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Por 25 años, los restos quemados de un adolescente fueron un misterio; ahora, la policía tiene una respuesta

Agitadores en Florence y Normandie.

Agitadores en Florence y Normandie.

(Kirk McKoy / Los Angeles Times)
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Este mes, el Departamento de Policía de Los Ángeles llegó al hito de 25 años desde los disturbios de 1992 en la ciudad. La agencia también cerró un largo capítulo en esta historia de violencia, que cobró más de 60 vidas.

Armando Ortíz Hernández, hasta ahora conocido sólo como John Doe (nombre desconocido) número 80, fue identificado a través de huellas dactilares. Hernández, de 18 años, estaba dentro del taller de reparación de autos ubicado en 5801 S. Vermont Ave., justo al norte de Slauson Avenue, cuando éste fue incendiado, poco después de que los disturbios comenzaran, el 29 de abril de 1992. Su cuerpo no fue hallado hasta el 2 de mayo.

Jorge Macías era un joven oficial que patrullaba el área en ese entonces. Fue él quien descubrió el cuerpo. Macías debió esperar 25 años para saber el nombre del fallecido. Ahora, habló con The Times acerca del momento en que encontró a la víctima, y qué fue finalmente necesario para lograr su identificación:

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SEÑALADO POR UN CHICO

‘Oficial, ¡hay un hombre muerto aquí!’

Estas son las circunstancias que llevaron al hallazgo inicial del cuerpo de la víctima. Aunque había sido asignado para trabajar en la División de Patrulla Sudeste, este incidente tuvo lugar en la División 77º. Estaba patrullando durante el tercer día de los disturbios, cuando un niño de 10 años me indicó algo. Dijo: “Oficial, ¡hay un hombre muerto aquí!”, y señaló una pila de escombros quemados en el lado oeste de la calle, que creo recordar era Figueroa o Vermont. Le pedí que me indique dónde, y nos aproximamos a la estructura, todavía ardiente. El muchacho señaló más allá de unas vigas que habían caído en ángulos agudos, aparentemente desde el techo cuando éste había colapsado, sellando así el destino de la víctima. Debí agacharme y pasar por un laberinto de obstáculos, incluyendo las vigas de acero ennegrecido, hasta llegar a los restos.

EL HALLAZGO DE LOS RESTOS

‘Ese se convirtió en uno de los momentos sobresalientes de mi carrera’

El suelo estaba cubierto con unas cuatro pulgadas de materiales de construcción, entre ellos placas de yeso empapadas, que eran como una espesa niebla opaca. Al ver el cuerpo, noté partes expuestas, entre ellas una pierna, de la cual podía verse el hueso. Sin embargo, el rostro y los brazos habían sido salvados por los residuos de tierra que los habían protegido, momificando de alguna manera esas partes del cuerpo y salvándolas de las llamas. Recuerdo haber pensado que la oficina del forense quizás podría ser capaz de obtener huellas dactilares y de identificar el cuerpo para que los seres queridos supieran de lo sucedido. Como oficial joven, ese se convirtió en uno de los momentos sobresalientes de mi carrera. Notifiqué a la División de Comunicaciones y coloqué la cinta amarilla que resguarda las escenas del crimen, como tantas veces lo había hecho durante ese momento tan tumultuoso.

HALLAR UN CIERRE

‘Me siento aliviado de que al fin haya un nombre para esta persona’

Recuerdo haber pensado que el niño que había visto el cadáver nunca debería haber presenciado esa escena tan macabra. Este último pensamiento me ha acompañado durante todos estos años, y narré la experiencia muchas veces a mis hijos cuando ellos me preguntan acerca de esos tiempos difíciles.

Continué con mi carrera y, eventualmente, fui nombrado sargento y teniente, donde hoy superviso el reclutamiento para el Departamento. Sin embargo, nunca olvidé a esa víctima, ni al muchacho que me llevó hacia el cuerpo. Me siento aliviado de que por fin haya un nombre para esta persona, y un cierre (si es que eso es posible) para su familia.

Macías es ahora teniente de la Sección de Reclutamiento del LAPD.

Oficiales del LAPD en un cruce en 50th Place y Vermont Avenue, el 4 de mayo de 1992, unas pocas cuadras del sitio donde fue hallado el cuerpo.

Oficiales del LAPD en un cruce en 50th Place y Vermont Avenue, el 4 de mayo de 1992, unas pocas cuadras del sitio donde fue hallado el cuerpo.

(Ken Lubas / Los Angeles Times)

Traducción: Valeria Agis

Para leer esta historia en inglés haga clic aquí

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