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Un 17% de mujeres con cáncer de mama en etapa inicial se realizan mastectomías innecesarias

New research published by JAMA Surgery reveals misconceptions about the value of surgery in women with early-stage breast cancer.

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Una nueva investigación publicada por JAMA Surgery revela conceptos erróneos sobre la importancia de la mastectomía en mujeres con cáncer de mama en etapa inicial.

¿Qué ocurre cuando los médicos animan a sus pacientes a decidir por sí mismos qué tipo de tratamiento contra el cáncer deben recibir, y éstos toman la decisión equivocada? Ese es el dilema que enfrenta un creciente número de cirujanos que atienden a mujeres en etapas iniciales de cáncer de mama, sugiere una nueva investigación.

Los resultados de una encuesta realizada entre 2,401 mujeres enfermas relevaron que los conceptos erróneos acerca de la importancia de la cirugía llevan a muchas pacientes a eliminar una mama sana cuando no hay ninguna razón para hacerlo. Las pacientes fueron más propensas a tomar esa determinación cuando sus cirujanos no aclaraban que el procedimiento no reduciría su riesgo de reaparición de la enfermedad, ni prolongaría su vida.

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“Cuando las pacientes participan más en sus decisiones quirúrgicas respecto del cáncer de mama, a menudo reciben el tratamiento más agresivo”, escribieron los investigadores en un estudio publicado este miércoles en JAMA Surgery. “Irónicamente, el deseo de un médico de apoyar la autonomía de la paciente puede resultar en una cirugía innecesaria si éstas están mal informadas, lo cual es bastante común, según revelan nuestros resultados”.

La cirugía en cuestión se llama mastectomía profiláctica contralateral, o CPM, por sus siglas en inglés. Ella ocurre cuando los médicos encuentran cáncer en un seno, y luego eliminan no sólo el afectado sino también el otro.

El procedimiento parece una manera lógica de reducir el riesgo de cáncer de mama, pero en la mayoría de los casos no lo es. A menos que una mujer tenga una mutación genética que aumente su riesgo para desarrollar la enfermedad, la probabilidad de que una paciente con cáncer en etapa inicial en un seno lo desarrolle luego en el otro es muy baja para justificar los riesgos que trae una cirugía, sostienen los médicos. Por tal motivo, la Sociedad Estadounidense de Cirujanos de Senos aconseja a los especialistas que desalienten a la mayoría de las mujeres de tomar esa decisión.

Esto no siempre fue así, pero los tratamientos como la quimioterapia, la inmunoterapia y la terapia hormonal se han vuelto tan eficaces que, además de reducir el riesgo de que el cáncer de mama vuelva a desarrollarse, también minimizan las posibilidades de que un segundo cáncer de seno se desarrolle, explicaron los autores. “Ninguna evidencia convincente sugiere una ventaja de supervivencia”, escribieron. Sin embargo, “las tasas de este procedimiento agresivo, costoso, mórbido y oneroso están aumentando con el tiempo… incluso entre las pacientes sin un alto riesgo genético de un cáncer de mama secundario”.

Para comprender por qué ocurre esto, la Dra. Reshma Jagsi, una oncóloga especialista en radiación de la Universidad de Michigan, y sus colegas, enviaron encuestas a 3,880 mujeres en el condado de Los Ángeles y Georgia, quienes habían sido diagnosticadas con cáncer de mama de nivel 0, 1 o 2 entre julio de 2013 y septiembre de 2014. Las pacientes fueron identificadas a través de registros que lleva el Instituto Nacional del Cáncer. Entre las mujeres elegibles, el 71% respondió.

En total, el 44% de las mujeres afirmaron que ‘consideraron la posibilidad’ de extirpar sus senos sanos; el 24,8% de ellas lo había considerado “fuertemente” o “muy fuertemente”. Las mujeres con mutaciones de alto riesgo tenían más probabilidades de pensar en la CPM, pero incluso entre las que tenían un riesgo promedio, el 21% consideraba la opción fuertemente, o muy fuertemente, y un 20% adicional la consideraba “moderada”, o “débilmente”.

Entre las mujeres que menos habían considerado la intervención CPM, el 38% afirmó conocer que el procedimiento “no mejoraba la supervivencia de todas las mujeres con cáncer de mama”, refiere el estudio. Un 24% adicional tenía la falsa impresión de que sí lo hacía, y un 38% afirmó que no sabía.

Del mismo modo, un 43.5% de estas mujeres afirmaron saber que la remoción de una mama sana “no impide que el cáncer se repita”, mientras que un 17% pensó que sí lo prevenía y un 39.5% sostuvo no saber nada al respecto.

En última instancia, el 14% de las mujeres con riesgo promedio de cáncer de mama pasó por la cirugía, junto con el 26% de las mujeres con alto riesgo. Casi todas (96%) las pacientes que extirparon un seno sano mencionaron “la tranquilidad” como una razón para hacerlo, aunque muchas de ellas habían reconocido que la CPM no reduciría el riesgo de que la enfermedad volviera a presentarse, ni prolongaría sus vidas.

Este hallazgo sugiere que las mujeres “creen -así sea racional o emocionalmente- que hay un efecto significativo de la cirugía más agresiva en el riesgo final de recurrencia o supervivencia”, apuntaron los autores. Los cirujanos deben enfatizar a las pacientes que pueden obtener la misma tranquilidad con terapias menos drásticas, agregaron.

Según el estudio, las mujeres más jóvenes, blancas y con educación superior de algún tipo resultaron más propensas a optar por CPM. También aquellas cuyas madre, hermanas o hijas habían padecido cáncer de mama; quienes tenían seguro médico (en lugar de Medicaid) o tenían pechos más grandes. Además, en Georgia, las mujeres resultaron más propensas a optar por una CPM que en L.A.

Cuando los investigadores emplearon métodos estadísticos para controlar la edad de cada paciente y la historia familiar con cáncer de mama, hallaron que las mujeres con una mutación de alto riesgo eran sólo un poco más propensas a realizarse la cirugía que aquellas del grupo medio. De hecho, la diferencia entre ambos grupos era demasiado pequeña como para que resulte estadísticamente significativa.

Una minoría de mujeres (37%) señaló que sus cirujanos habían recomendado no realizar el procedimiento y que ellas tomaron el consejo al pie de la letra -sólo el 2% de ellas optó por la cirugía de todas maneras-. Por otro lado, el 11% de las mujeres afirmaron que sus cirujanos les habían recomendado la CPM y el 59% de ellas siguieron el indicación.

Un 46% adicional de mujeres señalaron que sus cirujanos no habían recomendado ni desalentado la CPM. Entre este grupo, el 21% había realizado la cirugía.

Los investigadores calificaron los resultados como “aleccionadores”. Aunque también sugirieron una forma directa de abordar el problema. “Nuestros hallazgos deben motivar a los cirujanos a abordar estas difíciles conversaciones con sus pacientes, a hacer claras sus recomendaciones y a promover la tranquilidad mental de éstas enfatizando la efectividad de otros tratamientos”, escribieron.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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