar el Festival de música de Maywood del año pasado. “Este festival viene de esa misma línea”.

La consejal de Maywood Verónica Guardado, de 54 años, dice que fue la gente más joven que la empujó a utilizar más los medios sociales en su trabajo. “Ese cambio comenzó hace unos años, pero no es sino hasta ahora que realmente lo estamos empezando a ver”, dijo.

Uno de los primeros organizadores del festival de música fue Oscar Magaña, de 34 años, un concejal de Maywood que asumió el cargo en 2011, a raíz de un escándalo político en la vecina ciudad de Bell que también implicó a Maywood.

Magaña dijo que la inspiración para el evento vino de un concierto en Lincoln Heights, un barrio en el lado este de Los Ángeles, donde la comunidad es mayormente México-americana y data de muchas generaciones atrás.

“Aquí tienes un joven de 20 años de edad organizando y escogiendo el talento”, dijo Magaña del festival de Maywood. “Es la juventud en sintonía con lo que es popular en este momento”.

Pero Magaña dijo que organizar los espectáculos ha sido “un tanto difícil”. Al principio fue arduo conseguir que las bandas aceptaran tocar. El año pasado se contactó con Southeast L.A. Collective, un grupo de jóvenes residentes de las ciudades del sudeste del condado de Los Ángeles.

Casi todos los miembros se reunieron a través de Alivio, un evento de micrófono abierto que se realizó en el garaje de una casa en Bell.

El colectivo ayudó a organizar el primer Paseo del Arte en Bell y Maywood en marzo pasado. Entre sus miembros estuvo Jiménez.

Nacido en el este de los Ángeles, Jiménez comenzó a tocar el clarinete en tercer grado y ya para el séptimo grado estaba tocando los tambores. Las fiestas en la casa de sus padres, donde se tocaba de todo, desde salsa hasta cumbia, habían afinado su interés por la música.

Se unió a la banda mientras asistía a la escuela preparatoria de Bell. Durante su último año en el 2013, comenzó a asistir a shows que se realizaban en los patios traseros de casas en el sureste de Los Ángeles Le permitió hacer una red y conocer a músicos, finalmente esto le ayudó a elegir las bandas para los festivales.

“Estas son bandas puramente locales”, dijo Jiménez, quien ahora toca en la banda de la USC. “Si yo nunca hubiera visto a esas bandas en vivo, yo no habría sabido quiénes eran”.

Por primera vez, este año, Jiménez logró conseguir que las empresas locales patrocinaran el evento. Además, la supervisora del condado de Los Ángeles, Hilda L. Solis, también ayudó a conseguir la banda de cumbia urbana Viento Callejero, como la banda de atracción del festival.

La mayoría de las bandas fueron pagadas por sus actuaciones — lo cual también sucedió por primera vez.

En 2010, un año antes del primer festival de música, Maywood se encontró en medio del escándalo de la ciudad de Bell, donde los líderes de la ciudad estaban recibiendo algunos de los salarios más altos en el país. El entonces administrador de la ciudad de Bell llegó a recibir $ 1.5 millones en un momento dado. Más adelante, siete funcionarios fueron condenados por aumentar ilegalmente su paga.

Maywood estaba recibiendo servicios municipales de Bell después de haber perdido su cobertura de seguro, obligando a los funcionarios a despedir a todos los empleados de la ciudad y a desmantelar el Departamento de policía.

Los líderes de ambas ciudades dicen que los eventos como el Paseo de Arte, el festival de música y las noches de micrófono abierto, han desempeñado un papel que le ha permitido a las ciudades de Maywood y de Bell en tratar de darle vuelta a la página de su encrespada historia.

Araceli Arreola, de 28 años, y propietaria de Pacha Pots, dijo que era su primera vez como comerciante en el Festival de música de Maywood. Relató que cuando ella estaba chica, a menudo tenía que salir de Maywood y de la región para encontrar eventos culturales y socializar con otros artistas.

“Creo que esto es hermoso”, dijo Arreola. “Yo fui criada en Maywood y estoy realmente emocionada de ser parte de algo que está en mi ciudad natal.

El festival sigue siendo un trabajo en progreso en una ciudad que sigue evolucionando. Y Jiménez, que está tratando de cambiar su área de estudio en USC a la música, dijo que planea seguir organizándolo.

“Yo espero hacer una vida de esto”, dijo. “Este se trataba de darle a las bandas locales una plataforma, de cambiar la expectativa en esta área”.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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