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Ted Cruz le hizo un favor al país al vencer a Donald Trump en Iowa

El candidato presidencial republicano, el senador Ted Cruz, habla durante una reunión de la asamblea electoral el lunes en Des Moines, Iowa. Cruz logró una victoria en la asamblea electoral republicana de Iowa, apoyado en la fuerza de su implacable campaña y el apoyo de los conservadores del partido.


El candidato presidencial republicano, el senador Ted Cruz, habla durante una reunión de la asamblea electoral el lunes en Des Moines, Iowa. Cruz logró una victoria en la asamblea electoral republicana de Iowa, apoyado en la fuerza de su implacable campaña y el apoyo de los conservadores del partido.

(Chris Carlson / AP)
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Aunque tiene emocionados a los ultraderechistas conservadores, el senador Ted Cruz sigue siendo un problemático potencial candidato presidencial para muchos votantes —incluidos los republicanos que quieren recuperar la Casa Blanca en noviembre—. Pero incluso algunos de los críticos de Cruz tienen motivos para celebrar el triundo del senador de Texas en la asamblea electoral de Iowa. Al negarle el triunfo a Donald Trump —convirtiéndolo en lo que más odia, que es ser un perdedor— Cruz podría no solo haber ayudado a su partido, sino tal vez evitó una bala mortal para el país.

Tal vez Iowa solo sea el primero de muchos estados que gestarán la competencia antes de convención nacional, pero una victoria para el insensible y fanático magnate inmobiliario habría sido un acontecimiento sísmico —y embarazoso—. En cierto sentido, Cruz es igual de extremista que Trump, y podría ser incluso más vulnerable en las elecciones generales de noviembre. Y lejos de hacer una campaña contra la parálisis partidista en Washington, Cruz la ha defendido. Pero al superar a Trump, él le bajó la velocidad a lo que algunos en el partido temían que era un tren sin control, creando espacio no sólo para él, sino también para otros candidatos menos divisivos, en especial el senador Marco Rubio.

La otra nota importante en Iowa fue la sólida presencia del senador de Florida, quien a pesar de su juventud está surgiendo como el candidato preferido de lo que se conoce como el esquema republicano. Tarde o temprano, otros candidatos del atestado panorama republicano se quedarán, dejando al partido con una opción no entre moderada y conservadora, sino de distintas variedades conservadoras. Rubio ha establecido un conjunto de políticas más realistas que Cruz, aunque todavía debe definirse convincentemente como una verdadera alternativa, sin enajenar a la base del partido.

Del lado demócrata, los resultados del lunes fueron menos sorprendentes: una increíblemente cerrada contienda entre Hillary Clinton y el senador Bernie Sanders confirmó que el autoproclamado socialista demócrata de Vermont no es un candidato simbólico de protesta. Con el retiro del exgobernador de Maryland, Martin O’Malley, la escena está puesta para una cerrada lucha de dos candidatos, en la que Clinton puede seguir en primer lugar hasta la convención nacional, pero no podrá quitarle el ojo de encima a Sanders y su radical crítica a la plataforma política de la ex Primera Dama.

Es apropiado lamentar la importancia que está atada a la asamblea electoral de Iowa, simplemente porque es la primera en el calendario electoral. Esa crítica es justa, pero alguien tiene que ir al frente y los habitantes de Iowa, de ambos partidos, merecen crédito por su energía y entusiasmo. Su participación fue en cifras récord, poniendo el ejemplo que el resto del país debería seguir.

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