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El tiroteo en Sandy Hook ocasionó otras 57 muertes por armas, según estudio

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Un hecho poco conocido sobre los tiroteos de masas es que han sido positivos para el negocio de las armas. La ansiedad de los estadounidenses se aviva tanto por la violencia aleatoria en sí misma como por los debates posteriores acerca del control de armas. Los clientes, incluidos algunos que nunca han tenido un arma, compiten por comprarlas por temor a que éstas les sean negadas en el futuro. Y así, las ventas se disparan.

Pero las secuelas de un tiroteo de masas no parecen ser muy buenas para la seguridad de los estadounidenses. Una nueva investigación sugiere que la mayor disponibilidad de armas de fuego después de un hecho de esas características tiene consecuencias mortales.

Esa cifra recae en gran medida en los niños, según el estudio, que vincula el aumento en la venta de armas después de un tiroteo masivo con el incremento de los accidentes fatales que involucran pistolas.

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Para llegar a esa conclusión, los investigadores se enfocaron en el período de cinco meses posterior al tiroteo del 14 de diciembre de 2012 en Newtown, Connecticut, que se cobró la vida de 20 menores y seis miembros adultos del personal en Sandy Hook Elementary School.

Además de la cantidad esperada de armas vendidas en un período típico de cinco meses, los autores del informe encontraron que se comercializaron alrededor de tres millones de pistolas adicionales después de los tiroteos de Sandy Hook. Y más allá del número previsto de muertes accidentales por arma de fuego en los Estados Unidos, estimaron que al menos se produjeron otros 57 accidentes letales por ellas -y la cifra podría llegar hasta 66-. Entre 17 y 22 de esas muertes accidentales fueron de niños.

El análisis, publicado el jueves en la revista Science, es el más reciente de una serie de estudios que analizan el impacto en la salud pública de las armas de fuego.

“Esto es parte de un florecimiento en la investigación de armas”, señaló el profesor emérito de la Universidad de Duke Philip J. Cook, un pionero en el campo de la investigación de lesiones por armas, que no participó en el nuevo estudio.

La conexión entre una mayor venta de armas y los disparos accidentales no es directa. Pero la investigación sugiere fuertemente que el comportamiento de los propietarios y los compradores de armas tras el tiroteo de Sandy Hook contribuyó a un aumento en las muertes accidentales.

Los autores del estudio, economistas de salud de Wellesley College y de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Massachusetts, utilizaron varias medidas para considerar el aumento de la “exposición a las armas” de los estadounidenses a raíz del hecho en Sandy Hook.

Los expertos vieron un crecimiento en las ventas de armas, con datos obtenidos a partir de un incremento en las verificaciones de antecedentes requeridas para la mayoría de estas transacciones. También registraron aumentos en las búsquedas de Google sobre compra y limpieza de pistolas. Eso es evidencia, sugieren, de que los propietarios de armas estaban poniendo a punto sus pistolas existentes y que tanto los dueños ya establecidos como los potenciales se estaban preparando para traer un nuevo ejemplar a la casa.

Al examinar una base de datos federal de muertes registradas en los Estados Unidos, los investigadores encontraron “evidencia de un incremento en las muertes accidentales de niños por armas de fuego, exactamente en el momento del aumento en las ventas después de Sandy Hook”.

El agravamiento en las muertes accidentales no parece una irregularidad pasajera o aleatoria: los investigadores no pudieron encontrar ningún salto de magnitud similar en ninguno de los otros períodos donde buscaron. Una confirmación adicional provino de sus proyecciones estadísticas de la relación entre el número de armas de fuego en los EE.UU. y los accidentes fatales provocados por éstas, que fueron una combinación casi perfecta para el número real de muertes.

Otra información fortaleció aún más el argumento de que una mayor exposición a las armas llevó al aumento de los accidentes letales: cuando los investigadores mapearon los incrementos registrados en las muertes accidentales por armas, los encontraron concentrados en estados donde el aumento de las ventas a raíz de Sandy Hook era muy alto.

“Este es el patrón que esperaríamos ver si los que compran armas (y tal vez aquellos que retiran las armas del almacenamiento) son más propensos a sucumbir a accidentes hasta que esas armas se almacenen en un ambiente más seguro”, escribieron los autores, Phillip B. Levine y Robin McKnight.

Los especialistas agregaron que los hallazgos respaldan la aprobación y el cumplimiento de las normas de almacenamiento seguro de armas, y subrayan el valor de que los médicos aconsejen a sus pacientes sobre las formas de reducir las lesiones por armas de fuego.

Stephen Teret, quien dirige el Centro de Derecho y Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, calificó el nuevo estudio como “una hazaña metodológica”. Sin embargo, este pionero en la investigación de lesiones por armas de fuego consideró que la sugerencia de los investigadores de que mejores prácticas de almacenamiento reducirían esas lesiones “representa una desviación de sus datos”.

“Todavía no hay buena información de que los esfuerzos para educar a las personas en el almacenamiento más seguro reduzca las muertes por armas de fuego”, afirmó. ”Y hay mejores formas de reducir los fallecimientos que decirle a la gente que tenga más cuidado, por ejemplo, cambiar el diseño de las armas para que los niños no puedan accionarlas”.

Los resultados del estudio amplían la investigación que ha encontrado tasas consistentemente más altas de muertes por armas de fuego -incluyendo suicidios, homicidios y accidentes- entre las personas en hogares con armas o que tienen fácil acceso a una. Las tasas más altas de posesión de armas en diferentes estados y países también se han relacionado fuertemente con una mayor incidencia de lesiones y muertes.

Los nuevos hallazgos se ajustan perfectamente a una investigación publicada en octubre que muestra que, en las semanas posteriores a las exhibiciones de armas en Las Vegas, los fallecimientos y lesiones por armas de fuego en las ciudades cercanas de California aumentaron en un 70%.

También encajan con un estudio publicado en mayo, que fue el primero en medir rigurosamente el aumento en la venta de armas después de tiroteos masivos. Publicado en Annals of Internal Medicine, ese reporte encontró un aumento del 53% en las ventas de armas en California en las seis semanas posteriores a los tiroteos de Sandy Hook y del 41% sobre los niveles normales de ventas en el estado en las seis semanas posteriores al ataque en San Bernardino, en diciembre de 2015, donde 14 personas fueron baleadas.

Los datos de California extraídos de ese estudio sugieren que el 59% de las adquisiciones de armas adicionales hechas por californianos después de Sandy Hook pertenecieron a compradores primerizos.

Al vincular la mayor exposición a las armas con superiores tasas de muertes accidentales, los autores del nuevo estudio en Science intentan realizar una iniciativa temprana para entrelazar los hilos dispares de las investigaciones recientes. Sus hallazgos ofrecen evidencia, aunque indirecta, de que los accidentes mortales son más comunes cuando los dueños primerizos llevan un arma a casa, así como cuando los propietarios sacan sus pistolas para limpiarlas, revisarlas o hacer espacio para una nueva compra. También sugieren que este tipo de “revuelo” con las armas de fuego tiene lugar más a menudo a raíz de los tiroteos de masas.

“La idea de que este impacto en el sistema aumente la venta de armas es ciertamente plausible y parece ser el comienzo de una historia causal”, afirmó Cook, quien ha estudiado la economía de las armas y el delito durante décadas.

Es difícil vincular dos flujos de datos -sobre la disponibilidad de armas y el comportamiento de los propietarios- y sacar conclusiones firmes sobre cómo y por qué ocurren las lesiones, explicó Cook. “Me encanta el espíritu de este artículo, que fue tratar de superar ese problema”, manifestó.

Además, podría haber información adicional, agregó.

Después de 1996, cuando una ley prohibió el uso de algunos fondos federales para la investigación de temas vinculados con armas de fuego, ese campo de estudio -que alguna vez fue vibrante- quedó prácticamente inactivo, afirmó. Ahora, impulsado por un aumento en los fondos privados, las preocupaciones públicas y el interés académico, Cook predijo que “habrá más investigadores de alto nivel en esta área de investigación”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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