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Por qué Trump y Clinton duermen cada noche en casa, aun en plena campaña

Hillary Clinton aborda su avión de campaña en Nueva York, el día después del primer debate presidencial, en septiembre pasado.

Hillary Clinton aborda su avión de campaña en Nueva York, el día después del primer debate presidencial, en septiembre pasado.

(Brendan Smialowski / AFP/Getty Images)
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Es posible que los viajes de los candidatos presidenciales de este año sean los más extraños de la política estadounidense.

Casi todas las mañanas, Hillary Clinton y Donald Trump despiertan en sus propias camas -ella en una casa señorial en los suburbios del condado de Westchester, Nueva York, y él en un ático en lo más alto de la Trump Tower en Manhattan, o de vez en cuando en su finca Mar-a-Lago, en Florida- y abordan una caravana que los lleva hasta el aeropuerto más cercano.

Ambos vuelan en sus aviones de campaña a cualquier estado donde la contienda los lleve ese día y, después de uno o dos discursos, quizás una recaudación de fondos, por lo general regresan a casa para pasar la noche allí, en lugar de en un hotel de la carretera.

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En un año en el cual el ciclo de noticias gira más rápido que nunca antes, los propios candidatos parecen ir más despacio. Aunque estas nuevas rutinas pueden generar dudas a algunos veteranos de la campaña, son un reflejo de la cambiante naturaleza de las elecciones presidenciales, que según los profesionales de la política se han vuelto menos dependientes de discursos de campaña y cobertura de medios locales.

“Hay otras formas de llegar a los votantes además de los eventos de campaña, que están bien dirigidas y son muy eficientes y eficaces”, señaló Hari Sevugan, vocero de la campaña del presidente Obama en 2008, quien ahora es consultor.

Para Sevugan, los actos de los candidatos son buenos por tres motivos: sirven para recopilar información personal de los votantes que permite luego convocarlos, para captar la atención de los medios y generar energía entre sus seguidores. Eero en estos días, señaló, los mitines son en verdad necesarios únicamente para el tercer objetivo, ya que los candidatos pueden usar redes sociales y videos online para organizar a sus partidarios y difundir sus mensajes. Por otra parte, la cobertura de los medios tradicionales ya no es tan importante como antes, estimó.

El 81% de los adultos estadounidenses se informa en línea, un 12% más que hace dos décadas, según Pew Research Center. Un 62% lee noticias de las redes sociales, mientras que la lectura de periódicos locales ha descendido al 20%.

Las agendas de viaje de Clinton y Trump podrían verse más saturadas durante el mes próximo, pero su ritmo es un marcado contraste con otras campañas recientes, cuando los candidatos debían visitar varios estados por día y hacer frecuentes entrevistas con estaciones locales de TV y periódicos.

Katie Packer, jefa adjunta de campaña de Mitt Romney en 2012, remarcó una simple razón: ambos candidatos son de la tercera edad. Clinton tiene 68 años y Trump 70, la dupla más mayor jamás nominada. “Eso habla de la energía de ambos”, señaló Packer, quien ha comandado iniciativas anti Trump y también se opone a Clinton. “A mis padres les gusta dormir en su propia cama porque son viejos”.

Romney, quien tenía 65 hace cuatro años, tenía casas en Massachusetts, New Hampshire, Utah y California, pero por lo general pasaba la noche en sitios menos ostentosos durante sus trayectos, para ahorrar tiempo, dinero y dormir, recordó Packer. “Casi siempre se alojaba en algún hotel Courtyard by Marriott; nada que tuviera sábanas de algodón egipcio”, agregó en tono de broma.

Romney realizó 17 eventos en las dos semanas comprendidas entre los dos primeros debates presidenciales en 2012, detallo el American Presidency Project de UC Santa Bárbara. En el mismo período este año, Clinton realizó diez eventos, además de recaudaciones de fondos y pequeñas reuniones, mientras que Trump hizo 19.

Los calendarios de viaje de los candidatos también son dictados por cálculos estratégicos únicos para esta elección. Un simple tuit de madrugada de Trump puede avivar las noticias durante todo el día sin necesidad de repostar el avión de campaña, rentar espacio para un mitin y actuar frente a las cámaras de TV.

“¿Cuándo fue la última vez que vimos a un candidato crear un ciclo de noticias de 48 horas con un tuit de 140 caracteres?”, se preguntó Kevin Madden, un republicano quien también asesoró a Romney y, al igual que Packer, no apoya a Trump. “Él no necesitó gastar una gran cantidad de recursos de campaña en un evento local, no tuvo que trasladar un montón de personal hacia un evento ni debió volar con los periodistas a su lado”.

Clinton, por su parte, a menudo deja que Trump domine las noticias. Cuando se conoció el video del republicano presumiendo que su estatus de celebridad le permitía manosear mujeres, la candidata no realizó eventos ni hizo declaraciones públicas por dos días. “Hay un imperativo estratégico para dejarlo inmolarse sin ponerse en su camino”, señaló Bill Burton, estratega demócrata quien trabajó para la campaña de Obama en 2008. “Respeto una estrategia que deje que Donald Trump sea Donald Trump”.

Clinton también ha estado más dispuesta a hurgar en los preparativos de debate que Trump, incluso si eso la retira de la campaña por un par de días. El tercer y último debate será el miércoles próximo en Las Vegas.

La demócrata también cuenta con un equipo de seguidores populares y de alto perfil, que atraen a multitudes por su cuenta, entre ellos el presidente Obama, el vicepresidente Joe Biden, la primera dama Michelle Obama y el expresidente Bill Clinton.

También hay razones geográficas por las cuales los candidatos pueden volver a casa prácticamente cada noche. “Sólo hay dos estados indecisos al oeste del Mississippi”, señaló el encuestador demócrata Geoff Garin, en referencia a Colorado y Nevada. La campaña de Clinton ha dejado en claro que considera a Colorado como ganado, y por ello los viajes allí son menos necesarios. Por otra parte, ambos candidatos ya tienen una parada fija en Las Vegas para el debate de la semana próxima. Eso deja a los estados como Pensilvania, Ohio y Florida en la parte superior del itinerario de viajes. “No necesitan alejarse mucho de sus zonas de confort ni de sus zonas horarias”, estimó Garin.

Para John Weaver, quien asesoró las campañas presidenciales del senador John McCain en 2002 y del exgobernador de Utah John Kasich este año, esto marca un cambio notable respecto de las últimas elecciones. “Si uno debe estar de vuelta en Chappaqua o Manhattan cada noche, generalmente limita el calendario. Estoy acostumbrado a trabajar con candidatos que pasarán cuatro, cinco o seis días seguidos en la carretera… pero eso no es lo que hacen los nominados actuales”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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