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Por qué Estado Islámico quiere destruir los tesoros del mundo antiguo

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El costo humano de la ofensiva en Mosul -y de la brutal ocupación de dos años por parte de Estado Islámico- no se conoce todavía. Pero los tesoros culturales de la ciudad iraquí ya han sufrido gravemente.

Imágenes de satélite, testimonios de testigos -civiles que lograron escapar- y jactanciosos videos de Estado Islámico han proporcionado pistas en cuanto a la magnitud de los daños cometidos contra los sitios y artículos antiguos en Mosul. Sin embargo, los expertos señalan que la estimación completa de los daños tomará meses en realizarse, y que las riquezas históricas siguen en peligro.

El mundo tuvo una primera visión desalentadora del apetito de destrucción de Estado Islámico con las antigüedades en febrero de 2015, cuando el grupo dio a conocer imágenes online de extremistas arrasando con martillos el museo central de Mosul, donde derribaron frisos y rompieron estatuas. Algunas de estas piezas eran réplicas, pero otras eran genuinas e invaluables.

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Antes de la captura de Mosul, Estado Islámico había hecho de la demolición de sitios una práctica común mientras se apoderaba de franjas de territorio sirio e iraquí -tomando como objetivo particular los santuarios asociados con minorías religiosas como cristianos o yazidis, o aquellos venerados por los musulmanes chiítas, todos ellos considerados herejes por el grupo-.

Los ataques de la agrupación, el año pasado, sobre las impresionantes ruinas del desierto de Palmyra -junto con el horrible asesinato del anciano sirio curador del lugar- también evidenciaron el punto de que ningún vestigio de la gloria pasada está a salvo en las zonas bajo influencia de Estado Islámico.

Pero fue el ataque al museo de Mosul que puso al grupo en primer plano cuando se trata de destrucción cultural a gran escala, lo cual encarna la visión puritana del Islam que posee Estado Islámico y simboliza la incapacidad de las potencias occidentales para proteger los sitios y objetos preciosos.

“Los grandes eventos espectaculares que ellos graban en video son básicamente propaganda, para dar la idea de que pueden actuar con impunidad”, expresó Amr al-Azm, profesor de historia y antropología de Medio Oriente de la Universidad Estatal de Shawnee, en Ohio.

El norte de Irak, un manantial de antiguas civilizaciones, como los imperios asirio y acadio, es un tesoro de antigüedades. Cerca de 1,800 sitios arqueológicos registrados de Irak se encuentran en áreas que están o han estado bajo el control de Estado Islámico.

Los expertos sostienen que la ola de daños se asemeja a una limpieza cultural; un intento deliberado de borrar las huellas de siglos de coexistencia sectaria, una noción que es repugnante para Estado Islámico. “La destrucción no es sólo de las estructuras físicas; es de la textura de la ciudad y las vidas de las distintas comunidades”, aseveró el profesor Bernard Haykel, especialista en estudios de Oriente Próximo en la Universidad de Princeton.

Estado Islámico ha cosechado importantes ingresos por tráfico de reliquias arqueológicas en el mercado negro. El grupo “considera las antigüedades como un recurso natural, tal como la minería o el petróleo”, sostuvo Christopher Jones, historiador de la Universidad de Columbia que ha documentado el daño cultural en la región a través de su blog.

Como Mosul y sus pueblos cercanos en la provincia iraquí de Nínive han sido desconectados del mundo exterior desde que el grupo tomó control, en junio de 2014, la situación de muchos sitios importantes es desconocida, pero quienes trabajan en el área asumen lo peor.

A medida que los atacantes iraquíes y kurdos se cierran sobre Mosul, los militantes de Estado Islámico pueden optar por luchar en áreas como la Ciudad Vieja, que está poblada de mezquitas y edificios históricos, remarcó Michael Danti, profesor de arqueología de la Universidad de Boston, quien se encuentra en Kurdistán iraquí para un trabajo de campo.

“Es una densa combinación de barrios históricos con estrechas calles y callejones; sospecharía que Daesh usará esta área para esconderse y resistir la ofensiva”, afirmó Danti, empleando el acrónimo árabe del grupo. “Esto tiene un potencial de causar grandes daños”.

El video del museo puede haber generado los mayores titulares de la prensa, pero la campaña de destrucción cultural de Estado Islámico en la ciudad comenzó hace meses, casi tan pronto cuando el grupo tomó el control.

En los primeros días de la ocupación, libros y manuscritos antiguos, además de instrumentos científicos árabes con siglos de antigüedad, fueron destruidos o saqueados. La biblioteca de la Universidad de Mosul fue incendiada, y la biblioteca pública de la ciudad fue destruida y arrasada.

Otros objetivos en Mosul incluyeron una mezquita dedicada al profeta Jonás, quien en la narrativa bíblica viajó a la antigua Nínive para advertir de la destrucción inminente, que luego se disipó por el arrepentimiento de la ciudad. Conocido en árabe como Yunus, Jonás era reverenciado por muchos musulmanes y cristianos. Pero Estado islámico prohibió la veneración y lo dejó en claro mediante la voladura del sitio.

No toda la destrucción ha sido documentada. Incluso en el caso del museo de Mosul, aún se desconoce el destino de los objetos alojados en salas que no se ven en el video permanece desconocido. El clip de cinco minutos, producido hábilmente, abre con un verso del Corán acerca de la adoración de ídolos, antes de que un narrador clame contra los politeístas y herejes, y comience el caos.

En el video del museo se muestra también a los militantes atacando la Puerta de Nirgal, entrada de Nínive, en las afueras de la actual Mosul. En el enorme portón, un ícono de la riqueza y el poder del imperio asirio, combatientes de Estado Islámico aplastan con determinación las estatuas de los guardianes, mitad animales y mitad humanos.

El daño no se limitó sólo a Mosul y sus alrededores. La ciudad fortificada de Hatra, un sitio que fue declarado patrimonio universal por la UNESCO, a 68 millas al suroeste de Mosul, fue invadido por combatientes islámicos en 2014 y el video los muestra disparando con armas automáticas a las esculturas y otras estructuras. El sitio fue reutilizado poco después como depósito de municiones.

El saqueo y la destrucción absoluta han causado pérdidas incalculables en todo el califato autoproclamado de Estado islámico, en partes de Irak y Siria. Irina Bokova, directora general de la agencia cultural de las Naciones Unidas, afirmó que la campaña deliberada de aniquilamiento cultural por parte del grupo es un crimen de guerra.

Los meses de ocupación del área de Mosul han permitido a los militantes de Estado Islámico adoptar un enfoque pausado de la profanación y destrucción, y volver a algunos sitios una y otra vez para acabar con todo. “Desafortunadamente, en Mosul”, señaló el historiador Jones, “podría ser cuestión de quedarse sin nada más por destruir”.

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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