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Prohiben a un club de campo traviesa para niños practicar en un parque

Miembros del club Northridge Pacers de campo traviesa hacen calentamiento para una carrera en el parque O'Melveny; en septiembre, un empleado de la ciudad ordenó al equipo dejar de practicar en el parque.

Miembros del club Northridge Pacers de campo traviesa hacen calentamiento para una carrera en el parque O’Melveny; en septiembre, un empleado de la ciudad ordenó al equipo dejar de practicar en el parque.

(Steve Lopez/Los Angeles Times)
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En Granada Hills, se encuentra un terreno más bien pintoresco conocido como Parque O’Melveny.

Con 672 acres de colinas rocosas y vegetación madura, es el segundo parque más grande en Los Ángeles después de Griffith Park. Las notas de la página web del Departamento de parques y recreación de Los Ángeles enlistan como las principales características del O’Melveny sus mesas de picnic, las rutas de senderismo y los senderos para correr.

Solo que hay un problema.

En una ciudad con espacio limitado de parques y con uno de los mayores índices de obesidad infantil de la nación, el Departamento de recreación tiene un mensaje para los niños de San Fernando Valley.

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No corran en el parque O’Melveny.

¿No tiene sentido, verdad? Por supuesto que no, pero los Pacers Northridge, un club de campo traviesa sin fines de lucro para niños 5 a 14 años, ha descubierto que no es tan fácil luchar contra el ayuntamiento.

“Es un parque gigante con senderos para correr, y no se ha utilizado mucho”, dijo Jennifer Graves, director de los Pacers y uno de varios entrenadores voluntarios de campo traviesa del equipo. “Estamos corriendo por allí y hay otras personas, caminando, trotando o caminando a sus perros. No es que estemos luchando unos con otros por el espacio.

Y no es como si ellos hubieran aparecido apenas ayer. Los Pacers han utilizado O’Melveny Parque durante 20 o 30 años, posiblemente más. La temporada va de agosto a octubre, y el programa atrae a varias docenas los jóvenes de Valley que entrenan durante 90 minutos, dos veces a la semana, con supervisión de un adulto.

Siempre hay un encuentro competitivo por temporada también, y Graves dijo que los Pacers pagan por un permiso para utilizar el parque cada día que lo usan.

Pero el problema comenzó en septiembre cuando un empleado de parques y recreación, que vive en una casa propiedad de la ciudad dentro del parque O’Melveny, se acercó al equipo y emitió una advertencia.

“Estábamos por irnos del parque, ya finalizada la práctica”, dijo Graves, “Jim Newsom llegó en una camioneta y dijo: ‘ ustedes no pueden estar aquí. Ustedes no pueden practicar aquí’”.

Graves, dijo Newsom, un analista de gestión para el Departamento, le dio el nombre de un colega para pedir una explicación, pero ella no logró que él le diera ninguna respuesta a pesar de sus repetidos intentos.

Entonces ella fue a Granada HIlls recreation Center, donde fue informada por otro empleado que los Pacers iban a ser “vetados del parque”.

A pesar de que ella lo intentó, graves no pudo obtener una explicación satisfactoria de por qué los Pacers estaban siendo vetados de O’Melveny, solo vagas referencias a que el parque está designado para actividades pasivas y no para eventos activos como los deportes organizados. Así que ella se acercó a los miembros del personal del alcalde Eric Garcetti y del concejal Mitch Englander, quienes investigaron el asunto, pero ninguno de los dos equipos produjo el resultado que Graves estaba esperando.

Fue informada por el personal de Englander que se había llegado a un acuerdo en el que los Pacers podrían continuar practicando en O’Melveny esta temporada, pero tendrían que empezar a pagar $25 la hora.

Y ellos no estaban bromeando.

Los Pacers, que operan con un presupuesto ajustado, han tenido que pagar desde entonces $412.50. Pero esos papás pagan impuestos para sostener los parques, y no entienden por qué se vieron obligados a pagar un honorario además de sus impuestos.

La oficina de Englander me envió una supuesta declaración del concejal que fue un asqueroso indigesto de burocracia — “la seguridad de nuestros residentes, mientras practican, compiten o simplemente disfrutan de su parque público es nuestra prioridad número uno”. Bla, bla, bla y despiertame cuando tengas algo que decir.

¿Qué hay realmente detrás de la represión organizada del ejercicio los niños?

Corredores de L.A. Unified y otras escuelas de vez en cuando usan el O’Melveny, como hacen los clubes sin fines de lucro y al parecer algunos vecinos se han quejado acerca del tráfico, el estacionamiento y cuestiones de basura. La Junta de vecinos de Granada Hills debía reunirse el martes por la noche y llevar el asunto a la mesa sobre si se permitirán los eventos deportivos en el parque.

Ralph Kroy, un miembro del Consejo, me dijo que el O’Melveny debe funcionar como un parque natural, sin eventos deportivos organizados. Pero el concejal Michael Chibidakis dijo que él no puede entender cómo “alguien en su sano juicio” le diría a los niños no pueden correr en un parque.

Como resultado de mis consultas, Charles Singer, oficial de recreación y parques llamó a Graves el martes y le dijo que ella debería haber consultado con él inicialmente. Ella le dijo que trató a cualquiera y todos en el departamento, pero no logró llegar a ninguna parte.

Singer se mostró comprensivo, diciendole que la cuota de $25 no se le cobrará otra vez. En mi opinión, él debería de devolverle a los Pacers sus $412.50. Aunque Singer accedió a permitir que los Pacers continúen practicando en O’Melveny, el tema es discutible por el momento porque ha terminado la temporada de campo traviesa.

En cuanto al año que viene, Singer afirmó que el departamento echará un vistazo a ver si el O’Melveny puede albergar las prácticas y encuentros o si quizá sería mejor Hansen Dam u otro sitio. La portavoz del departamento, Rose Watson, me dijo que un ingeniero tendrá que mirar los senderos de O’Melveny, por razones de seguridad, antes de tomar una decisión.

La gente ha estado corriendo allí desde hace décadas, ¿y ahora necesitan un ingeniero para echar un vistazo? ¿Qué tal si en vez de un ingeniero enviamos el alcalde, el concejal de distrito y el jefe de parques allí para correr el circuito con los Pacers -si pueden seguirles el paso- y tratan de tomar una decisión ahí mismo?

Es perfectamente razonable que la ciudad exija permisos para grupos que quieren reservar lugares específicos en el parque para realizar eventos deportivos organizados. Pero por favor, no hay necesidad de hostigar a los niños que participan en una actividad segura, supervisada y saludable.

Cuando visité O’Melveny la semana pasada, dos escuelas cristianas iban terminando un encuentro de campo traviesa cuando Newsom, el empleado de parques que vive en el parque, llegó en su camioneta. Uno de los padres, John Hawkins, le pidió a Newsom que se detuviera porque los corredores iban a pasar por ahí. Dice que Newsom le dijo que los corredores bloqueaban un camino de acceso en caso de incendio.

“Lo que veo es una actitud de parte de un funcionario público, especialmente cuando su trabajo es hacer que cosas como estas ocurran”, Hawkins le espetó airadamente a Newsom después de que terminó la carrera.

Su trabajo principal, respondió Newsom, era la seguridad.

Bueno, sí, pero no había ningún incendio en el parque, y si lo hubiera habido, supongo que las personas se habrían apartado del camino.

Newsom, por cierto, insistió en que los Pacers nunca practicaron en el O’Melveny hasta hace poco, y que estaban matando la hierba. Se refirió a un parche seco que — es solo una conjetura loca de mi parte- podría haber tenido más que ver con la sequía. Le dije que estaba equivocado; los Pacers habían estado practicando en el O’Melveny durante décadas. Insistió en lo contrario.

Así que me pregunté cómo un chico como él se las arregló para conseguir las llaves de una casa propiedad de la ciudad.

Usted tiene que hacer una solicitud, me dijo.

Y ¿cuánto paga?

Paga un “ una cuota reducida”, dijo Newsom, lo cual es un lindo trato si usted puede conseguirlo. Estoy esperando respuestas del departamento de recreación en cuanto a cuánto paga Newsom y cuantos otros acuerdos como ese hay en la ciudad.

En una nota más brillante, pude ver a los Pacers entrenar, y algunos de esos niños pueden volar de verdad. Le pregunté a uno de ellos, Jeremy Vargas, de 13 años de edad, que pensaba de la posibilidad de ser desalojados y él tuvo más sabiduría que la mayoría de los adultos con los que hablé.

“No es correcto impedir que los niños corran en un parque público”, dijo Vargas.

Si desea leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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