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USC admite fallas en el caso del exdecano Puliafito y la información sobre su uso de drogas

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El presidente de la USC, C.L. Max Nikias, reconoció este miércoles que la universidad “podría haberse desempeñado mejor” en su manejo de un exdecano de la escuela de medicina quien, tal como descubrió una investigación del Times, consumía drogas y tenía vínculos frecuentes con delincuentes y adictos.

Nikias no detalló cómo podría haber actuado mejor la casa de estudios, pero dijo que la USC actualmente sólo cuenta con “procedimientos y pautas vagamente definidas para abordar el comportamiento de los empleados fuera del lugar de trabajo”. Asimismo, anunció la creación de un nuevo comité que examinará el fortalecimiento de esos procedimientos.

Sus comentarios marcan la primera vez que la USC admite que, desde hace más de un año, podría haber tomado medidas más decisivas para abordar el comportamiento del decano. Nikias y su administración han estado bajo la creciente presión de los profesores y los estudiantes para explicar por qué no actuaron de tal forma anteriormente.

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El miércoles, la Junta de Síndicos de la USC realizó su primera declaración pública sobre el tema; expresó que confía en que Nikias y su equipo trabajarán para “poner en marcha políticas y procedimientos que eviten que algo como esto suceda de nuevo”.

La noticia se conoció un día después de que la USC reconociera que recibió una llamada en marzo de 2016 de parte de un testigo, quien informó que el Dr. Carmen A. Puliafito había sido encontrado en una habitación de hotel, en Pasadena, con una joven que había sufrido una sobredosis de drogas.

Ann Fromholz, abogada con sede en Pasadena y exalumna de la escuela de derecho de la USC, quien ha llevado a cabo cientos de investigaciones de cuestiones laborales, expresó que las universidades y las corporaciones típicamente tienen procedimientos en marcha para tratar las denuncias. “Las personas llaman al jefe de la organización. A veces es la única persona a la que saben que pueden llamar; a veces se sienten frustrados porque no han recibido respuestas de nadie más”, comentó Fromholz. “Siempre hay procedimientos, en la oficina de un presidente o director ejecutivo, para manejar las llamadas como esas, que son derivadas al departamento apropiado, ya sea recursos humanos, el área jurídica o de seguridad pública”.”

El testigo le comentó a The Times que llamó a la oficina de Nikias y ofreció a dos empleados un relato anónimo acerca de la sobredosis; también exigió que la universidad tome medidas contra el decano.

Los registros telefónicos revisados por The Times demostraron que el testigo realizó una llamada de seis minutos a la oficina de Nikias el 14 de marzo de 2016, 10 días después de la sobredosis. El informante no esperaba que le devolvieran el llamado, pero le dijo a los empleados de la USC que alertaría a los medios de comunicación si no se tomaban medidas.

La semana pasada, el sucesor de Puliafito, el Dr. Rohit Varma, informó ante una decenas de estudiantes que la USC no había encontrado “ninguna evidencia, en particular, de esa llamada telefónica”.

Pero el martes por la noche, un especialista en manejo de crisis que representa a USC, Charles Sipkins, afirmó que la oficina de Nikias sí había recibido una llamada anónima sobre la presencia de Puliafito en el episodio de la sobredosis en el hotel. Sin embargo, el informe anónimo no había llegado a los administradores superiores, detalló Sipkins.

El testigo le contó a The Times que inicialmente habló con una mujer que respondió a las llamadas en la oficina de Nikias, a quien le dio una breve reseña de lo ocurrido en el Hotel Constance, en Pasadena, y pidió hablar con una persona en autoridad. Según el testigo, la llamada fue transferida a una segunda mujer, a quien le brindó una descripción detallada de la sobredosis y de la participación de Puliafito en el acontecimiento.

En una carta emitida el miércoles por la tarde y dirigida a la comunidad del campus, Nikias expresó que “actualmente, la universidad tiene una capacidad muy limitada para llevar a cabo investigaciones y dar seguimiento a las pistas o denuncias anónimas de esos comportamientos de los empleados”.

Sigue sin estar claro cuándo fue que los altos mandos de la USC se enteraron de las acusaciones que involucran a Puliafito, o si tomaron alguna acción en su contra antes de que la investigación de The Times fuera publicada, el 17 de julio pasado.

Pero este periódico hizo repetidos pedidos de comentarios o entrevistas en los últimos 15 meses acerca del decano, y en algunos casos se describió la información que los reporteros habían reunido sobre éste.

Los líderes de la USC nunca respondieron a las preguntas. No devolvieron numerosas llamadas telefónicas, no respondieron los correos electrónicos y una carta que solicitaba una entrevista con Nikias para hablar sobre Puliafito fue devuelta a The Times, sin abrir, por mensajería. El mensajero también entregó una queja escrita de Brenda Maceo, vicepresidenta de relaciones públicas y mercadeo de la USC, donde afirmaba que el reportero había “cruzado un límite” al visitar la casa de Nikias para entregar la carta.

El informe del Times de la semana pasada describió detalladamente cómo Puliafito mantuvo la compañía de un círculo de delincuentes y drogadictos, y utilizó metanfetamina y otras drogas mientras era decano de la Escuela de Medicina Keck. El artículo citó fotos y videos revisados por The Times, que mostraban a Puliafito y sus amigos -todos de entre 20 y los 30 años de edad- de fiesta, en 2015 y 2016. En algunas imágenes, los compañeros de Puliafito sostienen parafernalia relacionada con el uso de drogas, durante una visita después de horas a la oficina del decano en la USC.

Un miembro del círculo de Puliafito era una mujer de 21 años, que sufrió una sobredosis en presencia del oftalmólogo en un hotel de Pasadena, tres semanas antes de que éste renunciara repentinamente a su cargo como decano, en marzo de 2016, a mediados del trimestre de primavera.

La USC no ha indicado si el incidente se relacionó con la renuncia del médico.

Después de dimitir al cargo de decano, Puliafito, un reconocido cirujano ocular con estudios en Harvard, siguió formando parte del profesorado de Keck, aceptando nuevos pacientes y representó a la universidad en público hasta este mes.

Los comentarios de Nikias llegan en medio de la ira y los cuestionamientos a la USC sobre el comportamiento de Puliafito y la forma en que estos fueron manejados por la universidad.

El día en que se publicó la investigación de The Times, Nikias dijo en una carta a la comunidad del campus que la USC “analizaría y abordaría” el informe, pero también sugirió que la escuela no había determinado si era verdadero.

El viernes pasado, Nikias publicó una declaración más enérgica, donde señaló: “Estamos indignados y asqueados por el comportamiento de este individuo”. El mismo día, los funcionarios anunciaron que habían contratado a una exfiscal federal, que trabaja para un bufete de abogados con fuertes lazos a la USC, para investigar el asunto. Además, dijeron que Puliafito había sido excluido del campus y de “cualquier asociación con la USC”.

El presidente de la casa de estudios anunció que el preboste,Michael Quick, y el vicepresidente sénior de administración, Todd Dickey, formarían un grupo de trabajo para abordar cómo la universidad puede mejorar el manejo de este tipo de incidentes. También señaló que el grupo de trabajo debatiría cómo mejorar la comunicación entre diversas partes de la organización y el seguimiento e investigación de las denuncias anónimas, así como una mejor capacitación y servicios para aquellos con problemas de salud mental y otras cuestiones.

“Mientras estamos procesando nuestros sentimientos, así sea arrepentimiento, indignación, repugnancia, o simpatía, quiero dejar en claro que las acciones lamentables de un individuo no reflejan de ninguna manera el accionar generalizado de la universidad ni de nuestros miles de miembros del profesorado y empleados”, escribió Nikias.

John Mork, presidente de la Junta de Síndicos de la USC, publicó una declaración en la que expresó confianza en Nikias y Quick para abordar “este tiempo desafiante”. “Estos individuos tienen una larga y muy respetada trayectoria en la dirección de la USC, con visión e integridad hacia la excelencia”, escribió Mork. “Como presidente de la junta, estoy seguro de que trabajarán de forma rápida y decisiva para hacer todos los cambios necesarios, y pondrán en marcha políticas y procedimientos para evitar que algo como esto suceda de nuevo”.

Especialistas en gestión señalaron que existen tanto beneficios como desventajas al dejar que los altos administradores propongan reformas para los problemas dentro de sus propias organizaciones.

Raquel Rall, profesora adjunta de educación superior de UC Riverside y exalumna de la USC, manifestó que un equipo externo sería capaz de “ver más allá de la cultura institucional”. Por otra parte, las personas de la entidad, con un profundo conocimiento del sistema, podrían identificar más rápidamente las deficiencias, advirtió.

Traducción: Diana Cervantes

Para leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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